Mi primer día en Washington.

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Mi familia empezó a empacar todo impecablemente, para tener un viaje sin problemas de camino a mi próxima pesadilla. Duramos aproximadamente 2 horas para llegar al aeropuerto, 4 en el vuelo y 2 para llegar a mi nuevo suicidio al que tendría que empezar a llamar casa.

-¡Llegamos! -Exclama mi madre.

-Compárteme tú motivación, madre. -Acoté.
Mi madre me dio un pellizco en el antebrazo, una razón más para estar disgustada del todo.

Íbamos entrando en la casa. Lo acepto estaba en perfectas condiciones, estaba en un lugar tranquilo, así que probablemente podría estar tranquila por esa parte. Luego de entrar, mi madre empezó a ubicar todos sus muebles señalando con su dedo. Yo no pude aguardar para entrar a la iba a ser habitación y por primera vez luego de 8 horas de desgracia, sentirme en paz, o al menos eso supuse.

-Mamá, puedes decirme cuál será mi respectivo cuarto, necesito descansar de ustedes. -Le dije exhausta a mi madre.

-El último cuarto del pasillo, el que tiene un baño rosa. -Dijo mi madre, y me fui.

-Por lo menos tendré mi baño propio y no tendré que compartir nada con los fastidiosos ingenuos. -Pensé.

Al entrar a mi nueva habitación, noté que tenía ventanas rodadizas, que llevaban a lo largo de sí mismas, unas cortinas blancas con encaje. Puedo admitir, que me encantaron. Descuiden eso no me hizo amar el lugar.

Empecé a desempacar toda mi ropa, conforme iban pasando las horas, mi padre iba llevando mis muebles a mi habitación, mi cama y mi tocador. Puedo admitir también que quedaban bastante bien en mi habitación. Cuando terminé de todo eso, me di cuenta de que eran las 8:16 PM por que lo me extrañó que mamá no ha hecho ya la cena.

-¡Ella, baja ya a cenar! -Gritó mi madre.

Al parecer tenía ya más de 1 hora llamándome y al tener puesta música con los cascos, no escuché nada. Tendría que ir buscando una excusa o mi muerte.

-Ya bajo, madre. Un Segundo por favor. -Grité.

Luego de que le grité eso, me puse mis sandalias, agarré mi cabello con una coleta, guarde mis cascos, tomé mi celular y baje de inmediato a cenar.

-¿Qué hacías, niña? Tenía más de 1 hora llamándote. -Aclamó mi madre molesta.

-Lo siento mamá, tenía puestos los cascos. -Dije disculpándome con ella.

-Pues para la próxima me avisas ¿no? -Me dijo mi madre.

-De acuerdo. -Dije y me senté para cenar.

Estábamos cenando bolitas de carne con pasta y perejil, me encanta. De pronto mi padre decide hablar, y es la primera vez que lo escucho hablar en todo el día.

-¿Qué tal les va aquí? -Preguntó interesado en qué podríamos decir.

-No hay mucho espacio para mis juguetes. -Dijo Billie, uno de mis hermanos demonios.

-¿Por que no los pones junto a los juguetes de Sam? -Preguntó mi padre.

-Papa, si la habitación es para mi, no tengo nada que buscar en la de Sam, por favor. -Dijo mi hermano, casi llorando.

-Bueno, de acuerdo, hijo. -Dijo papá. -¿Y a ti Ella, como te trata la casa? -Preguntó papá, notándose interesado por mi.

-Yo estoy bien... ¡Gracias! -Dije de forma seca y sólida. Sí que estaba disgustada con esa casa.

Casi terminaba de cenar y fue cuando mi madre dijo que tenía que lavar los trastes yo, se me vino el infiernos en mente, ¿qué podría ser peor? Dios. Terminé de todo, y pude subir a mi cuarto, me puse los cascos y empecé a leer un libro; "Bajo la misma estrella" lo había leído todo el tiempo desde los 12 años. No me aburre.

De pronto mi padre toca la puerta.

-¿Puedo pasar?

-Ya estás adentro. -Dije de forma desagradable. Lo siento, no se controlarme.

-Bueno hija, para todos es evidente que no te sientes bien aquí, pero hagamos un esfuerzo por tu madre, esta feliz aquí, por fin podrá hacer su negocio de tintorería como siempre ha querido, y todos estamos poniendo de nuestra parte. Hazlo. -Dijo mi padre para intentar convencerme de que probablemente quiera quedarme ahí por siempre.

-Padre, no digo que no me guste la casa, pero extraño mi lugar, mis amigos... Haré un esfuerzo por mamá. No te prometo nada ¿ok? -Dije de forma sólida otra vez.

-Hija, mañana es tu primer día de escuela, te aseguro que mañana tendrás otra perspectiva de este lugar. Descansa. Buenas noches. -Dijo mi padre sin más.

-Me apagas la luz. -Le dije como si no hubiese prestado atención a más nada.

Luego me recosté en mi cama, y sin más me quede dormida. Supongo que no quería en el primer día de escuela/infierno nuevo al que me tocara desistir mañana.

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