Capítulo 2

1 0 0
                                    

Narciso

Acabamos de comer, mi padre llevó su plato a la cocina y salió por la puerta. Jason soltó todo el aire que había estado reteniendo y Abby se rió de él

-Creía que te ibas a ahogar. No estabas respirando- dije bebiendo del zumo

-Narciso, esto va enserio. Sabes que cuando papá está así no mide sus palabras, esto podría haber sido un río de sangre. He pasado miedo de verdad.

-Lo sé Jason, pero... ¿Qué debo hacer? ¿Aguantar su basura sin rechistar? Yo también tengo días de mierda pero no toco los temas tabús. Por algo los llamamos tabús. Es algo que de verdad me afecta. Me cambió como persona...

-Ya lo sabemos Narciso- habló Abby- Siempre lo dices. Te cambió como persona y te cambió la vida. Pero a nosotros también. Lo que ha dicho tu padre te ha hecho daño, pero a nosotros también y no hemos estallado como tú lo has hecho-rodé los ojos

-Lo sé- dije. Jack me miró

-¿Algún día me contaréis lo que pasó?- preguntó. Jason sonrió y alborotó su pelo

-Yo mismo te lo contaré cuando seas un poco más mayor.- miré el reloj y llevé el plato a la cocina

-Hoy fregáis vosotros- dije. Abby me miró bastante mal

-Como toda ésta semana. Debes asumir tus tareas- dijo mi amiga

-Y vosotros debéis asumir vuestro amor y no lo hacéis. En realidad hay cientos de cosas que deberíamos hacer y no hacemos- me encogí de hombros.-Me voy, llamad si queréis algo

Salí de casa y comencé a andar sin ningún rumbo fijo. Me senté en un bordillo y la tarde me cayó encima. Mikel, un viejo amigo de la familia salió de su casa, iba sin camiseta y en pantalón de deportes. Mikel no tenía unos abdominales impresionantes pero sí tenía unos brazos fuertes y unas piernas con las que podría levantar hasta tres elefantes y era muy guapo. Tenía el pelo bastante corto y unos ojos verdes que te dejaban alelada. Se sentó a mi lado, abrió un paquete de tabaco y me tendió un cigarrillo. Cogí uno y me acerqué a su boca donde el tenía otro ya encendido. Permanecí cerca de el los segundos suficientes para que mi cigarro se encendiera, di una calada y solté el humo.

-Narciso- me llamó. Lo miré durante un par de minutos sin decir nada. Examinaba cada parte de mi rostro, yo sonreí y le di otra calada al cigarro

-Si quieres te doy una foto- parpadeó y acompañó mi risa

-Lo siento- dijo y miró de nuevo al frente- ¿Te puedo preguntar una cosa?

-Claro, lo que quieras- dije expulsando humo de mis pulmones

-Eres preciosa ¿Lo sabes no? - sonreí nuevamente. Mikel era la única persona con la que sonreía tanto. Era amigo de mi hermano y también amigo mío desde que eramos pequeños. Su madre murió hace unos cuantos de años y fue muy difícil para todos. Aún así, su madre es la persona más buena y bonita que he conocido en mi vida.

-Sí, Mikel- ahora él me sonrió a mi- Sé que soy preciosa

-¿Sabes que te quiero? - sonreí de nuevo

-Sí, Mikel. Sé que me quieres- di de nuevo una calada

-Siempre hemos sido amigos. ¿Por qué somos amigos?- preguntó frunciendo el ceño

-Pues... No sé porqué eres mi amigo. Pero sé que soy amiga tuya porque eres el único que se atrevía a pararme los pies, el único que se los paraba a mi hermano- dije y lo mire

-No lo entiendo- dijo confuso

-Vale. Imagínate que voy en un coche que va a toda velocidad y sin frenos en dirección a un gran muro de titanio- él asintió- todos creen que voy a demasiada velocidad y que ya no merece la pena intentar frenarme, menos tú.- sonrió- Tú te montas en el coche conmigo, cuentas un estúpido chiste y te ríes de mi porque no recordaba que el freno de mano existía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 03, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

NarcisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora