Recados y trabajo duro
-¿Estas segura que no puedes venir con nosotros?- preguntó Tess haciendo un mohín.
Nos pasamos la tarde charlando de todo un poco, me sorprendió haberme olvidado lo bien que se sentía hablar con alguien de tu mismo sexo, si hablaba era con Mason o mi madre. Ninguna charla se sentía como lo hacía con Tess. Me gustaba
-Me encantaría pero ya sabes... el deber manda- dije con otra falsa sonrisa en la cara, la tercera en lo que va del día.
-Bueno está bien. Búscame en la fiesta cuando llegues. ¿Vale?
-Es lo primero que haré, no te preocupes- sonrió y se despidió antes de salir de la habitación.
Ni bien cerró la puerta salí desesperada a chequear la hora.
-10:30- bien, tenía tiempo.
Lo que meno quería era hacer esperar a Daemon y que se enfadara conmigo. Tomé mi maletín negro y me puse manos a la obra
Teñí mi pelo en mechones rojos con tintura lavable y me cambié, desde que comencé a trabajar con Daemon me dio prácticamente un placar entero de ropa que jamás en mi vida usaría para nada más que no sea trabajar.
Saqué de mi valija un vestido negro a lentejuelas sin tirantes, pegado al cuerpo, que me llegaba a la mitad del muslo.
Tengo un buen cuerpo, lo admito, pero es debido a una de las cláusulas que se encontraban en el contrato que firmé con mi jefe. Pero eso sí, aun sin nada de operaciones, gracias a dios, y espero seguir así.
Terminé de cambiarme y me puse unos tacones aguja rojos, haciendo juego con mi pelo, me pinté al punto de no reconocerme mi misma, tomé mi bolso y salí. Maldije al momento de poner un pie en la acera fuera del complejo de departamentos, el otoño estaba un poco crudo y la noche estaba demasiada frio para mi gusto y mi vestimenta.
Me subí rápidamente a mi BMW, otra obra de la chequera de Damon. Al momento que me lo dio me dijo que con el ya no tenía excusas para llegar tarde a ningún trabajo, como si no supiera lo que son las carreteras de aquí.
Conduje un poco arriba de la velocidad permitida, aunque tenía tiempo me gustaba la adrenalina al manejar mi preciosura de auto... bueno, su ato en realidad.
Manejé por la ciudad a la dirección que me indicaba en GPS hasta que me topé con un club llamado "Cebra", muy bonito por cierto, solo veía gente con joyas caras, autos importados, y ropa de marca. Típico de mí trabajo. Bajé y me paré frente al gorila de la puerta que apenas me vio escaneó mi cuerpo entero.
La primera vez que me pasó me sentí vulnerable y como un poco acosada. Ahora tenía que esforzarme por no rodar los ojos.
-Vengo como acompañante de Daemon Bradley.
-Así que Bradley ¿eh?- me sonrió.- ¿Te doy un concejo? puede tener dinero, pero es peligroso nena. Trata de no involucrarte demasiado.
-Se lo peligroso que puede llegar a ser, soy su mula.- dije sin un rastro de emoción en mi rostro pero con aire de descendencia. Él abrió grande sus ojos pero al segundo volvió a su cara de piedra habitual revisando su lista.
-Adelante señorita Mitman, disculpe las molestias.- asentí y me adentre al club nocturno.
Empecé a caminar entre la gente hasta llegar a la barra y pedí un trago mientras esperaba a Daemon.- Maldito sea por demorar.- Alrededor vi cómo la gente bailaba, disfrutaba de su bebida y a causa de eso se besaba con desconocidos. Suertudos.

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Mas allá del amor
De TodoUna difícil decisión hace que la vida de Every caiga en picada. Fuera los amigos, adiós al amor y a su vida adolescente normal. Pero no importa. Ella solo tiene un objetivo y aunque tenga que cortar cabezas y derramar sangre de su propio cuerpo resi...