El haz de luz

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Aunque le había tomado algo de tiempo entrar y recorrer la casa, ahora tenía que salir. Era hora de llamar a otros rayitos de sol. Lo primero que hizo, cuando estuvo afuera de nuevo, fue buscar otro rayito de luz que lo ayudara. No había muchos que no estuvieran ocupados y todos ya habían empezado su largo recorrido para iluminar todos los rincones oscuros que existieran.

No hay nadie, pensó.

A los pocos minutos, alguien dijo:

—¿Qué haces? 

El rayito de luz se sorprendió mucho, en especial porque jamás había visto un haz de luz. Era algo realmente extraordinario. De la emoción, casi se apaga, por poco sus partículas de luz se separan unas de otras dispersándose hasta no ser nada.

—Estoy evitando desaparecer—le respondió alterado.

—No era nuestra intención provocar que desaparezcas, sólo queremos ayudar. Afirmaron varias voces provenientes del haz de luz.

La razón por la que nuestro rayito de luz escuchó varias voces al mismo tiempo es porque un haz de luz está formado por varios rayos de luz.

—¿Quieren ayudarme? —Preguntó el rayito.

—Sí, queremos darte una mano— respondió el haz de luz.

—Vaya, muchas gracias. No saben cuánto necesito su ayuda. Es por aquí—Les dijo.

—Voy a seguirte siempre y cuando al lugar al que vayamos nos mantengamos juntos. Eso es algo que siempre debemos hacer— Afirmó el haz de luz.

—Claro, por cierto antes de entrar a la casa, me pueden contar: ¿desde hace cuánto son un haz de luz? —Dijo el rayito.

—¿Ves el árbol que está allá?Pues, empezamos a ser un haz de luz desde que aquél ser vivo era pequeño­— Respondieron.

—¡Vaya! Eso es mucho tiempo. Así que ayudaron a ese gran árbol a crecer.

—Sí. Esa la razón por la que todos nosotros nos unimos. Nos necesitaba y por eso todos los días iluminábamos con toda nuestra luz, sus hojas, su tallo y la tierra que nutre sus raíces- Dijeron.

—Eso es realmente maravilloso. Ahora el árbol es grande y fuerte y es gracias a ustedes. Dentro de esta casa también hay plantas, aunque éstas son diferentes, no tienen raíces— dijo el rayito refiriéndose a las flores que había visto antes.

Tan pronto entraron a la casa, el haz de luz empezó a observar todo.

—Puedo ver las flores, pero lo que llama mi atención es que en este lugar ha entrado mucha luz recientemente- Dijo el haz de luz.

—¿Cómo lo sabes?­

—Los haces de luz podemos sentir esas cosas, este lugar ha cambiado mucho. Al principio era muy oscuro y triste. Ahora es diferente. ¿Desde cuándo vienes a iluminar este lugar?

—Apenas empecé hoy, sentí que debía venir aquí por algún motivo así que lo hice. No conozco el lugar muy bien pero siento que debo estar aquí y recorrer todos sus rincones.

—¿Hay algún rincón que no hayas podido iluminar?—preguntó el haz.

—Sí y no es un rincón, más bien, es la fortaleza de la oscuridad.

—Aunque sé qué estás exagerando, necesito que me muestres "la fortaleza de la oscuridad"-dijo el haz.

—Ya lo verás. Primero hay que tomar un atajo con ayuda de un espejo.

—Está bien, pero reflejarme me toma un poco más tiempo que tú- Afirmó el haz de luz.

—No importa.

—Ya veo el problema—dijo el haz mientras observaba al humano que estaba recostado en la cama.

—¿El humano es alérgico a la luz?

—No. No lo es. El problema es otro—respondió el haz.

El rayito de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora