Capítulo 1: ¿Vida social?

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CAPÍTULO 1

¿Vida social?

 

En cuanto oí sonar el despertador; me levanté de mi cómoda cama para empezar con la misma rutina de cada día.

En el momento en que estuve vestida y peinada; me atreví a mirarme en el espejo; pero nada había cambiado en estos últimos dos meses. No se reflejaba la antigua Lucy animada y sarcástica. Solamente se reflejaban unos tristes ojos azul-grisáceos, en un cansado rostro. Nada típico para una chica de 18.

Aunque pensándolo mejor, típico no es una de las palabras con las que me describiria. Depresiva, tal vez.

Fui a la cocina a tomarme el café de cada mañana. Alcancé una taza de los armarios de arriba, y al dirigirme hacia la cafetera, me di cuenta de que tenía una nota.

Lucy,

Me quedo el fin de semana con Alexno volveré hasta el domingo por la tarde

Espero que no te importe.

P.D.: Recuerda comprar azúcarno sabes lo amargo que me ha sabido el café esta mañana.

P.D.2Ya se que me tocaba a mi ir a comprar esta semanapero iré la que viene y la siguientelo siento :)

xJanex

"Tienes suerte de que no tenga vida social" pensé.

Jane... ¿que decir de ella? Bueno, lo primero, es que este es su piso, y... bueno, ya descubrireis sus rarezas con el tiempo.

Ella tiene veinte, y como era la ex-novia de un amigo de mi hermano, ya nos conocíamos; así que cuando se enteró de que buscaba un piso, digamos que me acogió, aunque le pague mi parte cada mes.

Se podría decir que todo lo que tengo es gracias a mi hermano, ya que quien me dio trabajo fue un amigo suyo. Ahora que tengo trabajo, me puedo pagar el instituto y mis clases de baile.

Pensando en todo eso, se me fue la hora, así que cuando volví a mirar el reloj, me di cuenta de que solo me quedaban diez minutos para llegar al instituto.

Antes de dirigirme hacia la puerta, cogí el bolso color blanco que estaba encima la encimera del comedor y en el que se encontraban mis libros de clase y mis llaves del piso.

Al llegar a la escuela, me di cuenta de que ya me había perdido cinco minutos de la primera clase, aunque como de primera materia me tocaba sociales, y el profesor siempre llegaba tarde...

Pero no.

"Hoy no es mi día" Pensé, al ver al profesor y a media clase con su mirada dirigida hacia mí.

- Llega tarde - Me dice el suplente de mí profesor de sociales.

"Justo el primer día que llego tarde, y el de sociales no está... vaya suerte la mía"

Pero en vez de decirlo, solo asiento, y voy caminando a paso rápido hacia mi asiento, que se encuentra en la punta izquierda de la clase, al final de todo.

Al acabar la clase, el profesor nos puso tres páginas de deberes para el martes de la semana que viene.

"Al menos, ya tengo algo que hacer para el fin de semana" pensé, mientras los demás de la clase rezaban por que fuera una broma de mal gusto; ya que este fin de semana habría una fiesta.

El suplente ignoró las súplicas de algunos de mis compañeros y se fue, para poder dejar la clase al siguiente profesor.

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"Al fin" pensé, en cuanto oí sonar el timbre que anunciaba el fin de las clases. Cogí mi bolso, y me dirigí hacia la salida del aula.

Era un viernes por la tarde, así que tenía que empezar a organizarme el fin de semana.

1/ Hacer las compras.

2/ Hacer los deberes.

3/ Buscar clases de baile.

"Bueno, no ha sido tan difícil" Me comenté a mí misma; mientras entraba en mi coche y lo ponía en marcha.

Al llegar en casa, me encontraba tan cansada, que me puse el pijama y me pasé la mayor parte de la tarde, por no decir toda, durmiendo.

Cuando me levanté, ya eran las siete y media de la mañana; así que me cogí unas mayas negras, una sudadera de mi hermano, mis vans blancas y me puse a limpiar el piso, no sin antes haberme tomado mi valioso café. Al acabar, miré el reloj, y ahí, es cuando me di cuenta de que si no iba a comprar ya, me acabarían cerrando el supermercado en las narices, y hasta las tres, no volverían a abrir.

"Mejor que vaya ahora" Pensé "No me apetece nada salir de casa después de comer"

Cogí mi bolso, y me fui a comprar el azúcar para Jane, y las demás cosas de la lista.

Cuando llegué al supermercado, fue una grata sorpresa no encontrar a una multitud de gente, como suele pasar las tardes de los sábados.

Me dirigí donde estaba el apartado de azúcar, ya que era lo único que me faltaba por comprar, pero como siempre, habían vuelto a cambiar las cosas de orden, al menos el azúcar.

"Nunca entenderé porque hacen eso, solo hacen que se me líe más la cabeza"

Al parecer, mi rostro reflejaba el problema que tenía, ya que se me acercó un chico bastante atractivo para ir vestido con el uniforme del supermercado. Que parecía tener unos 17 años.

- Hola, he visto que llevas unos diez minutos dando vueltas sin parar, ¿necesitas ayuda? – Al oír esa pregunta, lo único que pude hacer, es asentir desesperadamente.- Haber, ¿Qué buscabas?

"El azúcar" – le contesté. Pero no debió oírme, ya que parecía que aun esperaba mi respuesta, así que le señalé lo que me faltaba de la lista.

- ¿Azúcar?, sígueme.

[...]

- Et voila, aquí tienes tu querido azúcar.- Me comentó sonriendo y señalando el azúcar.- Por cierto, me llamo Connor, Jack Connor.- Le sonreí sin mostrar mis dientes, y asentí en forma de despedida.

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Al llegar a casa, no podía parar de pensar en el tal Connor, bueno, Jack.

"¿Por qué se habrá presentado con su apellido en vez de con su nombre como cualquier persona normal?"

Eso me daba dos opciones.

1| Él no es una persona normal.

2| Es una persona importante, o de buena familia que quería que le reconociera.

"Fuera cual fuera de las dos, lo mejor será no acercarme mucho a Jack Connor"

Nota mental: Buscar otro supermercado sin tíos raros.

Beautiful SlumpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora