Vol 2 Cap 10 - Preparaciones para...

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El viejo y yo por fin nos habíamos reunido de nuevo. Estaba emocionado como un niño con un palo al pensar que por fin podría mejorar mis conocimientos de magia de una maldita vez. Y ese mismo día me dio la primera lección con unas alentadoras y reconfortantes palabras: antes de ponerme a enseñarte en serio necesito que subas tu clase al nivel 5.

Por mucho que insistí y amenacé tentacularmente a la elfa pervertida para que le dejara quedarse en su casa no lo conseguí. El mismo viejo dijo que ya tenía donde quedarse y que se dedicaría a visitar la ciudad y a sus conocidos. Así que por el momento no podía hacer más que resignarme y seguir sus instrucciones.

Temprano por la mañana, Aeldrya y Limy se habían marchado al gremio de aventureros a sus tareas diarias. Al final únicamente quedamos en la casa Dabla y yo.

«Arg, hoy va a ser un día aburrido...»

Si algo detestaba con toda mi alma, era grindear... Y dentro de casa no es que pudiera hacer mucho tampoco. Al final decidí que sería más útil salir de la ciudad. Por mala suerte...

—Amo, yo también voy.

Dabla no dudó en apuntarse. Bueno, sin ella tampoco es que pudiera ir rodando por ahí como si no pasara nada. Una de dos, o terminaría yo mal o causaría la inauguración del primer centro psiquiátrico de Cerbalón.

Decidimos el destino rápidamente. Puesto que necesitaba ponerme a lanzar magias sin parar, el mejor sitio sin duda sería la parte sur. El incendio del norte seguía fresco en la mente de los ciudadanos, así que lo mejor era practicar cerca del río. Puesto que la diablilla también quería echar un vistazo al exterior sería matar dos pájaros de un tiro...

—¿Qué hace una niña saliendo sola de la ciudad?

—¿Probablemente sea estúpida y se haya equivocado de camino.

Por mala suerte al intentar salir por la puerta sur uno no podía evitar cruzarse con los tontos de la puerta sur. Ese par de guardias descerebrados empezaron a reírse de Dabla nada más verla. Fue bastante obvio que esos comentarios no le sentaron muy bien a la diablilla, ya que se paró en seco y se los quedó mirando con los ojos entrecerrados y una sonrisa malévola.

—Encontré un buen par de juguetes nuevos —susurró Dabla.

En ese momento ambos se fijaron en que me estaba cargando. Su reacción...

—¿Qué hace con una piedra?

—Déjala Diot, es una niña estúpida. Su cerebro debe ser igual de minúsculo que ella.

—Esta piedra es más grande que la suma del triple del tamaño de vuestros cerebros al cuadrado —les respondió la diablilla.

Ambos se callaron de golpe. Su rostro era como si a sus cerebros les hubiera saltado una pantalla azul. Después de como dos minutos procesando, por fin consiguieron reiniciar el sistema, aunque su cerebro parecía seguir sobrecalentado.

—¿Qué nos acaba de decir? —preguntó Diot.

—He dicho que tenéis el coeficiente intelectual de una piedra.

Ambos se miraron el uno al otro... y empezaron a reír como el par de idiotas que eran.

—¿La escuchaste Tupid? Esta niña es más tonta de lo que pensé.

—Es verdad, muy tonta. Niña, las piedras no tienen coeficiente intelectual.

Esta vez fue Dabla la que se quedó colgada al escuchar su respuesta. Su boca quedó entreabierta con una deformada mueca que dejaba ver claramente uno de sus puntiagudos caninos.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2021 ⏰

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