El sonido del timbre que indicaba el inicio a clases retumbó en los limpios y modernos pasillos del instituto. Las personas poco a poco empezaban a desaparecer dirigiéndose a sus clases mientras yo imitaba su accionar.
A cada paso que daba sentí las miradas de las pocas personas que estaban mi alrededor sobre mi, acompañadas de los murmullos y risas que no tardaron en aparecer.
mírala.. ahí esta de nuevo.
Como que huele a zorra¿no creen?
JA, como es posible que alguien como ella este aquí?
¿Que acaso ya no le queda dignidad? ¿Porque aún no se va?
Esas palabras y otras igual de ofensivas empezaron a ocupar mis oídos.
Abracé con fuerza los cuadernos que traía en el pecho, agache la mirada y me eché a correr hacia el salón que me correspondía.
salón A-5.
Con la cabeza aún baja trataba de mirar esos pequeños cuadros color blanco sobre las puertas pero sobretodo trataba que no me vieran llorar de nuevo.
A-2...A-3...A-4...¡A-5!
Empujé la puerta y automáticamente la cerré detrás de mi. El salón estaba en completo silencio y solo escuchaba mi respiración agitada, alcé la cabeza poco a poco y me encontré con toda la clase mirándome como siempre acostumbraban a hacerlo.
Con asco.
Volví a agachar la cabeza y mis pies comenzaron a moverse hasta la última carpeta que estaba en la esquina. Dejé mis cuadernos sobre el escritorio y como un hábito que había adoptado hace algunos años, apoyé el codo izquierdo en la mesa, coloqué el mentón sobre mi mano y giré la cabeza para mirar el exterior.
Era un día lluvioso así que abrí un poco la ventana para que el olor a tierra mojada entrara por mis fosas nasales.
Me gustaba la lluvia, con ella podía olvidar la vida miserable que llevaba por unos momentos.ahhhhh, young mi, que estas haciendo con tu vida.
Miraba la ventana y observaba como las gotas caían con descontrol sobre la acera y en algunos charcos que se habían creado tras iniciar la lluvia causando ondas alrededor del lugar de impacto. A veces me ponía a pensar.
¿como se sentirá ser una gota de lluvia?
Seguramente sería una respuesta muy triste a esa pregunta ya que ellas vienen de nubes que cruzan los majestuosos cielos y sin embargo terminan cayendo en la tierra, un lugar cruel y despiadado donde tendrás que sobrevivir para ocupar un lugar, rompiéndose en mil pedazos imposibles de ver. Para unirse al montón de gotas que cayeron.
El sonido de la puerta siendo cerrada me distrajo de mis pensamientos. La primera acción del profesor al llegar fue dejar sobre el escritorio un maletín color marrón que a simple vista se veía algo desgastado y maltratado por las arrugas que se mostraba en el material para sacar de él un gran grupo de hojas.
-Disculpen la tardanza, con esta lluvia el tráfico ha aumentado- mencionó mientras pasaba el dedo pulgar por su lengua para comenzar a contar el número de hojas que había sacado del viejo bolso.
Agudizando un poco mi vista noté como cada hoja que pasaba tenían marcas de tinta roja escritas sobre ellas. Los exámenes de la semana pasada.
-56- lo escuché susurrar- Bien, en estos momentos les entregaré sus exámenes de la última semana, cuando escuchen sus nombres vengan recibir su examen por favor.
Dios, no...
-Kim Hae Ra- el primer nombre salió de sus labios. Inmediatamente una chica de cabello castaño se levanto de su asiento y fue por su nota. Así pasaron los tortuosos minutos en los que tenia la angustia de que dijera mi nombre. La mayoría de los alumnos en el aula ya habían recibido el dichoso papel y eso solamente hacia que mis nervios y el miedo en mí incrementen.
-Min Young Mi- mencionó mi nombre con cierto desgano. Los murmullos y acciones de los demás se detuvieron al mismo tiempo y como si de un imán se tratara todos giraron su cabeza en mi dirección.
