Casa de idiotas

Capítulo 1: Una nueva recompensa.

Y aquí estaba Katsuki Bakugou, en su trabajo, con su traje y sus ganas de ser el mejor, como siempre. Su jefe lo estaba llamando para su nueva misión, la casa de Toshinori (un hombre muy famoso) quien buscaba a alguien de bienes raíces para venderla, claramente muchas compañías estarían interesadas en ser parte de eso, porque quien al venderla, sería conocido como una leyenda o al menos en bienes raíces.

—Confió en ti— dijo su jefe dándole una sonrisa triunfante.

....

Y ahí estaba Katsuki, había acudido a la casa para hablar seriamente de los asuntos con los papeles.

Tocó la puerta y un sirviente abrió saludando. Entró y miro a su alrededor.

Si que era grande y había demasiado cristal, un tesoro para bienes raíces.

Lo llevaron a la sala de estar y ahí estaba, el hombre más poderoso de todos All Might (como era más conocido) se veía bien a pesar de su edad, todos sabían porque quería vender su casa, al parecer quería mudarse a un pueblo.

—Es un gusto— saludó Katsuki mientras se acercaba.

Y no pudo evitar mirar al otro lado del sillón.

—Igualmente hijo— dijo Toshinori amable.

Katsuki escuchó lejanamente, Izuku Midoriya estaba justo ahí, o Deku como el rubio lo llamaba para burlarse.

Enemigos de compañías, siempre intentando ser mejor que el otro.

El de cabello verde sonrió al rubio en burla y siguió con su plática, Katsuki podía explotar si fuese necesario, lo odiaba con todo su ser.

—Bueno, saca tu ofrecimiento— el hombre mayor dijo a Katsuki y comenzaron las pláticas de quien era mejor.

Después de unas horas de contar como seria e intentar (por parte de los dos muchachos convencerlo) al parecer el hombre necesitaba pensarlo por unos minutos, dejando solos a los enemigos.

—¿Qué haces aquí? Kacchan— preguntó Izuku.

Si se preguntaban porque ese apodo, pues escuchó a la madre del rubio llamarlo así, molestándolo para siempre.

—Vengo a hacer lo que claramente tu no puedes hacer, Deku— dijo Katsuki egocéntrico.

—¿Crees que podrás ganarme? Sigue soñando— Izuku dijo molestando.

—Bueno, no podré, se que lo haré— Katsuki dijo más egocéntrico.

—Yo creo que...eres un idiota— dijo Izuku en susurro.

—Bueno, tu eres un imbécil— Katsuki dijo enojándose.

—¿A quién llamas imbécil? Idiota— Izuku se levantó molestándose.

—Oh, parece que el imbécil no puede evitar la dura verdad— Katsuki dijo riendo.

—Rie lo que quieras, yo voy a ganar, idiota— Izuku dijo y volvió a sentarse con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué significa esa seguridad?— Katsuki preguntó confundido.

—He vuelto— se escuchó otra voz regresando.

El hombre había vuelto y al parecer ya tenía una decisión.

—Yo llamaré— dijo sin más.

Los dos se quedaron en shock, ¿llamar? Pero ¿no podía decirlo ahora?

—Ya pueden irse— el hombre dijo alegremente para despedirlos.

O más bien correrlos.

Ya afuera, se quedaron pensando por unos momentos y entonces se miraron.