Mi Refugio

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Me abracé a su torso desnudo con todas mis fuerzas, respirando su aroma por una última vez en lo que ambos sabemos que se nos harían años.

Suspiré.

Mi nariz navegó por su cuello, inhalando cada pizca de fragancia que residía en él tras la ducha del canario.

Las lágrimas brotaron de mis ojos, no podía más, necesitaba sacarlo, necesitaba que alguien me entendiera de verdad, y sé que él lo hace.

Agoney se limitó a separarme de su cuello con suavidad. Me miró a los ojos, comprensivo, leyéndolos, estudiándolos con la mayor certeza posible.

Posó su mano en mi cuello y, con la sobrante, me limpió las lágrimas que aún mojaban aquella almohada que tantos besos y actos de amor había presenciado,que tantas lágrimas, fueran de alegría o tristeza, había absorbido, y que tantos sueños había acompañado.

Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas cómo una fuerte lluvia sobre el asfalto, mostrando un dolor que nada y nadie podría arrebatarme, porque era consciente de que esta es mi última noche aquí.

El canario agarró mi cintura con más fuerza, acercándome una vez más a él, a sus brazos, a su torso, a sus piernas, a su cuello, a su rostro, a todo él... a mi refugio.

Empezó a susurrar una canción en mi oído, una melodía que, entonada en su voz, supe reconocer al instante.

no hay nada mejor que desearte

Nuestra primera vez, la vez que, desesperados y con la lujuría dominando nuestras miradas, nos entregamos al cuerpo del otro, la primera vez que nos quisimos cómo nunca habíamos querido a ningún otro ser, la primera vez que nos amamos y nos amamos bien.

eres como el sol caliente, yo soy marte

El sol... La gala 5, Agoney con el mayor de sus instrumentos roto, con su voz quebrada. El como todo el tiempo se paró, él a punto de rendirse, a punto de no acabar, yo desde mi asiento, de pie, moviendo mis manos deprisa, con ansia. Nuestras miradas conectaron, y consiguió seguir, consiguió hacerlo gracias a mí, fui el sol que consiguió amenizar su oscuridad, fui la llama que le dió el calor y apoyo que necesitaba.

nunca es suficiente, nunca sé corresponderte

La primera vez que nos besamos, el 17 de noviembre , cuándo nos separamos empezó mi miedo, me aparté, me encerré en las duchas, no quería enfrentarme a él después de las mil y un mariposas que revoloteaban en mi estómago, no después de decubrir que habían surgido por el canario ese sentimiento que llevaba años asustándome, el amor.

pero no hay nada más bello que intentarlo mil veces

Mi mente viajó al 22 de noviembre , la noche que le besé contra los azulejos del color de las mismísimas nubes, que abundaban en aquellas duchas mientras el agua caía sobre nuestros rostros a causa de nuestra torpeza, y de que el de tez morena había abierto el grifo sin querer. Esa misma noche fue la primera vez ahí dentro que las mariposas se habían calmado, que descansaban en paz , que ya no estaban nerviosas, que sabían que era correspondido, y que, se quedarían en mi estómago felices después de cada beso con aquel canario.

soy desordenado cuando quiero, no recogeré los besos que dejé anoche en tu cuello

El primer chupetón, yo riendo a causa de las cosquillas que me brindaba, él marcandome cómo su propiedad , yo gritándole un "HOSTIA PUTA, AGONEY, ¿CÓMO ME TAPO YO ESTO? " al ver aquella gigantesca mancha en el móvil. El día que me acerqué a la cama de Mireya, con el rostro rojo de vergüenza, pidiéndole por favor que me dejara algo de base para cubrir aquella marca más que visible, a lo que rió y aceptó sin cuestionarme nada.

somos un desastre, pero es cierto nos queremos

Las preguntas de nuestros compañeros, los "¿te gusta agoney?" , mi rostro rojo cual tomate tras cada pregunta, tras cada pillada, tras cada risa nerviosa de Agoney después de que Ana, Nerea o cualquiera de los otros 8 compañeros nos pillara liándonos en la habitación o las duchas.

si pasas por mi lado aún se congela el tiempo

Cada vez que nos mirábamos, que nos sonreíamos, que nos necesitabamos, el resto del mundo no existía, los minutos no pasaban, ni los segundos, ni las horas.

-Quién me iba a decir a mí que todo esto existiría. - susurró el canario.

Acercó su rostro al mío, rozando mis labios con la suavidad de los suyos, diciendo en un tono que solo era audible para mí unas palabras que ambos pensamos, pero que nunca nos habíamos dicho.

-Te amo, mi niño.

No esperó mi respuesta, juntó nuestros labios, con algo de frustración en el gesto, porque los dos sabíamos que no me lo merecía, porque sé que se sentía culpable al haber sido nominado en una gala en la que cantaba con él, porque ambos sabemos en el pequeño infierno en el que se va a convertir su estancia aquí mientras yo no esté para calmar sus inseguridades.

Porque me odio al dejarle solo, frente a esto, frente a España

-Yo también te amo, Mickey Mouse.

Noche del 17 de diciembre: mi refugio {Ragoney} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora