Capitulo 1

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Largos tiempos habían pasado y como dicen que no pasa en vano ya se notaban los cambios, rin quien solía ser una pequeña niña ya era toda una muchacha humana, más que eso una hermosa mujer.

Había pasado el tiempo indicado y había tenido que decidir, a pesar de su estadía con los de su especie no lo pensó dos veces cuando se trato de acompañar a aquel demonio, quien la cuido desde siempre, a quien ella admiraba y quería. Pero también sabía que ese cariño tampoco era el de antes, pues ahora ella era una mujer humana y aunque el fuese el lord de las tierras del oeste y un temido demonio. En simple palabras eran un hombre y una mujer.

El día llego y ella a ojos cerrados camino a su encuentro algo nerviosa, pero solo de no saber como aquel gran demonio se mostraría ante su decisión de estar a su lado pesar de todo. Y claro ese día seria memorable pues a pesar de la decisión que tomara aquella chica, este demonio tenía claro sus intenciones, él no se iría a ningún lugar sin la ahora mujer humana pues siempre pensó en que esa vida le pertenecía tanto como ella, claramente venia preparado pues a-hu lo acompañaba con regalos para la pelinegra, de todas formas él quería que ella llegara a sus dominios de forma apropiada, la lady del oeste no podía andar con harapos el día de su llegada a su hogar.

Rin salió rápidamente de la casa cuando lo vio ahí, frente a ella como si de una visión se tratara no se pudo contener no sabía si llorar, abrazarlo, sonreír, era un manojo de emociones y no sabía con cual reaccionar, sintió como sus piernas flaquearon al sentir como aquel demonio la sostenía.

— Deberías ser más cuidadosa, ya no eres una niña pequeña, debes fijarte más.

— Yo...— no pudo evitarlo simplemente se abrazó al cuello del amo, sintiendo su aroma, aquel que ya estaban solo en sus recuerdos — ¿vino por mi verdad? — se le quedo mirando con esa fría mirada característica.

— No sabría por que otro motivo visitaría una aldea humana - la dejo componerse y se giró— nos vamos apresúrate — ella obedeció, entro por sus cosas se despidió de todos, y salió corriendo tras el amo.

Luego de aquel reencuentro ya había pasado un buen tiempo alrededor de unos 5 meses, había sido instruida por la mismísima madre del amo quien a pesar de todo le tenía afecto y algo especial encontraba en ella, después de todo su hijo la había hecho digna ¿quién era ella para ponerlo en duda?, aunque tampoco era algo que le interesara mucho a esa altura.

— Aprendes rápido pequeña, serás toda una lady para dentro de dos meses, para ser humana eres muy buena luchando, en los modales, y esos pequeños detalles que tanto les gusta a los hombres, aunque solo lo mejor para ti, después de todo los usaras con mis hijos, no quiero una nuera mediocre —le acaricio en la cabeza — después de todo te estoy entregando lo más valioso de mi vida, cuando seas madre lo entenderás – había algo que a rin no le cuadraba o no lo estaba entendiendo, por lo que miraba algo confundida — haría todo por mi hijo, a pesar de su naturaleza algo le cambiaste y no fue para mal, se que lograras mucho más con él — se repuso y se retiro con una rin muy extrañada pues seguía con algo en su mente y no sabía si solo eran ideas suyas.

Esa noche caminaba por los pasillos de aquel gigante palacio mientras miraba a la nada. Estaba perdida en sus pensamientos cuando al chocar de frente reacciono, se separo rápidamente y toco su frente donde había recibido el impacto.

— ¿Por qué estas acá tan tarde?

— ¿Tan tarde? — miro a su alrededor donde solo alumbraran las antorchas de las paredes.

— Vete a tu alcoba y descansa, supongo que mi madre no ha sido muy piadosa al ver tu rostro – ella asintió y se dio media vuelta para caminar en la dirección correcta, hasta que con mucho temor prefirió preguntar.

Los herederos del oesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora