Cuando Luka era sólo un niño,
Había un juego que le gustaba jugar.
Fingía que sabía lo que pensaban las demás personas.
Le gustaba indagar en las miradas,
Las miles de ideas que podrían pasar por sus mentes.
Le gustaba jugar a que podía leer a las p...
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Esa noche había sido realmente larga.
Más para un oficial de policía con un caso fresco que atender. Abrió una lata de Red Bull y se la tomó por completa, para luego estrujar la bebida y tirarla al suelo. Sus músculos estaban tensos, traía los pantalones a la cadera, algo que le hacía sentir más relajado, justo como necesitaba sentirse en ese momento.
Caminó de un lado para otro, tomándose la última lata de Red Bull, hasta que por fin la puerta de ese descuidado departamento o que se hacía llamar "estación de policía", empezó a sonar.
—Adelante.
—James, ¿recuerdas a ese chico? ¿El caso especial? ¿Que en ocasiones ayuda a los investigadores y forenses?— Dice mientras toma un cigarrillo y lo enciende perfumando todo el recinto—
—Claro que lo recuerdo, ¿Dónde está ese crío? Hace tanto que no le veo —dice con una alegría hogareña en su tono de voz—
—Está afuera, dice que quiere ver a la chica que está en la sala de interrogaciones—dice mientras sigue fumando su cigarrillo—
—traigan al chico, déjenlo pasar.
—James. —pronuncia frío y estático en el marco de la puerta con pocos ánimos de saludar—
