Capítulo 20

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Narrado por Abadonna.

El chico estaba tumbado en su cama y no se levantaba ni para comer. Estuvo así toda la tarde y pareciera que no tenía vida. Es que fue estúpido al besar a Danilo. Yo sabía que el otro no sentía nada por él, es mas, lo utilizó para poder salir con la ex de Facundo.

Una chica muy hermosa con la cual el castaño estuvo durante una semana para calmar las habladurías de la gente referente a su sexualidad.

Pero hay que ser bien desgraciado para hacer eso, tan buena gente que se hacía ver. Pero quien soy yo para decir eso, si soy un ser vil y despiadado que destruye familias y lleva a las naciones a la guerra. Yo soy el que mas destruyó la vida de Facundo.

Los Angeles y los demonios somos como los humanos, tenemos el libre albedrío y la libertad te lleva a cometer errores.

Me acerqué a su cama y lo miré con cautela, no quería provocar reacciones en su cuerpo debido a la alta energía que emano.

Un sentimiento raro se aloja en mi pecho, un sentimiento que jamás he sentido. Es doloroso e inexplicable .

El perro al notar mi presencia empezó a gruñir. Los animales son los únicos que nos pueden ver, nadie mas, ni siquiera los médium ya que ellos no pueden ver nada ni comunicarse con las almas de los muertos porque el alma también muere con el cuerpo. Los únicos inmortales somos los ángeles, los demonios y El Creador.

Facundo al escuchar a su perro levantó la cabeza mirando a todos lados, como buscándome.

- Se que estas aquí- dijo al vacío- y también sé que mataste a mi abuela- quería aparentar rudeza en su voz, pero más parecía que quería llorar al recordarla. Yo no la maté sólo quería divertirme un rato con ella y... murió. No es para tanto- pero quiero que sepas que no me vas a ver caer- uy, no ¡Que miedo! Jajaja- vas a salir de mi casa y de mi vida. Supongo que ya estarás satisfecho por lo que le hiciste a Thomas.

OK, con Thomas la cosa es diferente, ese chico debe morir y pues hablaba mucho tanto que desesperaba y sin contar las pendejadas que hacía en su casa cuando sus padres no estaban. Aunque no fueron tan graves los cortes que le hice.

- Facundo- el padre del chico tocó la puerta. Ni cuenta me di que llegó- ábreme la puerta- el chico se levantó de su cama con rapidez se mojó la cara para disimular su estado.

- Un rato, papá- abrió la puerta y vio a su padre con ropa deportiva.

- Cambiate para ir al patio a jugar fútbol, rápido.

- Papá ¿No estás cansado? Recién llegas de trabajar.

- Para nada, haría lo que fuera con tal de pasar mas tiempo con mi hijo. Te veo triste y melancólico todo el tiempo, es hora de superar las cosas malas.

- Está bien, papá. Espera a que me cambie y salgo.

- Ya, te espero afuera antes que tu mamá llegue.

El chico regresó a su cuarto y empezó a desvestirse. Era la primera vez que me quedaba viéndolo de esa manera, siempre estaba ocupado con Thomas vigilándolo pero ahora no tengo por que hacerlo. Su piel blanca y bronceada en los brazos y piernas hacían contraste. Estaba en bóxer a lo que observé con más detalle. El perro por suerte había salido de la habitación así que podía desplazarme por donde quiera y eso fue lo que hice, me acerqué a él y pude oler su aroma a miel y manzanilla.

Se detuvo en medio de su acción y miró a su alrededor, ya se habrá dado cuenta que esta siendo observado así que se cubrió con la ropa que tenia para hacer deporte y se la puso con rapidez. Salió de ahí y corrió por las escaleras rumbo al exterior.

Yo, Demonio [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora