07- Asmita

169 17 29
                                    


Es curioso como algo que en un principio parecía hermoso, increíble, tierno y mágico; poco a poco comience a teñirse de tristeza, oscuridad, simplicidad y todo en torno a una rutina monótona en donde el un beso de los buenos días se convierte en un seco <<Hola>>.

Quizás nunca hubo una chispa de verdaderos sentimientos en sus palabras y quizás es que yo disfracé cada signo de la infelicidad que demostraba su corazón por no estar al lado de la persona a quien realmente amaba.

Ahora que por fin mi corazón ha logrado entender que esta falsa felicidad que nos inventamos ya no puede ser sostenida entre nosotros, que mi alma ha asesinado toda esperanza de lograr siquiera ocupar un puesto más importante que el de mejor amigo o el de segundo plato y se extingue la esperanza de seguir a tu lado, ahora que he tocado fondo es que puedo comprender que he estado viviendo en una triste fantasía.


Mis deprimentes pensamientos son acompañados de gruesas y amargas lágrimas por el dolor provocado de tener un corazón roto -además de un cuerpo muy adolorido.

Las gotas saladas que expulsan mis ojos resbalan por mis rojas mejillas hasta dar con el cuaderno en el que escribo el final de mi más famosa obra en esa maravillosa aplicación escritora, con la cual es que mi amor imposible se ha enganchado y deseaba saber el final de esa hermosa pareja que pudimos ser.

Habían transcurrido ya diez días en que he estado lejos de Hasgard, lejos de ese ser dulce que se transformó en una irreconocible bestia esa noche y en el que mi rival de amores me ayudó a alejarme de él. ¿Quién lo hubiera imaginado que Asmita sería mi salvador esa fatídica noche oscura?

La verdad es que yo no, por eso en todo este tiempo he tratado de serle útil, una semana estuve en el hospital en donde estuve acompañado de Hades, su novio Seiya, Alone el renacuajo menor a Hades, unos casi amigos llamados Aiacos, Radamanthys, Minos y Mefistófeles; todos conocidos de la preparatoria.

--- ¿Kagaho gustas acompañarme al supermercado? Hoy es día de llenar mi alacena y refrigerador. -Me invita amable el rubio de celestes orbes acompañado de una suave sonrisa.

--- Por supuesto, sirve que busco algún departamento en renta. - Respondo limpiando cualquier rastro de haber estado llorando y cerrando mi cuaderno. Ordeno el escritorio que usaba de apoyo para tomar mis audífonos, mi celular y una sudadera negra.

--- Sabes perfectamente que no es necesario hacerlo, aún debes estar vendado, estar en reposo y tomar las medicinas correspondientes y...-Levanto mi índice para detener sus palabras antes de que comience con una misa sobre mis cuidados.

¿Lo había mencionado ya que estoy viviendo con Asmita? Bueno desde hace diez días cuando le llame por auxilio y desde entonces ha cuidado de mí como un hermano mayor. Ahora es cuando entiendo el por qué es que Hasgard se enamoró de él y la razón de que no pudiera olvidarlo.

Digo, es un pan de dios. No me sorprende el que también su amigo Deuteros se le haya declarado, creo que si fuera una mala persona, haría que todos comieran de la palma de sus manos, que bueno que es una agradable persona.

--- Shh... Asmita, no pienso seguir aprovechándome de tu hospitalidad, prefiero hacerme cargo de mí mismo y además necesitas tu espacio.... Y no hay pero que me haga cambiar de opinión. -Me apresuro a responder pues Asmita estaba por refutar ante mi decisión. Él bufa en bajo y suspira.

--- Está bien, vamos entonces ahora que es temprano y de seguro no habrá tráfico. -Asiento a sus palabras para tomar él una bufanda y cubrir su cuello, después proseguimos a salir de su hogar e irnos al supermercado.

Como dijo Asmita, no hubo tráfico por lo que cuando nos fuimos en su modesto automóvil -si claro, si es que modesto es usar un lamborghini negro- hasta el supermercado no fue complicado ni tardado, eso tanto el ingresar y comprar lo necesario como el salir e irnos de regreso a su casa.

Cierto que me regaló un pote de helado de arándanos y vaya que me hizo bien, olvidé el motivo por el cual me encontraba triste, como su en verdad estuviera siendo mimado por mi hermano mayor y es que Asmita era mayor a mí.

Estábamos ya afuera del super cuando justo terminaba de acomodar las bolsas de compras en la cajuela de su auto, un imbécil me pasa a derrumbar o taclear quedando encima de mío; sin embargo, me incorporé rápidamente para darle con lo primero que cogí del suelo, un limón.

--- ¡Fíjate estúpido! -Reclame adolorido, tenía todavía vendado mi abdomen por lo que la caída dolió demasiado. Pero en cuanto escuché su voz, me quedé paralizado del asombro y la sorpresa.

--- ¡Demonios mis dragoncitos!

--- ¡Tú!

Estamos Ciegos Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora