tercero

796 145 39
                                    

Abre los ojos, la luz le ciega un poco, los cierra rápido y los abre nuevamente, poco a poco, acostumbrándose a la claridad. Si hay sol, significa un día caluroso, aunque lo duda, el clima en Seúl cambia cada dos por tres. Aclara su mente y recuerda todos los sucesos de anoche. La cita, la revelación de Hoseok, después ellos haciéndolo y ¡pum! Jungkook llorando. Ver al niño así le destrozó todo dentro de él. Siente que algo falta y se da cuenta que la cama está vacía. Completamente. Sólo está él, con las sábanas enredadas en sus piernas. No hay ruido en la casa, y eso le asusta. Da vuelta y queda en el lugar donde Hoseok durmió. Olía a él. Era fresco, dulce, sin llegar a ser femenino. Estira y truena sus huesos antes de ponerse de pie, le encanta esa sensación de que durmió cómodo, bien acompañado.

Hay una nota en su buró, la lee. Es de Hoseok, en ella está escrito su número de celular, y sonríe. Su letra es algo desordenada pero bonita y original. Abajo está Tae, desayunando cereal con leche y su uniforme del colegio puesto. ¡Joder! Era lunes, tenía que llevar al niño a clases. Se pone una camisa de pijama, asea su cara y boca. Toma las llaves del auto y ayuda a su hijo a ponerse la mochila sobre su espalda.

—¿Viste a Hoseok irse? —pega el coche cerca de la acera, justo al lado del colegio infantil. Hay unos cuantos avisos pegados fuera de éste pero no tiene tiempo para leerlos.

—El me vistió y me dio el desayuno. Dijo que se le hacía tarde, no sé para que, no dijo.

Asiente en comprensión y despide a su hijo con un beso tronado en la mejilla. Cuando esté en la oficina llamará a Hoseok.

×××

Una semana y Jimin nunca le llamó. Hoseok entendía, fue cosa de un rato y estuvo bien. El sexo estuvo bueno, lo acepta. Pero lo que no acepta es otro corazón roto. No tenía tiempo de pensar en eso ahora. No ahora que Jihyung estaba en camino a hablar con él. Sabe que el hombre está enojado y puede esperarse de todo.

Abre sus ventanas porque hace un poco de calor, no quiere sudar. Cuando corre las cortinas el sol choca con su rostro y le lastima la vista, achina los ojos para no hacer tan grande el problema. Con las cortinas y ventanas abiertas, se asoma, mira a la gente pasar, todos traen ropa que les cubra del fresco, el astro de luz acaricia sus cuerpos y parecen disfrutar de ese calor que les brinda, algunas tienen los labios hacia arriba, esbozando sonrisas. Hoseok niega con la cabeza cuando ve a Jihyung bajarse de su auto. Abre la puerta y él está ahí, más molesto que nunca. El miércoles le habló diciéndole que tenían que hablar muy seriamente. Así que, hoy viernes, lo harían.

El hombre mayor entra al pequeño departamento y agradece de su hijo -porque lo es- esté dormido. Observa todo a su alrededor y nota que está como la última vez que vino, hace poco fue, pero Hoseok acostumbra a cambiar las cosas de lugar porque le aburre.

Hoseok rueda los ojos cuando ve a Jihyung sentarse en el sillón, cruzando sus piernas.

—¿Qué hacía Jungkook en mi casa? ¿Y tú que buscas con Jimin? ¿Más dinero?

—Yo no busco nada de él. Para tu información, él me busca a mí. Y en realidad, si necesito dinero. 300 euros cada quince días en estos tiempos es nada. Pero no por eso veo a Jimin. Es sólo un amigo.

—Te doy el dinero justo para que el niño coma —se para rápido, y con su gran mano, agarra la mandíbula de Hoseok, fuerte, lastimándolo. Lo acerca a su cara y él gime de miedo—. ¿Quieres más dinero? Te lo daré, pero te alejas de mi hijo y mi nieto.

—Jungkook no necesita sólo comida. Tengo que pagar la luz y el agua. No alcanza. Además, no me voy a vender por tu dinero. No otra vez.

Jihyung ríe, irónico.

bracelets ❀ jihopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora