Un comienzo de relación.

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Al recordar la alocada aventura que había vivido con el ahora denominado "dúo dinámico", se ponía a pensar en que tal vez el ponerse tan mal solo por una pelea, no era muy correcto y racional, pero él lo veía de esa manera ya que nunca se peleó con ningún amigo que le importara al punto de llegar a preocuparse tanto.

No llegando a ningún pensamiento optimista, repentinamente se enteró de que Melissa y Alice se irían de viaje a la playa por unos cuantos días, al comentárselo, las dos le prometieron llenarlo de regalos una vez que regresaran.

Se acercaban unos preciados días de descanso por parte de la escuela, pero por petición de algunos estudiantes, ésta permanecería abierta para los integrantes de algún club, aunque bien, si no se pertenecía a ningún club, no pasaba nada, y se podían faltar los días para poder descansar.

La escuela permanecería abierta de las 08:30 de la mañana a las 05:00 de la tarde.

Eric no quería permanecer mucho tiempo en su casa, ya que no solo eran días de descanso para los estudiantes, sino que también lo eran para algunos trabajadores, y para colmo, su papá era uno de ellos; ya era costumbre que cuando se presentaban oportunidades, que su padre llevara a sus amigos a la casa para poder quejarse de cualquier cosa mientras Eric tenía que hacerles la comida y prepararles todo lo que necesitaran.

Aparte de la razón anterior, Eric sentía mucha curiosidad por ver y conocer toda su escuela, sin preocuparse de estarse estrellando con veinte personas cada cinco pasos.

La mañana del primer día de descanso, era sumamente linda, el cielo era de un azul no tan pálido como los días anteriores, había muchas nubes muy blancas, esponjosas, y de gran tamaño, los aviones que pasaban dejaban tras de si una blanca estela fugaz.

Antes de salir de su casa, Eric alistó una mochila, en donde llevaba: su celular, unos cuántos libros, un cuaderno de dibujo,  unos lápices de dibujo, una libreta pequeña, y un bolígrafo color negro.

En cuanto tuvo todo ordenado, salió caminando a su escuela.

Al caminar hacia la escuela, Eric tenía que cruzar una calle un poco estrecha por la cual no pasaban coches, y raramente se encontraba con personas caminando por ahí, esa calle le gustaba porque el interior de las bardas que separaban las casas y las banquetas estaban llenas de árboles; árboles muy grandes y muy frondosos, similares a los que se encontraban en su escuela.

Su casa no se encontraba realmente lejos, por lo cual la mayoría de los día se iba caminando, y cuando no tenía ganas de caminar, simplemente usaba su bicicleta.

Cuando llegó a su destino, se dirigió al club de lectura, y al notar que no había casi nadie, salvo una persona, se le  ocurrió que tal vez podría ir a dar una vuelta, con suerte vería algunas cosas interesantes.

Salió del club, y dio un paseo por los grandes patios, se concentraba en la falta de gente, y en la amena sensación que eso le producía.

Lo primero que logró captar su atención, fue darse cuenta de que habían varias personas que asistían a la escuela en esos preciados días, que la mayoría usaba para irse de vacaciones o simplemente para tomarse un descanso relativamente largo.

Al continuar explorando los límites de su zona de confort, aprovechó la carencia de personas, e investigó una zona cercada, en la cual  se encontraba una alberca, ésta no tenía dimensiones muy exageradas, pero era lo suficientemente grande como para practicar natación.

Se quedó observando el agua durante un rato, viendo como se movía creando reflejos que se asemejaban a las estrellas fugaces.

Al sentirse medianamente satisfecho y algo aburrido, pensó que lo mejor sería volver al club y ponerse a leer un rato; llegó, tomó una de las sillas extensibles que se encontraban dobladas , y se recargó cerca de la esquina de la mesa grande que se encontraba cerca de uno de los estantes que todavía no estaban llenos.

