Narra Noah:
7:46 p.m.
Iba caminando por las frías calles de la ciudad, sin rumbo y sin noción del lugar en el que estaba, con los audífonos puestos y buscando un lugar dónde comer. Me di cuenta de que estaba perdida cuando de un callejón salía un chico muy sospechoso y seguido de el otros tres más. Por obvias razones me di vuelta y salí a calle abierta a la esquina, me senté en la asera y me quedé viendo como pasaban los autos.
¿Cómo es que llegué aquí?
Digamos que tuve una mini-pelea con mi madre y me mandó a comprar cosas a la tienda, pero olvidé una de las cosas de su estúpida lista y me dijo que era una inútil, idiota, etc. Es decir, ya lo sabía, no necesitaba que mi propia madre me lo dijera. A veces pienso que ella me odia por no ser perfecta como el hijo de su esposo, o talvez por no ser como la hija que ella quería o sólo perfecta en sí.
Pero no hay nadie que me odie más que yo.
Doy asco.
¿Tienes idea de lo que es ser torturada por tu propia mente?
Ah. Debería levantarme y buscar un restaurante no muy caro dónde sólo vendan lechuga. Entre más sola estoy, más pienso y entre más pienso, más me deprimo. Se está haciendo tarde y no eh comido una misera mierda.
Me levanté y seguí caminando, hasta que reconocí un restaurante al que ya había ido, entré y me senté en una mesa junto a la ventana. Me anotaron la orden, un sandwich de pollo con lechuga (ya que aquí tienen de todo) y un vaso con agua. En total serían como 20 pesos y sólo tenía 30, es lo único bueno que me ha pasado en dos meses.
Me trajeron la orden y empecé a comer mientras miraba por la ventana con los audífonos puestos.
Al terminar, pagué lo que debía y antes de salir del lugar fui al baño.
Llegué al pasillo dónde hay un lavabo con un espejo y al lado izquierdo están los baños de las chicas y al derecho el de los chicos. Sentí como que se me habían quitado las ganas de hacer mis necesidades, así que sólo me lave las manos. Acabé de hacerlo y me quedé mirando en el espejo.
Mi peor enemigo.
Me miro y no veo nada que me guste.
Quité la vista para tomar un papel para secarme las manos y al lado de este estaba escrito en la pared "Estoy sangrando, viviendo en silencio."
Vi un marcador tirado en el suelo, lo tomé, rayé lo que decía y le escribí abajo "Estoy viviendo, sangrando en silencio." Pero deje de hacerlo cuando alguien salió del baño de hombres. Un chico rubio, algo alto, de ojos azules, demasiado guapo. Maldición, me ha visto escribiendo eso.
Se puso al lado de mi y empezó a lavarse las manos. Yo me fuí rápidamente pero sorprendentemente su voz me detuvo.
-Espera, uhmm te llevas mi marcador.-dijo bajando la cabeza.
-L-lo siento.-dije entregándoselo.- Que estúpida soy.
-Uhm... no es nada.-dijo tomándolo mientras veía mis manos. Joder, me ha visto.
Me fuí caminando rápido de ahí sin decir nada y salí del restaurante.
Mierda, mierda. Soy una idiota.
El chico más lindo que vi en mi vida me ha visto las muñecas.
Por eso es que estaba tan incómodo. A puesto a que es un chico de más de una sola chica, mimado, rico, y muy guapo.
Ese tipo de personas se alejan de la gente como yo.
Básicamente todos se alejan de mi, así que da igual.
