Una noche de un 14 de Octubre del 2012, Cristina se encontraba en su habitación escuchando música Black Metal y leyendo un conocidísimo cuento de Edgar Allan Poe, un ligero susurro se escuchaba a lo lejos y una cesante respiración de ultratumba que avanzaba a cada segundo; de repente la música fue opacada por la presencia anormal y la habitación se convirtió en una nevera, un horrendo olor a cadáver podrido invadió toda la casa. Ante tal situación, Cristina quiso reaccionar para salir corriendo, pero fue muy tarde, él estaba ahí, un hombre alto, con alas extremadamente tenebrosa, dientes amarillentos, de sus manos salían hileras de sangre como si se hubiese cortado las venas, en su rostro la piel tenía rasgada y se podía ver parte de los huesos de la cara.
Cristina tartamudeando y temblorosa, le pregunta ¿Quién eres tú? Aquel ser abominable, le contesta de manera sonriente: soy tu maldición, la oscuridad que siempre habitó en tu ser, soy aquel que te induce a la muerte, soy tu ángel, soy el Ángel Putrefacto. El corazón de Cristina se iba acelerando y comenzó a botar espuma por la boca, su cuerpo sucumbió y perdió por varias horas el conocimiento. Al recuperar la noción, Cristina se encontraba con moretones en sus piernas, su espalda estaba rasguñada, su ropa estaba rota como si un animal las hubiese rasgado y su piel estaba completamente húmeda y con un olor de putrefacción.