Ciruelo

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¡Hey! Ya vine con un nuevo fanfic pero esta vez de Free porque el último capítulo me llegó a los feels bien intenso porque a pesar de que soy MakoHaru de corazón, el Haru x Ikuya me pudo demasiado y más por su promesa. Amo mucho a Ikuya y agh,necesitaba escribir esto.

Pueden escuchar Lemon de Kenshi Yonezu para mejor experiencia porque amo la cancioncita y medio influyó en el fic.

Espero les guste y puedan dar rw', comentario, favorito y si pueden compartan.

¡Muchas gracias por leer!

Los créditos no son míos de Free en lo absoluto,solo tomé prestado a los personajes al igual que la canción,no me pertenece.

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Porque Ikuya era como una flor de ciruelo.

Florecía a finales de invierno, dando el buen augurio de la primavera que estaba por llegar y, al florecer lucía hermosa y radiante, sin embargo, a pesar de su belleza y vivacidad, pasaba desapercibida por la sakura que la opacaba.

En China, el ciruelo representa fortaleza por imponerse ante la adversidad y en Japón era símbolo de fortuna y salud.

Para él, Ikuya era signo de fortaleza y belleza, sintiéndose totalmente embelesado cada vez que lo veía nadar aunque, si debía ser honesto, le preocupaba que nadara imitándolo a él. Asahi le dijo que debía sentirse halagado pero no, nadar no era una cuestión de imitar sino de liberarse ante el agua, domándola hasta ser uno mismo.

Siempre que salía de la alberca le gustaba ver a Ikuya nadar, dando todo de sí para ir más allá de los límites, le recordaba un poco a Rin pero eran muy distintos, Rin nadaba por su sueño de ser un nadador olímpico mientras que Ikuya nadaba para mejorar por sí mismo.

Incluso en el relevo, su brazada de pecho le cautivó más que la de Nagisa cuando iban en primaria. Su bonita sonrisa al ganar fue lo suficiente como para darle fuerza para nadar y llegar en primer lugar.

Quizá, tal y como decía Rin, los relevos te dejaban ver una vista que jamás habías visto.

Y sí, la sonrisa de Ikuya era un suceso extraordinario porque no sucedía muy a menudo.

A pesar de sus esfuerzos, no pudieron calificar para más al avanzar pero no se daría por vencido. No cuando había encontrado un equipo con el cual quería luchar codo a codo para ganar.

Cuando Asahi dijo lo del campamento no lo había tomado demasiado en serio pero, al verlos en su casa, supuso que no era broma. Justamente despertó porque escuchó la dulce risa de alguien, no era cálida como la de su abuela y, a pesar de ser algo tímida como la de su madre, sonaba muy alegre, por lo qué, movido por la curiosidad, abrió los ojos; viendo como Ikuya Kirishima reía gracias a las cosquillas que lo invadían.

¿Qué fue esa punzada que sintió? A pesar de sentirse aturdido por la belleza con la que Ikuya reía, algo en sus adentros retumbó, molestándose ligeramente por el hecho de que Asahi le hiciera cosquillas. No le gustaba eso. No quería que lo hiciera porque sentía que las bonitas y contadas risas de Ikuya se acabarían.

O eso creía.

De vez en cuando se ponía a pensar acerca de lo que sentía por Ikuya, no lograba comprenderlo del todo, solo sabía que no le gustaba que Asahi o Kisumi fueran tan expresivos en cuanto su afecto hacia él o que llorara y fuera Asahi quien le hiciera reír. Lo odiaba. También detestaba cuando Satomi, la amiga de la infancia de Ikuya, hablaba demasiado de él, incluso le mostró la foto que tenía de los Kirishima y ella desnudos jugando de niños en el agua; en ese momento solo pudo enfocar en la bonita sonrisa que Ikuya tenía desde niño, tanto que sentía que veía una obra de arte en vez de una simple foto pero, segundos después, algo dentro de él le hizo desviar la mirada, era esa terrible sensación de molestia que salpicaba dentro de él por saber que Ikuya estaba con esa niña.

CirueloWhere stories live. Discover now