❦E P I L O G U E

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3 años después

El de gafas se colocó de rodillas frente a su mesita de centro, en ella tenía 3 líneas de cocaína perfectamente alineadas, Richie suspiró, tomó del dólar enrollado y lo colocó en su fosa nasal, se acercó al polvo blanco y lo inhaló rápidamente. Primer línea, segunda línea y para concluir la tercera línea.

— Que más puede importar de esta vida, joder. —susurró Tozier mientras miraba a la seductora Beverly Marsh con la cual se había deleitado de una última noche de sexo, sexo sin sentimientos. Solo sexo.

Tozier quitó los restos de cocaína y la pelirroja sonrió e hizo un puchero.

— Oh Rich, que tan mal pueden estar las cosas en tu vida, ¿aún no lo olvidas cierto? Es por eso que optas al sexo conmigo, suena lógico. —susurró la ojiazul con una leve sonrisita dibujada en su rostro mientras se sentaba en el regazo de Richie y enredaba con delicadeza sus dedos en el cabello del de gafas.

— Joder Bev, ¿te has dado cuenta que mi vida se ha ido al carajo? Desde que mi contrato se eliminó estoy hundiéndome cada vez más y más, los directores de películas ya no me llaman, mis audiciones se quedan en lista de espera, no me contratan en absolutamente nada. Y obvio, perdí a mi razón de ser, la razón de mis sonrisas, perdí a Eddie y aún sigo sin asimilarlo, créemelo. Mientras el probablemente sea feliz donde sea que esté yo estoy aquí, hecho añicos donde lo único productivo que hago es drogarme hasta la mierda y alcoholizarme. Joder, lo extraño... —musitó Tozier mientras se acomodaba sus gafas y sentía como su vista se nublaba totalmente.

Richie se sentía totalmente devastado, solitario, jodido y sin futuro. No podía de dejar de pensar en Eddie Kaspbrak y eso literalmente lo volvía loco, cada día lo necesitaba más y más.

— Oh cariño, tranquilo. Ya verás que todo saldrá mejor vale, disfruta tu viaje en esta nueva etapa de tu vida, Nueva York es un nuevo comienzo. Tienes que ser fuerte y salir adelante Rich, seguir pensando en el no lo traerá de vuelta, además, nadie sabe de su paradero desde hace 3 años. —respondió la pelirroja mientras miraba fijamente a su amigo el cual se encontraba absorto en su propia melancolía.

— ¿Por qué dejarme de esa manera? ¿Sabes, Bev? Desde ese día no dejo de odiarme y despreciarme totalmente, me odio, me repugno, si no hubiese sido por esa perra de Jane nada de eso hubiese ocurrido, todo hubiese salido mejor, joder me odio tanto, es mi culpa, yo le arruiné la maldita vida... —sollozó Tozier mientras limpiaba sus gafas empañadas debido a las lágrimas.

Beverly al ver esa imagen tan destruída de su gran amigo Richie Tozier, rápidamente se le encogió el corazón, le dolía bastante el hecho de que la única razón de felicidad de Richie ya no estuviera más con el, y claro, se sentía culpable por su amigo el cual sufrió algo terrible, algo indeseable.

— Se fuerte, lo superarás cariño. —habló Beverly con delicadeza y dolor.

Los brazos de la pelirroja rodearon a Tozier sumergiéndolo en un abrazo de consuelo, Beverly sentía como el de gafas rompía fuertemente en llanto, la camisa de Bev se humedecía levemente debido a la lagrimas de su amigo.

— Dime que tratarás de ser muy fuerte cariño, que disfrutarás de tu nueva vida aquí en New York, trabajarás con Bill, el té dará un empleo estable y bien pagado, irás a las clases de poesía, te depara un buen futuro viviendo aquí siempre y cuando seas feliz. Es bueno que hayas dejado Derry, si te traía malos recuerdos optaste una buena opción, ahora estás muy lejos de Derry, estás en la ciudad que no duerme, disfrútala al máximo. —habló Beverly mientras miraba a su amigo fijamente.

Richie asintió.

— Te amo, Beverly Marsh, sin duda eres la mejor amiga que alguien pudiese tener, lo intentaré pero no te aseguro nada, es bastante difícil. —habló Tozier mirando con ternura a Bev la cual sonreía de oreja a oreja.

— Se te extrañará bocazas, y bueno, yo mañana me regreso a Derry, mi deber fue traerte aquí. —susurró Bev.

••••

— Y es por eso que todos tenemos un lienzo en la poesía, alguien que nos inspiró a hacer lo que más nos gusta hacer, el arte de escribir poesía. Así que, ahora permítanme no quitarse las vendas de sus ojos, cada integrante leerá su poesía, ustedes no sabrán quien es, yo tocaré su hombro para que la lean, ustedes simplemente escucharán para que esto se vuelva más íntimo, debo agregar que tenemos compañeros nuevos así que, New Yorkinos y no New Yorkinos, guarden silencio y deléitense de la poesía de sus compañeros. —habló la ronca voz del canoso Horace Hawthorne, profesor de la escuela de poesía y pintura más prestigiada de New York.

Richie aseguró su venda y se quedó un par de minutos en silencio, a pesar de ser nuevo, ya tenía un poema nuevo que compartir a la clase. El de gafas podía percatarse levemente del sonido de los rechinantes zapatos del Profesor Horace al caminar.

Sentía qué tal vez todo esto sería un nuevo comienzo, se sentía un poco más aliviado, la plática con Beverly Marsh le había funcionado bastante.

Y las personas hablaron, habían hablado al menos 6 estudiantes, Richie no lograba ponerles atención del todo, estaba bastante absorto en sus pensamientos y pensando la manera adecuada de leer su poesía. Antes de poder lograr pensar alguna cosa más el de gafas, un carraspeo de alguien se hizo presente y comenzó a hablar.

— Me gusta pensar que voy a volver verte. Que voy a lograr volver a mirarte a los ojos y recordar el otoño y las arrugas al costado de tus ojos; y en cuanto creía en esas cosas que ya no menciono por su nombre. Me gusta pensar que estoy ahí contigo; Enfrente tuyo y de todas las cosas a las que le tengo miedo juntas. Me gusta pensar que estas acá, sonrisa amplia y pestañas infinitas, pensando que aunque la mayoría de las cosas se desvanecen, esto probablemente va a durar por siempre en mi corazón. Me gusta pensarte aunque mi frágil cuerpo lo rodea unos brazos más. —finalizó con esas últimas palabras.

Richie conocía tan jodidamente bien esa voz, la conocía a la perfección, era tan perfectamente familiar. Rápidamente su corazón comenzó a latir con suma fuerza, su piel se enchinó y sus piernas flaquearon, se negó ligeramente con la cabeza.

Tozier tomó de la venda y la arrancó de sus ojos para así quedar completamente perplejo ante lo que se plasmó en sus ojos.

— Eddie... —susurró Richie.

Y finalmente el otro chico al oír esa voz arrancó igualmente su venda.

— Richie. —susurró con dulzura el asmático con una ligera lágrima recorriendo su mejilla al ver esos ojos avellana después de 3 años.

❝ Baby Lips ❞ Reddie ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora