08- Malditas Coincidencias.

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- ¡Demonios mis dragoncitos!-Se queja el muy idiota.

- ¡Tú! -Grito histérico al reconocer al Tarado de Libra tocándose la zona afectada por mi limonazo.

- ¿Eh? -Sus ojos esmeraldas se enfocan en mí y una sonrisa llena de asombro surca sus labios.- ¡Gruñoncito! Vaya que el destino es caprichoso.

-Ni que lo digas, yo juraba que nunca más volvería a verte. -Digo serio, la sonrisa que portaba el de ojos esmeraldas se desvanece además de la expresión de sorpresa y desánimo que pone, y yo suelto una pequeña risa por ello.- Es una broma Dohko. La verdad si me da alegría ver al divertido Tarado de Libra.

-Primero, no sé si ofenderme o halagarme. Segundo, ¡Has dicho mi nombre y alegre! ¡Es el fin del mundo! -Bromea conmigo, pero borra su sonrisa al ver que tomo otro limón y lo alzo con claras intenciones de lanzárselo en el mismo lugar que antes. Ahora que recuerdo, que bueno que usé maquillaje para ocultar mis heridas estéticas, sino, tendría que irme huyendo... Y no, no soy un cobarde.

- Esto... Kagaho... ¿Quién es él? -La voz incómoda y confundida de Asmita me devuelve a mi realidad, de hecho me hace sentir mal el haberlo olvidado y concentrarme en Dohko.

-Oh, discúlpame Asmita. Mira, él es el Tarado de Libra, alias Dohko. Es un idiota que me encontré en la convención esa que te conté, antes de que sucediera Eso, Dohko me hizo tener un divertido día. -Explico de verdad alegre, me gusta hacerle algo de bullying a el castaño quien me mira con el ceño fruncido. Supongo yo que me mira así por lo que dije hace unos instantes, yo sólo le muestro mi lengua de manera juguetona. - Y Dohko, este rubio que me acompaña se llama Asmita, es un amigo...un gran amigo.

Resumo dándome cuenta que mi grupo social se ha expandido. Antes eran Hades con su novio Seiya, el trío de seguidores, además de primos, de Hades, el raro de Mefistófeles y Hasgard... o lo era antes de ese día. Ahora está Asmita y Dohko, dirán que no es mucho pero para mí, es un enorme paso el querer tener más amigos.

-Oh, mucho gusto.-La suave y alegre voz de Asmita interrumpe mis pensamientos, miro como ofrece su mano al idiota castaño y éste estrecha su mano con la del rubio.- Me alegra que Kagaho tenga más amigos, por mi parte espero que podamos formar también una lazo de amistad.

-Bueno, el gruñoncito es un hueso duro de roer pero pude llegar a su frío y duro corazón. -Bromea el idiota, a lo que le lanzo otro limón en el mismo lugar que hace rato; para su suerte, puso sus manos y no le di.- Bueno ya, me vas a dejar sin descendencia.

-Esa es la idea, Tarado.

-Oye Asmita, ¿Podríamos cambiar cuerpos? Me maltrata mucho, a un indefenso, sexy y encantador hombre que lo único que desea es hacer feliz al bello mundo. -¿Ah? Molesto, alzo otro limón para aventárselo sin remordimiento alguno y él se esconde detrás de Asmita. - ¡¿Ves?! Es un gruñoncito malo.

-¡Eres un hijo de tu sagrada madre!

-Kagaho calma, no te exaltes que te hará daño. -Me detiene preocupado el rubio, suspiro y relajo mi cuerpo ya que sí, me comenzó a doler mi torso, en la parte dañada.

- ¿Por qué dicen eso? Kagaho, ¿Te pasó algo? -El tono de diversión que antes había en su voz, ya no está. El castaño se acerca a mí con un semblante serio, jamás se me hubiera ocurrido verle de esa manera.

No sé si decirle, digo, me cae bien y todo pero aún no creo estar listo para soltarle información personal.

-Kagaho. -Repite de manera aún más seria.

-No pasó nada, sólo que me caí. Eso es todo, Dohko, me alegra haberte visto otra vez pero ya es tarde y creo que ambos tenemos cosas que hacer. -Sin dejar que me refute algo, levanto lo que tiré y cierro la cajuela del auto del rubio.- Asmita, te espero adentro. Adiós Dohko.

Sin mirarlos me adentro al auto, bufo fastidiado por lo sucedido. Quería dejar atrás eso, olvidarlo, pero creo que no podré. Y no digo que no deseo que se enteren de ese incidente por miedo al qué dirán, sino que no deseo dar explicaciones a nadie.

Asmita no tarda en entrar a su auto, no me dice nada y enciende el vehículo. Retrocede para salir del estacionamiento, cuando lo hace y endereza la dirección, noto de pie a Dohko mirando al auto o eso quiero creer. Suspiro, nos alejamos pero no dejo de mirar al castaño.

Durante el trayecto del súper al hogar de Asmita, nadie decía nada. Nos envolvió un incómodo silencio, el cual la verdad deseaba mantener, no deseaba dar explicaciones y sé que el rubio a mi lado no le habrá gustado mi comportamiento anterior para con Dohko.

-Fuiste demasiado duro y no, no es un sermón. -Decide hablar el rubio, yo solo me dedico a mirar por la ventana. Creo que mis planes de buscar un departamento para mí solo, hoy no se harán.

-No me gusta dar explicaciones a desconocidos.

-Pero no lo es, digo, si te conoce y hasta se dicen apodos, eso quiere decir que son grandes amigos. Debes de tener cuidado con tus palabras. -Me dice de manera suave, como si sus palabras fueran una sugerencia.

-No quiero ser tan cercanos... Ni siquiera Hades sabe de lo que pasó hace diez días, no quiero saber cómo se pondría pues nunca le agradó Hasgard. -Aclaro a mi compañero. Hades dice que me ve como un hermanito al que debe cuidar, pero por lo mismo no deseo darle problemas que yo perfectamente puedo arreglar.

-Conozco a tu ex, ni yo mismo me podía creer lo que vi esa noche. No siento lástima por ti, creo que eso sería un insulto, pero si siento mucho cariño a pesar de haber tenido a la misma pareja. -Suelto una pequeña risa amarga al recordar ese detalle, llegamos a su hogar, estaciona pero nadie baja del auto. Me mantengo ahora mirando mis manos, nervioso. -Desearía que confiaras en mi, como yo lo hago contigo. Quiero demostrártelo con hechos y no con simples palabras vacías.

Le miro, un poco sorprendido pero a la vez un poco avergonzado.

-Todos tienen razón contigo. -Le digo después de dejarle esperando algún comentario de mi parte. Él coloca una cara de confusión al escuchar mis palabras.

-¿Razón en qué?

-En que eres un pan de Dios, eres muy amable, tanto que das miedo. -Río un poco ante mi comentario.

-Bueno, siempre quise tener un hermanito. Eres bastante tierno, haces que uno quiera protegerte, a pesar de mostrarte difícil.

-No soy tierno, además... Bueno, admito que si me agrada tener a un hermano mayor. -No me gustó eso de tierno, pero aquello de tener un hermano mayor, me agarró en desnivel.

-Entonces está decidido. Somos hermanos, así que olvídate de buscar otro lugar que ahora esta casa es oficialmente tuya. -Sonríe animado ante su sentencia.

-Ni creas que te diré Ni-san. -Bromeo y él me mira otra vez con confusión. Maldito sea ese par de otakus de Hades y Seiya, que ya me pegaron sus costumbres raras. -Olvídalo, me contagié de estupidez.

-Eh... ¿Ok?

Estamos Ciegos Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora