Capítulo 27: "Saliendo con la modelo"

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«¿Cuál es tu nombre? El mío es Jack».

«No eres solo una amiga, eres mi mejor amiga».

«Gracias a ti voy a ser modelo».


Dicsi dicsi araña, subió su telaraña, vino la lluvia y se la llevó.

—¿Amelia?

Dicsi dicsi araña, subió su telaraña, vino la lluvia y se la llevó.

—¿Amelia, estás bien? Te ves pálida.

Dicsi dicsi araña... Rayos, ¿no me sé el resto de la canción?

—Ey, Amelia. —La del cabello sedoso agita su mano frente a mi rostro tan rápido que casi me vuelvo bizca.

—¿Si?

—¿Quieres ir al baño? Parece que estás a punto de vomitar.

—Creo que la hamburguesa me cayó mal —digo, aun mirando al vacío, con mi voz monótona.

—Debe haber un baño cerca... Ah, disculpe —parece dirigirse a alguien más—, ¿podría indicarme dónde está el baño más cercano? Mi amiga no se siente bien.

—Desde luego —es la voz de un joven, obvio tenía que ser hombre—, si va por ese pasillo encontrará uno.

—Muchas gracias. —Sus manos me levantan de la silla—. Vamos a que te refresques un poco.

Otro par de manos me sujetan por la derecha.

—Las acompaño. Si no se siente bien puedo conseguirle alguna medicina.

¿Ahora sí quiere ayudarme? ¿Dónde estuvo cuándo me ahogaba con la soda la vez pasada que vine? Un niño fue el único que llegó a acercarse para golpearme la espalda y de paso arrancarme algunos mechones.

Aun así, me dejo llevar hasta el baño como una octogenaria que apenas y puede moverse.

Atraigo la atención de varias personas interesadas, tal vez pensando que estoy teniendo un ataque o estoy a punto de tenerlo. Oh si, como les gustaría que hiciera una escena, que me tirara al suelo y empezara a chorrear sangre exageradamente y hasta otras voces empezaran a salir de mi interior.

—¿Necesitan algo más? —ofrece el joven trabajador en la entrada del baño.

La de la ropa de marca me deja frente a un lavabo para hablar con él. Ruedo los ojos y abro la llave del agua para remojarme el rostro.

—Creo que quiero orinar —le digo a mi reflejo.

—Ve, yo te espero aquí —responde alguien que no es mi reflejo y dirijo la mirada hacia la del pecho de infarto al momento en el que se acomoda a mi izquierda.

—Creo que quiero hacer algo más que orinar.

—Como dije, yo te espero aquí.

—Que quiero vomitar. —Me apoyo con ambas manos del lavabo y dejo caer la cabeza al resultarme demasiado pesada.

—Oh. —Se me acerca y coloca su mano en mi espalda—. ¿Tienes nauseas?

—Un poco. Creo que mi hamburguesa no estaba bien cocinada. —Cubro mi boca con la mano derecha para soportarlo.

—¿Y por qué te la comiste?

Porque tenía hambre.

—Porque la vaca... uhh... murió para... urgg... —Salgo corriendo directo a uno de los baños y expulso la carne ahora molida de mi sistema.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora