Wilhelm amaba el frío: Le recordaba que estaba vivo y que por ello podía sentir frío y calor. No obstante, el frío que sentía en aquel momento era tan inhumano que le recordó a algo que no experimentaba desde hace un tiempo atrás: El miedo. Wilhelm tenía miedo. Las yemas de sus dedos estaban congeladas y sus ojos, que apenas se abrían, estaban revestidos por una cubierta gelatinosa que le hizo agitarse desesperadamente intentando salir de la helada.
A fuerza de golpes débiles logró escuchar finalmente un crujido, y una compuerta que se abría. Los ojos no se terminaban de adaptar a la baba espesa que los cubría, pero la respiración incrementaba en velocidad y empezaba a sudar en el frío. Sintió unas manos tan frías como las de él, buscando su cuerpo, buscando sacarlo de allí. Las pudo ver: Eran manos claras.
Cuando encontraron su torso, y lo levantaron, Wilhelm volvió a sentir el dolor. La baba espesa que cubría sus ojos tomó matices primero rosados y luego rojos mientras que una lejana exclamación de espanto aumentaba su angustia en un dolor agudo que empezaba a invadir su entumecido cuerpo.
Lo último que vio antes de perder la conciencia fue a una persona vestida en un traje naranja antirradiación gritando que estaba vivo.
YOU ARE READING
Juggernauts
AcciónUn grupo de jóvenes usados como sujetos de experimentación en la República de Cracotea, rescatado por el Servicio de Protección de Superhumanos de Stavyna, es puesto en un tablero de ajedrez para solucionar un conflicto político entre las dos nacion...