Al acercar su mochila hacia él, sacó un libro que había comenzado a leer hace tres días , y al que solo le faltaban unas 32 páginas para poder acabarlo; cuando lo logró, se olvidó de que había echado otro a su mochila por si lo llegaba a terminar, así que se acercó al estante detrás de él, y comenzó a observar los títulos.

Al iniciar su búsqueda desde los libros de abajo, tuvo que arrodillarse para verlos; estaba tan perdido en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que alguien se le estaba acercando, y cuando la distancia ya era lo suficientemente corta, posó su mano de manera un poco brusca sobre el hombro de Eric, el cual se asustó por la acción tan repentina y sin previo aviso, soltó un manotazo hacia el desconocido, y ambos se miraron sorprendidos por las acciones del contrario.

La persona que lo asustó era un joven alto, delgado, de lentes, cabello alborotado, piernas largas, y no muy moreno; éste se disculpó, y posteriormente pasó a presentarse con Eric.

-Soy Bernardo, es un placer conocerte y de tenerte en el club de lectura, lamento haberte asustado...

-Gracias, soy Eric, el placer es todo mío, y no se preocupe, no ha sido nada...

-Bueno, ¿vez algún libro que te llame la atención?

-Por ahora solo estoy viendo, pero gracias de todas formas.

-¿Puedo hacerte una recomendación?

-Claro...

-Hay un libro llamado "Los latidos de mi corazón", es un libro realmente bueno, y la historia tiene de todo un poco, de hecho ¡es mi libro favorito!

Al escuchar tal confesión, Eric no pudo evitar sentir una gran cantidad de alegría, la cual se disparó de manera inconsciente y espontánea.

-¡¿Es enserio?!

-¡Sí! 

-¡A mi también me encanta ese libro!

-¡Que sorpresa!, de hecho no pensé que lo conocieras, y aunque lo hubiese sabido, no creí que te gustaran las novelas románticas, pero es una linda sorpresa que sea así.

-Digo lo mismo, pero ¿por qué no esperabas que me gustara el romance?

-¡Oh! bueno, por que te vez muy serio, y pensé que eras más de suspenso y acción, no lo sé, simplemente no me lo esperaba.

-Vaya, pues no discrimino ningún género literario, y tú...¿cómo consiste ese libro?

-Desde pequeño me ha gustado leer, ya que mi padre y mi madre me heredaron el gusto por los libros; mi padre es editor, y cada año le regalan libros o sagas las cuales lee con mucho entusiasmo, y si le gustan y las considera adecuadas, me las presta para que yo también las pueda disfrutar; mi madre trabaja en una librería, y de hecho, fue gracias a su trabajo que se conocieron; como regalo número nueve, mi madre me llevó a su trabajo, y me dijo que escogiera el libro que quisiera, recorrí la tienda completa, y el único libro que logró captar mi total atención, fue ese; con esa cubierta rojo carmesí, y con esas hermosas letras de color oro brillante...

Simplemente me enamoré de ese libro.

Creo que mi historia suena como una historia de "amor a primera vista".

Al terminar aquella conmovedora historia, el corazón de Eric latía con una gran fuerza, y sintió como la sangre teñía sus mejillas , y la cabeza le daba vueltas.

Por primera vez comenzaba a experimentar un sentimiento de admiración hacia una persona de su misma edad, o al menos de una edad parecida.

Las palabras simplemente no salían de su boca, pero sus ojos reflejaban un intenso brillo lleno de curiosidad y asombro por aquel extraño ser que compartía una de sus más grandes pasiones.

Eric no podía esperar por mantener una larga charla con aquel chico de apariencia amable , honesta e intelectual; pero no era fácil darle confianza y cariño a alguien después de haber sido brutalmente herido en el pasado...

Después de poner en práctica todo su auto control y su muy fingida indiferencia, Eric regresó a su casa y armó un plan no muy elaborado para conocer un poco más a ese chico de nombre Bernardo.


A veces el silencio dice más que mil palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora