Capítulo 22: "¿Y este de dónde salió?"

22.8K 1.3K 282
                                    

«Jack, ¿seguro que no quieres llamar a alguien?»

«No, ¿por?»

«¿Tal vez porque es navidad?»


—¿Tú tienes hermanos?

—Solo este.

—Ey, recuerda que soy tu mayor —se mete el dichoso hermano, portando una obvia aura de superioridad.

—Dejando de lado el hecho que nunca has mencionado nada sobre él y de su existencia, ¿por qué al menos no lo mencionaste cuando me invitaste a venir?

—Aún sigues con la costumbre de obviar lo importante —dice el hermano, negando con la cabeza mientras se cruza de brazos en reproche.

—Eso no importa ahora si no el buen trabajo que ha realizado pintando el cuadro que le pedí, Amelia —explica mostrando su sonrisa segura.

—Cierto —comento, pensativa, y al no encontrar una razón levanto la vista hacia él—. Por cierto, ¿por qué se lo pediste?

—Por ti —asegura, casi orgulloso.

—¿Por mí? —cuestiono, no muy convencida— No... no comprendo.

Sonríe, mostrando pizcas de inocencia.

—Señorita, estoy a punto de darte un importante anuncio que involucra nuestra relación —anuncia, usando un tono de voz similar al de las épocas antiguas.

¿Dijo nuestra relación?

—¿Y cuál es ese importante anuncio que mencionas, joven? —intento copiarle el tono solo que termino sonando como un perico.

—Señorita Amelia, la luz de mis ojos, el calor de mi corazón, ¿le gustaría almorzar conmigo la próxima semana? ¿Y el día siguiente a ese, y el siguiente?

Sonrío, más por su encantadora voz que la petición en sí.

—¿Qué estás diciendo? —pregunto, divertida ante su extraña proposición.

—Quiero cenar contigo cada día hasta hacernos viejos.

—Sigo sin entender. —Niego con la cabeza.

¡Vamos, cerebro, no seas tan lento y explícame lo que quiere decir!

—Le han cambiado el horario y ahora tiene tiempo libre para que coman juntos —aclara el hermano, destrozando nuestra preciosa burbuja—. Lo siento, pero no puedo seguir viendo esta escena tan cursi. Si me disculpan, me iré con gente más interesante.

Lo vemos dirigirse a un grupo de personas que iban charlando y me sorprende su manera de integrarse en la conversación con tal natural que pareciera que ha estado allí desde el principio.

—Como decía... —continúa el calor de mi entrepier... corazón—. ¿Qué te parece, aceptas comer conmigo cada día y por el resto de nuestras vidas? —Sujeta mis hombros, dedicándome un cautivante gesto propio de ser hechizante para cualquier ser viviente.

—Acepto, ¡claro que acepto! —aseguro emocionada, alucinando que es justo lo que diré cuando nos casemos.

—Entonces es una cita.

—¿U-una cita? —tartamudeo, incrédula de lo que oí.

—Tengo hambre, ¿vamos a comer?

—Espe...

—Le preguntaré a Frank si quiere acompañarnos —me interrumpe mientras busca con la mirada a su hermano.

—¿Dijiste cita? —insisto mientras se aleja.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora