El chico de ojos rojos

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Me había pasado toda la tarde en el albergue y aquello me hizo saber más sobre Felix. Me contó sobre la historia de cuando pequeño creía que el lunar en su mejilla era una mancha eterna de chocolate y anécdotas de ese tipo, también yo pude contarle un poco de mi vida y sobre lo incómoda que me sentía en mi hogar; sobre eso él me contó que cada vez que mis padres peleen o sea el ambiente tenso en aquella guarida de lobos podía ir a visitarlo porque no estaba sola en esta vida de mierda.
Ahora me encuentro recostada en mi cama recordando aquel momento que me sentí tan cómoda junto a él

-Valeria Constanza apaga esa luz y duermete, más te vale no estar en el celular porque estás castigada

Sí, mi padre se enteró de que vinieron dos chicos a la casa por culpa de mi vecina copuchenta que inventó cosas, eso y que llegué tarde a casa pero valió la pena, así pude estar más cerca de aquel ojos de rubí que me roba el pensamiento.
Al otro día desperté con los gritos de mi padre, los platos que mi madre quebraba y los llantos de mi hermana lo que hizo que naciera la necesidad de salir de esa casa; me vestí rápidamente y sali de casa sin que lo notaran, eso es lo bueno de tener una enredadera al costado de la ventana. Salí corriendo hacia la catedral para encontrarme con Ojitos pero no estaba, había salido a vender Super 8 en las micros junto a otras personas así que me sente en su cama a esperar, tenía mucha pena que me quedé dormida llorando en silencio pero una voz en mi oido me despertó

-¿Qué haces aquí?
-Hola Ojitos, dijiste que tenía que venir a verte cuando me sintiera mal y aquí estoy

Rápidamente el me abrazó pero eso se acabó cuando se me acercó un ex compañero de la escuela Alemania, fuimos compañeros en 8vo y yo le debía $500

-Vale Corvalán ¿Qué te trae por aquí?
-Benja, fijate que estoy aquí tirada tomando sol -Dije sarcástica
-Pagame los $500 y te dejo abrazar a mi compa

Me reí de lo rencoroso que era ese chico y como Felix sabía que no nos iba a dejar tranquilos salimos de esa habitación para ir hacia la costanera a dar un paseo. El día estaba lindo, no había mucho sol y tampoco llovía como diluvio, lo que nos hizo sentarnos en una banca a mirar como los lobos marinos nadaban en el rio sin preocupaciones ni padres odiosos.

-Quién como ellos, solo viven el día a día sin saber que pasará mañana
-Ese es mi día a día- Responde él -Hace unos días solo tenía unos boxers, un poleron y unos jeans pero ahora te conocí, por ende tengo más ropa y una gran compañía.

Eso me hizo sonreír y apoyar mi cabeza en su hombro disfrutando del momento, me sentía como un ave que tenía miedo de volar y por fin extiende sus alas hacia el viento para emprender el vuelo pero como era temeroso no voló mucho ya que se estrelló contra el duro pavimento.

-VALERIA CONSTANZA CORVALÁN ARAYA, SEPARATE DE ESE VAGABUNDO AHORA

Mierda...