7: Sola

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Regresaba a casa caminando con Stalin pues no sabíamos donde estaba Amy y el seguía divertido por ese horrible duende y a veces sonreía mientras agachaba la cabeza.

-¿Qué te pasa?-le pregunte algo molesta.

-Nada ¿por?

-Mucho te ríes.

- ¿Enserio?...Bueno creo que no hay razón.

-Yo diría que si-dije igualmente molesta.

-¿Estas enojada?-pregunto asombrado.

-No estoy muy feliz veras-dije sarcásticamente.

-¡Ay! que bueno por un momento pensé que te me pusiste enojada-dijo calmándose a sí mismo.

-Parece que eres de otro planeta-dije muy molesta.

-Tu mientes, si estas enojada y si soy de otro planeta.

-¡¿Si?!-pregunte casi gritando o bueno gritando.

-¡No no no! yo solo decía-dijo calmándome.

-Mentiroso mejor me voy con mis amigos-dije desviándome a la calle de la izquierda.

-¿Amigos? y yo que pensé que yo era tu amigo- me dijo fingiendo tristeza mientras me alejaba de el.

-Si lo eres pero quiero ver a los demás-le dije algo "tierna" para que se calme.

-¡ay! gracias por eso te quiero amiga ¡bye!-me dijo con una gran sonrisa sacudiendo su mano en símbolo de despedida.

Solo sonreí y sacudí mi mano para despedirme también...

Seguía caminando se me hace una eternidad y siento que si sigo a la casa de Santiago como planeo hacer me ira muy mal, pero... que es el instinto de una persona siempre nos equivocamos tengo que ir no voy a romper mis planes por unos presentimientos. Ya llegue y toco la puerta.

-Hola Elizabeth-abren la puerta- ¿vienes a ver a Santiago?-me pregunta la mamá de Santiago.

-Si señora-le digo gentilmente con una sonrisa.

-Entonces pasa-me dice dándome paso entro y cierra la puerta y va atrás de mi mientras me dirijo a la habitación de Santiago.

Toco la puerta de la habitación de Santiago y una voz fingida y gruesa contesta.

-¿Quien es el monstruo?- es Santiago.

-¡Que monstruo ni que nada soy yo Santi!-digo fingiendo enfado pero una carcajada al final me traiciono.

-¡Pasa monstruo femenino!-me dijo calmándose yo abrí la puerta y vi el desorden simplemente me reí y rodé los ojos-¡ ayúdame monstruo!

-¡wuuuuaaaaa!¡traigo granadas, toma!- dije riendo y fingiendo ser un monstruo mientras lanzaba una "granada imaginaria"-¡muere, muere!-dije fingiendo disparar.

Jugamos un buen rato estuvo muy divertido según yo siendo monstruo y Santiago decía ser un super héroe como los del cine al final terminamos fingiendo una pelea el y yo, el decía que yo soy el malo y que debo perder. 

Me canse de tanto jugar a ser monstruo y me lance a su cama y el se levanto del piso y me hizo cosquillas.

-¡no! no ¡basta! ya no mas por favor- dije entre risas.

-Como que basta ¡eh! como que basta-decía y no me paraba de hacer cosquillas hasta que tocaron la puerta.

-¡Chicos!- abrió la puerta la mamá de Santi- ¿quieren comer?-nos dijo mientras extendía su mano en señal de paso para que vallamos al comedor.

El gracias a dios no me hizo mas cosquillas y exclamo.

-¡comida!¡ehhh!-se aparto y se fue mas rápido que yo al comedor yo le seguí despacio y caminando con calma.

La mamá de Santi nos sirvió una rodaja de pastel con leche y el comió muy rápido saco su celular y jugaba geometry dash mientras me esperaba a que acabara de comer.

-¿Qué mas Elizabeth Evans?-me pregunto hecho el serio.

-Nada-dije alzando los hombros.

-¿En donde vives veee? ayer toque la puerta de tu casa y no había nadie-dijo hecho el niño caprichoso.

-Bueno es que mi papá se fue de viaje y me toco ir a vivir a la casa de al lado.

-¿la casa del nuevo?-dijo extrañado.

-Si, ¿tiene algo de malo vivir ahí?

-No nada... bueno si.

-¿Qué?-le pregunte dejando de comer por un momento.

-Ese chico tiene algo raro y mucho aunque es fuerte, es buen amigo del colegio pero para confiar tanto en el... no creo.

-El es bueno...es un viejo conocido de mi papá y por eso me dejo a cargo de ellos.

-Enserio razón tu papá también es raro aunque es shido-dijo encogiendo los hombros.

-Mi papá no es raro-dije alzando una ceja-¿o si?

-No claro que no, es muy agradable- dijo la mamá de Santiago.

-Lo vez-dije dirigiéndome a Santi.

-Bueno no dije que sea desagradable solo dije que es raro, pero ese tal Stalin si es desagradable.

-No lo es no lo juzgues así por favor- dije con algo de enfado.

-A si, y si lo juzgo ¿qué?-me dijo con tono rebelde.

-Nada ¡¿qué quieres que haga yo?!-dije en alta voz.

-¡Que te vayas de esa casa!-grito finalmente.

-¡No me iré!-grite también.

-¡Pues entonces sufre las consecuencias!-grito.

-¡¿Cuales consecuencias?!-grite.

-¡Se acabo! ¡Es todo! ¡ya no somos amigos!-grito, golpeo la mesa con los puños y se levanto.

-¡¿Qué?!-dije levantándome tras el.

-¡Ya no me hables mas!-me grito entrando a su habitación y cerrando la puerta.

Sentí como la tristeza me invadía y golpee la puerta de su habitación tantas veces como pude pero el no abrió, se me hizo un nudo en la garganta que no pudo contener por mucho tiempo y me solté en llanto me deslice por la puerta de su habitación hasta quedar sentada en el piso con la espalda arrimada en la puerta.

-¡vete!-grito tras la puerta.

-Adiós-dije sintiendo que me quedaba sola, que mas quería sentir el era mi mejor amigo.

Me quede allí por unos minutos pero la mamá de Santiago se acerco a mi.

-Tranquila todo estará bien- pero lo dijo tan triste que me salieron palabras sin querer.

-Usted sabe que no es así-dije sin pensar solo confiando en mis presentimientos.

-Si, el no te querrá ver en mucho tiempo-dijo abrazándome- pero tranquila es mejor que no te acerques hasta que pasen algunos años.

-Años...-dije tan triste que me levante de allí y me dirigí a la puerta.

-Adiós señora-dije con lagrimas en los ojos le di un ultimo abrazo y ella me abrió la puerta.

-Adiós Eliza espero que te valla muy bien pero todavía cuentas conmigo-me dijo triste.

-Gracias señora-dije mientras me limpiaba las lagrimas con la manga de mi suéter.

Cerro la puerta y mire la casa por unos minutos después de todo no volveré ahí en un buen tiempo... Camine tan lento a la casa de los gemelos que se me hicieron siglos los minutos mientras sentía que involuntariamente bajaban por mi rostro las lagrimas y las seguía limpiando con mi suéter.

Llegue finalmente toque la puerta y salio Stalin con una gran sonrisa pero al verme llorando su cara cambio inmediatamente a preocupación y me abrió la puerta tan rápido como pudo al acercarse a mi y estar a centímetros de mi me lance a el y lo abrace y volví a romper en llanto pero... el también se puso a llorar... ¿Porqué? 



Imposible PosibilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora