Señores pasajeros, por favor ajusten sus cinturones. Estamos por despegar.
Amo mi trabajo. No solo hago lo que me gusta, si no que me permite viajar al rededor del mundo haciéndolo.
Hoy estaba camino a, nada más ni nada menos, que la ciudad del amor, París. Aunque teniendo en cuenta mis relaciones pasadas de mierda no le encuentro mucho de romance, pero he ido antes y es una de las ciudades más hermosas del mundo.
Ya estábamos en el cielo y me apetecía tomar una buena copa de champagne para distraerme de los extensos kilómetros que me separaban del suelo firme.
Sin esperar llame a la azafata.- Una copa de champagne, por favor.
La mujer me contesto con "En un minuto se la traigo, señorita" y se retiró. Esto es lo que amaba de viajar en primera clase, además de los cómodos asientos, por supuesto.
A los pocos minutos llega la joven extendiéndome la copa de champagne y le agradecí. Tome un gran sorbo.- ¿Miedo a las alturas?
- ¿Mhhh? - Gire mi cabeza en dirección a donde provenía esa sinfónica voz. Dios mío, es totalmente hermosa.
- Perdón por ser entrometida, pero no pude parar de analizarte desde que el avión despego, tu cara de pánico era totalmente sublime.
- Diste en el blanco. La verdad es que le tengo algo de pánico a las alturas y el alcohol me ayuda a relajarme, de alguna rara manera.
- Eso suena totalmente lógico. - La azafata pasa por el pasillo delante de ambas y ella la llama. - Un champagne como...
- Lauren. Lauren Jauregui. - Completo su frase dándole la mano y ella me la agarra.
Sus manos son extremadamente suaves.
- Camila Cabello. - Su dulce voz contesta con una sonrisa y suelta mi mano. Un hermoso nombre para una chica que le hace justicia. - ¿Hacia dónde se dirige, Señorita Jauregui?
- Lauren, por favor. Voy a París, es la primera escala del vuelo. - Su champagne llego y ambas tomamos un sorbo.
- Que coincidencia, yo también. Es la última semana de la moda y bueno, tengo mucho trabajo.
- ¿Usted participa de los desfiles?
- No no. Si yo no tengo permitido tratarte de usted, vos tampoco.
- Okey. Camila, ¿Sos modelo? - Su melodiosa risa ocupo mi campo auditivo.
- ¿Como crees? Soy la encargada de las relaciones públicas.
- Deberías pensarlo, tenes todo lo que se necesita. - No sé de dónde salió ese comentario. Creo que el champagne está jugando con mi juicio.
- Muchas gracias, pero por ahora estoy muy conforme con mi puesto. - Sonríe y le contesto con otra sonrisa.
- La coincidencia es que yo también participo en la semana de la moda.
- Podría hacer la misma suposición, pero juzgando por la cámara profesional en tus manos y el hecho de que apenas despegamos sacaste mil fotos al cielo...
- Sos muy observadora Camila, sí. Soy fotógrafa y me encargo de las fotos de los desfiles justo a la revista para la que trabajo.
- ¿Y de que revista estamos hablando?
- Vogue. - Contesto y sus grandes ojos marrones se abren totalmente. - No es para tanto.
- ¿Que no es para tanto? ¿La mejor revista a nivel mundial sobre moda? Lauren, que modesta.