Descuida Leonardo, no te gusta tu mejor amigo. Solo lo estabas consolando por la muerte de Hernando, eso cualquier amigo lo haría. Claro que hubiera sido mejor que lo hubiésemos hablado en una fiesta, en un bar o algo así. Pero no importa, mejor siéntete agradecido porque tuvo la confianza de contártelo.
Que bien se ve su cabello con la luz que entra por mi ventana, lo hace brillar. Quisiera ser la primera cosa que el vea en este día. Quiero ver esos ojos verdes.
Lo miraba como un idiota.
–Hola- alcanzó a decirme con una voz ronca. Ojala no se haya dado cuenta que lo miraba.
–¿Como amaneciste?-pregunté
–Bien, no había dormido así en días- respondió.
–Me alegro, oye y ¿qué vas a hacer hoy?- pregunté para evadir el hecho de estar acostados en una cama juntos.
–No lo se, no tengo planes realmente, que tal tu- dijo, ignorando nuestra actual situación. El seguía igual de cerca que anoche.
–Pues todos los domingos salgo al mercado a desayunar, pero mi mama no esta en casa entonces no se- dije.
–¿En donde esta ella por cierto?- preguntó curioso.
–La verdad es que no tengo idea-contesté.
–Bueno pues, son las 8:30 podemos ir a desayunar al mercado si quieres-ofreció.
–Pues sí, estaría bien–acepté.
Ambos nos levantamos de la cama. La verdad fue algo incómodo, yo me levanté primero y fui al baño a lavarme la cara y salí. De tantas veces que ha venido a mi casa, él ha dejado ropa que ya sabe que puede utilizar. Se dirigió al armario situado justo a lado de mi escritorio y comenzó a buscar. Mientras yo tendía la cama, Gonzalo se quitaba su playera. Era imposible no verlo, su piel bronceada era perfecta.
Se puso una playera, se arregló, me espero a que yo me alistara y nos fuimos. Todo ese tiempo estuvimos hablando de cosas sin importancia, ignorando lo que había pasado. Todo parecía normal. Como si nada hubiera pasado.
Regresamos a la casa y nos sentamos en la sala.
¿Se quedaría todavía en mi casa? No es porque quiera correrlo, pero su madre debió haber estado preocupada.
–Oye y no te quiero correr, pero ¿no estará preocupada tu mamá?–pregunté
–La verdad no creo, ella solo se preocupa por saber a quién se lleva a la cama cada noche- me respondió
–No seas así -le dije mirándolo a la cara.
–No me hagas esa carita- me sonrió.
–¿De qué hablas tonto?-pregunte
–Esa que siempre haces cuando crees que alguien está haciendo algo mal-me contestó
–Mientes-le dije sonriendo
–Yo te conozco mas a ti que tu mismo tonto–dijo acercándose a mi– Nunca lo dudes.
Estábamos muy cerca el uno del otro. No sé qué hubiera pasado si no hubiera sonado mi teléfono. Era mi mamá.
Gonzalo se fue a la cocina.
–Y ¿cuando regresan?–pregunte
–Hijo, es probable que regresemos hasta mañana por la noche, ¿crees poder cuidar la casa?-me pidió algo preocupada– Hay comida en el refri y un poco de dinero en la caja a lado de mi espejo.
–Si mama, no te preocupes todo estará bien-dije.
Colgué la llamada, y corrí a buscar a Gonzalo. Entré a la cocina a darle la noticia pero se me adelanto.
–Oye, ¿crees que me pueda quedar el fin aquí con ustedes?-pregunto
–Si gustas si, mis papas no vuelven hasta mañana-le dije
–Gracias hermano-me dijo
Pasamos la tarde juntos. Estuvimos un rato en la sala hasta que salimos a jugar fut a las canchas. Quiero aclarar que Gonzalo tiene un cuerpo perfecto. El es delantero en su equipo de fútbol, el mejor de todos, y su entrenamiento conserva su cuerpo en buena forma. Cuando se puso unos shorts dejó descubiertas sus marcadas piernas que se le formaron en secundaria. Jugando fútbol, no podía ignorar esas cosas que me distraían. Me encantaba como olía cuando sudaba, las expresiones que hacía, las sonrisas que se le salían al fallar un tiro, y lo que me mataba era cuando se secaba el sudor con su playera dejando descubierto su abdomen. Era todo un hombre.
Nos reímos demasiado jugando, yo tambien soy muy deportivo pero en fútbol él me gana totalmente, entonces me gusta hacerme el tonto para que se convierta en mi maestro.
Ya en la noche regresamos a mi casa y su novia Paula marcó.
–¿Que paso amor?-contestó Gonzalo.
Me fui a la cocina, tenía mucha hambre. Estuve calentando las cosas en lo que Gonzalo hablaba por teléfono. La verdad es que se tomaron bastante pero en fin, Gonzalo entró.
–Que rico huele-dijo
–Es solo pollo no exageres-le dije– que te dijo Paula
–A eso venía, Leo me tengo que ir, no me acordaba que tenía una cena con ella hoy, se me olvidó por completo–dijo, y después de una pausa volvió a hablar – Mira lo que me haces...
–Yo que te hago–le contesté
–Me distraes–me dijo
–De qué hablas Gonzalo–respondí demasiado sonrojado
Me lanzó una de sus sonrisas, y se despidió de mí. Sentí todo el calor de su cuerpo combinado con el mío al darnos un abrazo. Fue el mismo calor que sentí toda la noche anterior. No quería que acabara, y una parte de mi sentía que él tampoco. En cuanto nos soltamos, acompañe a Gonzalo por la puerta y él se fue. La casa ahora si estaba en silencio total. En fin, me senté a comer y comencé a pensar.
Paula es una niña muy linda. Es de las personas mas cercanas a mi, ella y Jimena. Ellas dos fueron de mis primeras amigas, y las aprecio mucho, solo que estos días han estado cambiando mucho... No sé, pero ojalá siempre sean mis amigas.
Es chistoso porque Gonzalo luego me pide que le pregunte cosas a Pau, discretamente y es así como el termina quedando como el mejor novio. El no entiende mucho a las mujeres, de verdad es muy distraído. Yo en cambio tengo una habilidad extraña, o bueno poco usual, y se trata de comprender a las mujeres. Las entiendo perfectamente, cuando mis amigos dicen que son un acertijo, yo la verdad no comparto su misma opinión. Es demasiado fácil entenderlas, y es que no es como algo super complicado, solo tienes que escucharlas y por ende te das cuenta de lo que sienten y quieren. Otro "talento" que tengo es que soy experto en dar consejos, no es por ser presumido ni nada pero yo comprendo a la gente y les ofrezco una solución viable la mayoría del tiempo. Me encanta ayudar a mis amigos, y si no ellos quien me lo pida.
Subí a mi cuarto. Miré mi closet y recordé como en la mañana Gonzalo estaba semidesnudo justo allí y sentí demasiado calor. Agarré una de las playeras que él había usado y la olí. Me quedé un rato así
Poco después, mi celular vibró. Era un mensaje suyo, el reloj marcaba las 11 de la noche.
Mensaje de Gonzalo: Ya quiero verte amigo mío, te espero el Lunes en Química
Sonreí como idiota y me dormí.
No quiero aceptarlo, no quiero que me guste solo me voy a hacer daño, el tiene novia. Es que quien lo manda a tratarme de esa manera, estoy seguro que a ninguno de sus amigos les habla como a mí, o les sonríe así, dios tengo que sacármelo de la cabeza.
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La Incógnita del Amor
Teen FictionEsta novela contará la historia que jamás me he atrevido a contar. Todo lo que empezó como juego terminó convirtiéndose en algo mas, en algo llamado amor. Yo no quería aceptarlo pero es muy difícil no enamorarse de tu mejor amigo siendo gay. Temas...