Mordí mi labio inferior suavemente y me levanté de mi lugar para recibir mi nota. Los pasos que daba resonaban en el gran salón, pero como siempre las risas y murmuros no tardaron en aparecer.
Ahí va, que vergüenza da.
Dios, solo mírala.
Las lágrimas amenazaron con salir nuevamente pero antes que eso suceda aceleré mis pasos para coger la hoja y regresar a mi lugar.
saqué 85, nada mal.
El profesor explicaba la clase y el salón estaba en completo silencio, lo único que se podía escuchar era el sonido que causaba la tiza al chocar contra esa gran pizarra verde, el de lapiceros cayendo sobre los cuadernos y de las hojas pasándose.
Gire mi cabeza hacia la ventana por tercera vez en la hora. la lluvia había parado pero el suelo aún seguía húmedo y de las ventanas caían minúsculas gotas resbalándose hasta desaparecer.
Escuchaba las palabras del profesor demasiado lejos como para prestarle atención.
¿Por que? ¿por que a mi? ¿Que hice mal?
Esas palabras me carcomían día con día. La tristeza cada vez era más pesada y las lágrimas eran menos soportables.
¿Porqué no acabar con todo esto de una vez?
No tengo un motivo en mi vida, no quiero nada, solo poder estar tranquila, pero no puedo tenerlo ¿Así que para que seguir aquí?
Soy una cobarde, esa es la razón, no soy lo suficientemente valiente para saltar al vacío o tirar del gatillo. Mi vida es una autentico asco. Yo soy un asco. Tan solo basta mirarme, gorda, demasiado pálida, mi cabello parece un nido de pájaros y tengo los ojos caídos y rojos por las lágrimas.
Sentí como algo frío caía por mis mejillas hasta hacer un sordo sonido contra el cuaderno. Agache un poco la mirada y veía como una gota de lluvia caía al mismo tiempo que una lágrima, hasta desaparecer.Pero dejaba un rastro.
El sonido del timbre me desconcentro de mis pensamientos y mi mirada recorría el lugar observando como mis compañeros se levantaban para continuar con su vida social fuera de las puertas del salón. Me quedé observando al último grupo de chicas que iba de salida. Eran un grupo de aproximadamente 5 chicas, cuerpos esbeltos y cabellos sedosos, uñas perfectamente pintadas y ropas que moldeaban aún más sus figuras. Pero entre nos, son una brujas teniendo a Kim Ha Ni como su líder a la cual la palabra superficial le quedaba como anillo al dedo.
-Hey! Sucia! que miras?- la última mencionada dirigió su mirada hacia mi y a paso rápido se acerco haciendo que su melena dorada se realzara y ondeara como si de una capa se tratara.-Te he hecho una pregunta. ¿Que miras?- definitivamente era una persona horrible, su perfume channel N°2 se podía oler desde kilómetros, al igual que su vanidad y actitud tan déspota.
-N-nada - Diablos.
Si algo había aprendido en todo este tiempo es que aunque este débil o me sienta intimidada nunca lo demuestre, que nunca agache la cabeza ante otra persona y mucho menos con alguien como Ha Ni. Pero lo único que salió de mis labios ante su estúpida pregunta fue una palabra en la cual se notaba el tartamudeo. La debilidad.
-Así? pues entonces no te molestará que les dé algo que mirar a los demás- una sonrisa maliciosa se marcó en sus casi inexistentes labios. De inmediato sentí como un líquido algo tibio caía desde mi cabeza, pasó por mis hombros y torso hasta caer al suelo.
Mi rostro automáticamente palideció mientras que mis ojos se agrandaron y mis labios formaban una perfecta "O". Las risas sobre lo sucedido no tardaron en aparecer y los flashes tampoco.
Y sin poder evitarlo mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
¿Por qué a mi?
~Z