Yoongi no dudó en apretar el gatillo. Nunca lo hizo.
La bala destrozó la gran cristalera de la oficina, enviando miles de fragmentos brillantes por el aire. Observó por la mira del rifle cómo el hombre que hace unos momentos estaba hablando por teléfono caía al suelo. En el momento en el que cayó desplomado en la dura superficie, ya se encontraba muerto y con la camiseta empapada de sangre.
Su nombre era Park Jongseok. Tenía 43 años, tuvo una ex mujer y dos hijos los cuales no había visto en años. Trabajaba en una empresa de seguros y también era camello hasta que molestó al "dios local" de las drogas. Era estúpido, un hombre despreciable. ¿Merecía morir? Yoongi no se cuestionaba esa clase de preguntas, hacía tiempo que lo dejó de hacer. Solo hacía su trabajo. Hubo unas pocas ocasiones en las que rechazó algún caso. Tenía un compás moral, incluso si era uno un poco roto, y había un conjunto de reglas que intentaba seguir. Sin embargo, al final no era nada más que un asesino y el estaba completamente satisfecho con el hecho de serlo.
Se levantó y cogió su rifle con prisa y puso las partes cuidadosamente en su maletín para seguidamente irse del tejado. Empujó la pesada puerta de hierro para cerrarla y bajó las escaleras trotando a un paso acelerado. No tenía prisa, sabía que a la policía le tomaría tiempo llegar allí y descubrir de donde vino el disparo. No se tenía que preocupar por las cámaras de seguridad y tampoco por los testigos, su cara estaba cubierta por una máscara negra y una gorra.
Cogió el metro para llegar a casa. Entró en una tienda de camino a casa para hacer la compra. Llegó a su apartamento cuando el sol se empezaba a poner, pintando el cielo rosa con nubes naranjas.
En ese momento vivía en Seúl, en un barrio pobre con casas antiguas. Podía permitirse un lugar mejor, solo que necesitaba mantener un perfil bajo por un tiempo. El edificio en el que vivía era un agujero de mierda, sucio y ruidoso, pero no le importaba realmente. De todas formas sabía que se iba a ir pronto.
Subía las escaleras de dos en dos, sujetando en una mano la bolsa de plástico llena de comida y en la otra su maletín. La gorra seguía puesta en su cabeza pero se había quitado la máscara, ahora estaba flojamente enrollada en su cuello. Estaba a punto de llegar a la segunda planta cuando vio a un chico fumando en el último escalón. Yoongi apenas lo miró, sólo sintió el humo del cigarro rozarle mientas pasaba por su lado sin decir una palabra.
-Hola -le dijo el chico de repente antes de que desapareciera por el pasillo que llegaba a su puerta. Yoongi se detuvo y se giró para mirarle.
-Hola -respondió sin ningún tipo de emoción y recorrió al chico con su mirada. Las venas eran visibles en su mano mientras se llevaba el cigarro a la boca, sus labios enrojecidos se curvaron alrededor de él perezosamente. Exhaló el humo lentamente y sonrió. Era por lo menos siete años menor que él. No podría tener más de 18 años. Era alto y musculado pero había una inocencia infantil en su sonrisa tímida y en sus ojos grandes. La gente lo hubiera llamado guapo, supuso Yoongi, pero no sabía mucho sobre esas cosas. Lo que en verdad llamó su atención fue el moretón rojo y violeta que florecía en la mejilla del chico, debajo de su ojo izquierdo.
-¿Qué le ha pasado a tu cara? -preguntó, no porque le importara, solo tenía curiosidad por lo que diría el chico.
-Me di con un poste -sonrió. Yoongi resopló.
No era un poste, era el padre del chico. Vivían en el apartamento de al lado y los escuchaba pelear a menudo. Ese hombre era un abusón de mierda. Yoongi no entendía por qué el chico no había escapado de casa aún después de todo lo que había pasado. Pero la cosa era que a él realmente no le importaba.
-La próxima vez, defiéndete -le aconsejó y esa era toda la ayuda que estaba dispuesto a ofrecerle.Justo después, la primera puerta del pasillo se abrió y dos hombres salieron, el padre del chico los siguió.
-Tienes un día para descubrir quién cortó la droga, Jeon. ¡Un puto día! -dijo el primero mientras caminaba hacia las escaleras, encendiendo un cigarro. El otro le siguió cerca, poniendo una pistola en su cintura. El chico se levantó cuando se fueron acercando. Uno de ellos le empujó violentamente cuando bajaban las escaleras aún teniendo un gran espacio para pasar por su lado. El chico jadeó cuando se estampó contra la pared de hormigón y miró a su padre con preocupación. El hombre se quedo mirando a la nada con los ojos abiertos, visiblemente sudando.
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Russian Roulette; yk
Fiksi Penggemar"Vamos a jugar a un juego." Jungkook dijo mientras cogía el revólver. Colocó una bala en tres de las cinco recámaras y giró el cilindro. "Si gano, puedo quedarme contigo" "¿Y si pierdes?" "Entonces ya no tendrás que soportarme más" Min Yoongi era un...