La historia del Nacimiento.

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Los niños corren por las vías del tren. Ríen a carcajadas mientras se persiguen unos a otros. Todos son de la misma edad, ninguno tiene mas de nueve años... Y hasta ahí llegan las semejanzas.

Tyler tiene el cabello dorado y liso, sus ojos son azules y profundos, y su cara llena de pecas. El papá de Tyler es un famoso empresario que lo trajo a conocer un pueblo cerca del lago donde vienen todos los veranos.

Leticia es una pequeña niña de piel oscura, su pelo rizado está tomado por distintas trenzas a lo largo de su cabeza, trenzas las cuales se mueven al correr al lado de los otros niños. Leticia nunca conoció a su padre, pero su madre ahora mismo está trabajando tejiendo distintos chalecos y vestimentas para vender en la feria local.

Lee es el más alto de los niños, tiene ojos rasgados y piel amarillenta, su oscuro pelo imita la forma de un casco en su cabeza que se va deformando a cada movimiento brusco que hace su dueño al jugar. Los padres de Lee tienen un restaurante chino en una de las grandes ciudades, no es muy famoso ni lujoso pero con el dinero trajeron a Lee a conocer el lago por el día.

Y finalmente está esta Javier, de piel morena y pelo castaño, ojos del mismo color. Javier al igual que Leticia vive aquí en el pequeño pueblo,su padre y madre trabajan en la organización de unas cabañas, su papá las arregla y su mamá las limpia.

Los cuatro niños jugaban feliz de la vida, reían e inventaban juegos. Leticia corría y corría mientras reía a carcajadas, hasta que se tropezó y cayó al suelo, un gran llanto surgió de su garganta al ella ver su herida en la rodilla. Tyler la fue ayudar a parase mientras Javier y Lee la tranquilizaban hablando. Una vez que Leticia se tranquilizó, esta abrazó a Tyler en forma de agradecimiento, pero una mano adulta agarró al niño y lo retiró del abrazo.

El padre de Tyler estaba dentro de un almacén antes, y al escuchar un llanto, pensó que era el de su hijo, salió y encontró esta escena.

Cada padre hizo lo mismo con sus hijos, separándolos. Antes los niños jugaban felices, no había diferencia alguna entre ellos: eran todos niños. Fueron los padres los que hicieron a estos darse cuenta de sus diferencias, hicieron a unos creerse mejores y a otros creerse indignos.

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Años más tarde, Tyler llevó a sus hijos al mismo pueblo, le compró un chaleco de lana a una mujer de color y mientras le pagaba vio por un segundo los ojos de su vendedora, ella le sostuvo la mirada pero ninguno de los dos resistió mas de un pequeño lapso de tiempo.

Ese mismo día Leticia, la cual había seguido con el negocio de su madre, le vendió un chaleco que ella misma tejió a un hombre alto y rubio, le sostuvo la mirada al recibir su miserable pago, pero se sintió diminuta y le quitó la vista de encima.

Uno se los hijos de Tyler empezó a llorar al mismo tiempo que uno de Leticia, los dos lloraban de la misma forma. Uno era oscuro y otro era blanco pero lloraban de la misma forma.

Y así pasa, desde siempre, nacemos sin diferencias pero la sociedad logra separarnos a cada uno dependiendo de como y donde nacemos. Lo único que tenemos que recordar es que todos somos niños, personas, humanos. Todos los niños lloran de la misma forma, independiente su raza, o lugar de nacimiento.

Inspiracion, va y vieneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora