Mi primera reacción fue desenchufar el televisor y correr al baño a ducharme en agua helada. Apoyo mi mano en la pared de la ducha y cierro los ojos, dejando que el agua fluya sobre mi cuerpo.
–Que mierda–digo despacio.
Salí de ducharme, por segunda vez en el día, y me dirigí al cuarto de mi hermano. Tyler siempre fue muy buen amigo de Mike, no puedo imaginar como él se debe sentir en estos momentos.
Llamo a su puerta, nadie responde. Llamo de vuelta, lo mismo. Entro a su habitación y lo encuentro acostado en su cama con una botella en la mano, de alcohol, obviamente. Él estaba ahí, tirado, con la mirada perdida.
–¿Tyler? Permiso– digo y me acerco a él.
–Vete–me dice estirando su brazo señalando la puerta, pero no le hice caso y lo abracé muy fuerte. Debe de ser realmente duro para él. Me corresponde el abrazo y noto que se unas lagrimas se le escaparon porque mi hombro se sentía un poco húmedo.
–Baja en diez minutos, voy a hacer torta de chocolate, tu favorita–sonrío sincera y aún apenada. Él me sonríe.
Bajo rápido las escaleras, tanto que me tropiezo y caigo al piso desde al menos cuatros escalones de altura. ¿En serio? En un momento así. Me levanto rápido y me dolía el tobillo izquierdo, mucho. Pero mi hermano es mucho más importante que eso, y me dirijo a la cocina rengueando.
Saco del horno la torta de chocolate al tiempo justo.
–Tiene buena pinta–sonrío.–¡Tyler!–gritó en dirección a su cuarto–y al no oír respuesta alguna subo hacia donde él se encontraba.
Abrí la puerta y asombrosamente su cuarto estaba ordenado, todo súper prolijo, todas sus remeras dobladas en estantes, no había ropa sucia por doquier y la cama estaba tendida. Y sobre ella una nota.
"Perdón Al,
No puedo con esto, demasiada sed de venganza. Tengo que irme y despejarme. Ojalá nos veamos pronto.
Mucho amor,
Ty."Sin pensarlo, corrí a mi cuarto, agarré mi teléfono y marqué a Tessa.
–Tessa no se encuentra disponible en este momento, después del sonido deje su mensaje...– tenía el celular apagado.
–Llámame en cuanto leas esto, es urgente– pulsé el botón de enviar y me dirigí hacia mi laptop. Tengo que averiguar algo, una pista, lo que sea. Teclee: "Mike Blossom", sí que era guapo.
Un millón de noticias aparecieron al instante, algunas se referían a que él había desaparecido, otras que lo habían secuestrado, o hasta que se resbaló en un crucero. Leí todas mientras daba sorbos a un café frío que se encontraba allí desde ayer. Bajé con el cursor hasta encontrar algo que llamó mi atención, "Rigley, manicomio" y a continuación una breve frase que expresaba como Mike había completado un tratamiento durante tres años. Juraría que era muy normal.
Voltee a ver el reloj, el cuál marcaba las dos de la madrugada, en cuatro horas yo debería estar yendo al internado porque es martes, pero esto era más importante.
***
Me puse una chaqueta de cuero de mi hermano, es demasiado abrigada, para qué negarlo, me queda muy bien, agarré mi laptop y la guardé en mi mochila junto algunas cosas que podrían ser últiles. Y me dirigí al garage donde se encontraba el auto de mi padre, intacto, ya que hace aproximadamente una semana no duerme en casa por "imprevistos laborales". Tengo quince años y sé manejar hace un año, aprendí de a poco en el campo de mi tío, como lo extraño. Me dirigí a la Rigley, según Google Maps se encuentra a aproximadamente una hora de distancia, por lo que prendí la radio y escuché "7 years" de Lukas Graham. Pasaron los minutos y el viaje se me hizo corto gracias a la música. Estacioné el auto un poco más lejos del gran portón que tenía inscripto en la parte superior las letras del nombre de este manicomios, la verdad parecía de una película de miedo, demasiado aterrador.
–Como el manicomio de Pretty Little Liars–dije para mis adentros y sonreí un poco asustada, ya que a pesar de ser mi serie favorita lo que les pasó a las protagonistas no es para nada agradable –lleno de secretos.
Toqué el timbre dos veces y no hubo respuesta alguna, en la tercera (la vencida) escucho un ruido de tacones que rápidamente se van acercando. Cuando por atrás de la reja veo a una señora de alta edad, un poco baja de estatura y con el pelo muy canoso. Posee un uniforme de mucama muy tradicional, juraría que se quedó congelada en el tiempo. Se acerca al portón y con una especie de antorcha me alumbra.
–Señorita Clessie, no pensé que vendría.– dijo sonriente.
No pude evitar fruncir mi ceño al notar que me había llamado como mi madre, que desapareció misteriosamente seis días después de que yo naciera Una lágrima se resbaló por mi mejilla al recordar que me daría todo por haberla conocido.
–Sí, soy yo.–mentí, capazo que me podría ofrecer algún tipo de información útil–tanto tiempo.–me abrió el gran portón y me interné en ese enorme y aterrador lugar.
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Secretos Adolescentes
Fiksi RemajaUna chica con una vida completamente normal. Un internado completamente dividido en "posiciones sociales". Un suicidio. "Secretos adolescentes" ©️