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Winwin ingresó al establecimiento donde trabajaría, estaba emocionado debido a que con ello podría recibir lo necesario para mantenerse económicamente. Al ser un omega, no podía esperar una vida llena de lujos por su propia cuenta. Tampoco podía pasar por alto que desde pequeño le enseñaron a resignarse a "un pésimo futuro" por su condición de omega.

A pesar de ser un chico lindo, estudioso y con valores, no podía acoplarse bien en la sociedad. Los omegas varones eran considerados por la mayoría los inferiores de la jerarquía. Lamentablemente era inevitable tener que pasar por cientos de miradas y humillaciones por la gente con ojos juzgadores, por ser un hombre con un aroma tan dulce y peculiar.

Por el contrario, Yuta esperaba al nuevo chico que estaría en el puesto de limpieza. Como buen alfa, era el jefe y el orgullo de muchos. Sin embargo, intentaba tratar a todos por igual y tranquilizar su instinto en situaciones que lo ameritaban. Nadie podía pedir más de él, era una joya para la sociedad. Incluso varios alfas le tenían un respeto desmesurado y bien ganado lo tenía, todo con mano limpia y a base de su esfuerzo.
Era exhaustivo tener una lista larga de pretendientes, cada uno buscando su atención por cualquier cualidad que este tuviese; dinero, fuerza, reputación, educación, etc. Pero Yuta era un soñador, tan solo buscaba a su pareja para que lo amará no por una sino todas y cada una de las cualidades que lo hicieran ser él mismo.

Yuta observó a un lindo chico entrar, su aroma golpeó todos sus instintos y se sintió abrumado por un brisa cálida. El pequeño omega tenía una posición nerviosa y estaba temeroso, lo podía oler a leguas, tanto que ni siquiera podía mantener la mirada al alfa. Pero un sudor en sus manos y un tenue sonrojo hizo todo distinto, su alma animal estaba un tanto extraña, por un momento tuvo miedo de un celo adelantado pero lo descartó porque no tenía al alfa haciendo movimiento indebidos.

- Mi nombre es Nakamoto Yuta, seré tu nuevo jefe. Tu puesto será ese lugar, te encargarás de mantenerlo en buenas condiciones ¿Entendido?- La expresión del japonés se encontraba neutral, sin embargo, sentía como sus entrañas estaban en un constante revoloteo de mariposas.

-Lo tengo entendido, señor. Soy Dong Sicheng.- Hizo una reverencia.- Estoy a su servicio desde hoy.

Sicheng estaba consciente de la manera en que debía tratar a los alfas. Habían tantas personalidades, la mayoría tan vil con los de menor poder y el respeto, que en realidad era miedo, hacia ellos era necesario. Pero con Yuta no se sintió así, estaba temeroso pero no de él.

Estaba acomodando sus cosas para comenzar a limpiar. Sintió el olor que desprendía el alfa, el cual no le molestaba en absoluto. Se quedó pasmado al sentir su cabeza ser inspeccionada con delicadeza, intentado respetar su espacio personal.

-Aún no tienes alfa.- Sentenció Nakamoto.- Me moría de la curiosidad, lamento mi atrevimiento.- y en ese momento ambos lo sintieron, el simple roce de sus pieles activaban sus instintos. Era difícil explicar la conexión por el mero hecho que era tan espiritual que las palabras se quedaban cortas.

El instinto que ellos tienen rara vez se equivocaba, desde el simple olor hasta el roce de sus pieles. No es algo que se pueda elegir, solo se siente y es imposible no comenzar a cortejar a tu pareja destinada.

-Nakamoto, aléjate del chico ¿quieres?- Su burbuja fue interrumpida por el omega Lee Taeyong. Un trabajador responsable e innegablemente hermoso. Yuta lo consideraba su fiel amigo, sin contar las veces en que le había echado mano en sus celos. No era un secreto el enamoramiento que el omega pelirrojo tenía con el japonés.
Tal vez ese chico sabía que Yuta no era su pareja, pero tal vez ese chico no lo quería aceptar. Por el simple hecho que en Yuta encontraba todo lo que siempre deseó.

Winwin abrió la boca sorprendido, incluso dejando los celos de lado. Estaba impresionado por el carácter que ese chico había tomado con Nakamoto. El alfa en cualquier momento podría utilizar su voz animal y herir al omega hasta hacerlo llorar de dolor.

- No puedo alejarme de él.- Puso su mano en el hombro de Winwin.- Taeyong, creo que lo encontré. Es mi pareja destinada.- Sus ojos brillaban hasta el punto de hacerme competencia a la estrella más grande del cielo.

El chico de cabello rojo dejó escapar un leve gruñido. Tratando que no se transformará en un mísero aullido, le dolía en todas las maneras posibles. Le ardía ver cómo se olfateaban, sus roces, el contacto visual que mantenía. Odiaba que en cuestión de minutos hayan podido crear una conexión irrompible, no había nada más fuerte que encontrar a esa persona y lo peor es que no podía pensar en cómo separarlos.

Sayonara hitori  -Yuwin/Yutae [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora