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La mochila golpeó el suelo con fuerza mientras la puerta de la habitación era cerrada con fuerza.

-¡No golpes la puerta!-gritaron desde el primer piso.

-¡Lo siento!-contestó el dueño de habitación por inercia

Kirishima Eijirou estaba irritado, y eso era algo raro en él que siempre era todo risas y estupideces.

Paso su mano por entra las hebras rojizas de su melena tratando de liberar su frustración, la había cagado peor que la mierda con Bakugou.

Y oh vaya, el ser llamado idiota por el rubio explosivo era quedarse corto; pero claro, siempre caía ante la sonrisa nostálgica y ojos tristes de Kaminari aceptando cualquier cosa que el rubio eléctrico dijera ¿Cómo podía ser tan imbécil? ¡Hasta Sero se dio cuenta que Denki mentía!

El azabache le contó que había visto a Midoriya llorando al lado de Bakugou después del accidente con Denki ¡Llamándolo por su apellido en lugar de su mote que el rizado viene usando en el rubio desde el primer día!

Mierda, Kirishima se sentía culpable, lo suficiente como para enfrentar a Kaminari y pedir una explicación sobre todas las situaciones que involucraron al rubio cenizo.

Y ahí lo supo.

Kaminari sabía sobre su enamoramiento; también sabía que Bakugou tenía sentimientos románticos hacía su persona; el inmenso odio/miedo que el rubio eléctrico sentía por Bakugou.

Kirishima jamás creyó que llegaría el día en que se encontrara con la peor versión de Kaminari, pero mierda, estaba esa versión justo en su cara, hablándole en la nariz diciéndole toda la mierda que guardaba en su cabeza y aún así tardó tanto en entender que ese era el Kaminari Denki del cual había estado enamorado.

-Mierda-susurró llevando sus manos a la cara unos instantes antes de destapar la nuevamente, su respiración estaba un tanto alterada y sus ojos demostraban y tantas emociones que no podían ser consumidos sólo por una de ellas.

Se sacó la camiseta de la escuela y camino a su sacó de boxeo, activo su particularidad y comenzó a golpear el mismo con todos sus sentimientos a flor de piel, descargando uno a uno todos y cada uno de ellos, buscando liberarse completamente.

Recordó la a veces que Bakugou lo trataba como su igual, las veces en las que el rubio sólo sonreía para él, las veces en las que durmió a un lado del más alto en algunos descansos, todas las veces que Bakugou durmió a su lado en los descansos sin miedo a que alguien viera su lado más vulnerable, porque mierda, Kirishima era el único con ese privilegio y la había cagado, la había cargado maldita sea.

Kirishima dejó de golpear el sacó de boxeo cuando se dio cuenta que la arena del mismo comenzaba a vaciar el sacó en manera de cascada por.Una de las aberturas inferiores que produjeron alguno de los puñetazos anteriores.

Desactivó su particularidad y se tiro al piso escuchando como la arena caía y sintiendo su corazón siendo oprimido.

Había perdido a Bakugou.

Al único amigo sincero que compartía sus aspiraciones a ser un héroe que salvará a todos sin miedo, con fuerza, de la manera más varonil posible, entregando su vida para salvar otras.

Había perdido al amigo más admirable sólo por su enamoramiento no correspondido.

Quería llorar; llorar por su estupidez, por estar ciego por un supuesto amor, por toda la mierda que el mismo se había cargado.

-Eijirou, un chico te busca, cariño-la dulce voz de su madre llegó como.Una bendición a sus oídos que sólo reproducían la voz irritado de Bakugou una y otra vez.

-¿Quién es, mamá?-preguntó el teñido levantándose.

-Bakugou Katsuki, shitty-hair-contestó una voz masculina del otro lado de la puerta congelando al teñido-¿Vas a abrir o tengo que darle más molestias a tu madre?-preguntó el rubio con su usual tono amargo.

-Oh, cielo, no eres una molestia en.lo más mínimo-dijo la mujer con su tierna voz trayendo al teñido devuelta a la realidad.

-¿Q-Qué haces aquí, Bakugou?-preguntó el teñido viendo a todos lados comprobando que su habitación era un desastre.

-Abre la puerta para poder decirte-dijo el rubio-, necesito hablar contigo sobre lo de esta tarde.

-¿Hicieron algo malo, chicos?-preguntó la mujer.

-Nada malo, 'má-contestó Kirishima tomando parte su ropa del suelo para meterla al cesto de ropa sucia de su cuarto.

-¿Tiene algo que ver con tus vendas, cariño?-preguntó la mujer mostrando su preocupación en el tono de su voz.

Kirishima abrió la puerta a trompicones:-Deja de cuestionar a Bakugou, mamá-dijo el menor pasando su mirada por la mujer y después Bakugou.

-¡Eijirou, ponte algo de ropa!-chillo la mujer y Kirishima cayó en cuenta que su torso está descubierto y que Bakugou Katsuki apartaba la.mirada con un bonito y ligero sonrojo en sus pómulos y orejas.

-Exhibicionista-oyó murmurar al rubio lo que logró que soltara una pequeña sonrisa.

-Pasa en lo que me cambio-invitó el teñido al rubio dejando paso en la puerta, el rubio entró sin dirigirle la mirada-, gracias por dejarlo subir, mamá-dijo el menor con una sonrisa encantadora a su madre.

-Estaré abajo si necesitan algo, cariño-dijo la mujer con una sonrisa igual de encantadora.

Eijirou vio como su madre baja las escaleras antes de cerrar su puerta y girar su cuerpo hacia su visitante.


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La prisión de un ángel. •KiriBaku•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora