Música ligera // Lukanette (Two shot)

Música ligera

Acordes.

Escuálido y temeroso. Era cómo me sentía cuando te sentabas a mi lado; de un tiempo acá, el tocar frente a ti me llenaba de nervios, de cosquilleos y un "algo" que no sabía como nombrar.

Ahora que me pongo a pensar; no sabía muchas cosas. No sabía el por qué te interesaba escuchar mi música teniendo mejores cosas que hacer, no sabía por qué cuando me sonreías mi corazón latía con más fuerza, no sabía por qué ahora cada que tocaba la guitarra mis ganas de ti incrementaban y definitivamente no sabía cómo es que termine queriendo tomar tu mano para algo más que no sea sólo un saludo.

Me sentía mal por cada que, en vez de poner atención a lo que mi hermana me decía; pensaba en tus labios delgados y rosados, seguramente tersos como el pétalo de una flor. A veces también en tus ojos, rebosantes de alegría; chispeantes de tu buena energía. El querer bañarme en tu esencia se queda corto; yo quería ser correspondido por ti.

Y entonces; de mi guitarra un acorde suave salió. Música ligera. Tú lo escuchaste y sonreíste. Entonces entendí que esa nota fue un sentimiento que tú me hiciste sentir, algo que mi boca no te pudo expresar pero quizás tú entendiste aún; tú serías mi próxima canción.

Me traes viciado, Marinette Dupain-Cheng.

Terceto.

—Muchas gracias por ayudarnos, Luka. Asistieron más de los que creí. Recaudaremos las firmas suficientes para preservar este pequeño parque.— tomabas mis manos y saltabas de felicidad. Quería decirte "Todo lo que te importa a ti, me importa a mí. Todo lo que te hace feliz, me hace feliz." porque sabía lo valioso que era para ti ese parque frente a tu casa y lo mucho que sufriste cuando te enteraste que lo cerrarían por la poca gente que acudía ahí.

Decidiste hacer una fiesta comunitaria y recaudar firmas para entregársela al ayuntamiento, me pediste que mi banda animara el ambiente y con el sólo sonido de tu voz; me convenciste. Si tú perdías ese lugar, yo perdería tu sonrisa y no lo iba a permitir.

—Es un lindo lugar.— me limite a responderte. Alya llegó a susurrarte algo de repente, tú sonrisa se volvía un poco inhibida y tus mejillas se tiñeron de rojo. Te veías hermosa. Te mordiste el labio. Maldición.

—Ya vengo, Luka.— tu amiga te empezó a jalar lejos de mí.— Tú sigue tocando. No dejes que esto se apague.— dijiste a la distancia. Como ordene, su majestad.

Una vez lejos de mí vista seguí tocando. Todos balanceaban sus cuerpos al ritmo de mis canciones, de notas que eran únicamente hechas para que entendieras todo lo que yo sentía por ti. El hacer feliz con mi música a esas personas era un regalo discreto del más enamorado de tus pretendientes.

De repente; mi corazón se fracturó. Escuchabas mi letra, la entendías ¿el problema? Se la cantabas a alguien más con la mirada. Tú estabas danzando mi canción con un rubio, tus ojos azules lucían tímidos y los de él inocentes; sus pasos parecían ir a otro compás; tú sonrisa era algo nerviosa, se notaba que te gustaba su tacto; conversaban un quién sabe qué que yo quería saber.

Esa canción era para nosotros dos; no para un tercero.

Sintonía.

—Soy Marinette, quizás perdí el teléfono otra vez. Deja tu mensaje.— me contestó tu buzón. Sonreí, hasta en eso eras tierna.

—Oye; recuerda que habíamos quedado en vernos en Trocadero hace una hora. Descuida, yo puedo seguir esperando sólo por favor...— suspiro profundo.— Aparece.— viro el cuaderno que traía entre manos con la nota especial. Hoy era ese día que todos tenemos alguna vez en la vida, en donde sabemos que estamos a punto de cometer una gran tontería y aún así no podemos estar tranquilos sino lo hacemos.