Capitulo 2

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Había una cabaña a los pies de un monte conocido por sus leyendas por lo que nadie se acercaba, la gente de las cercanías dicen que vivía una mujer muy bella. Esto le sirvió a la joven para pasar su embarazo tranquila alejada de todo, para poder dar a luz y de criar a sus hijos, sin que fuera considerada una humana amante de demonios pero no le serviría de mucho cuando crecieran sus hijos y para pesar de ella eran dos. Mellizos e híbridos, lo cual le creó una mala fama.

No era querida por nadie, cada vez que la veían dejaban los caminos desiertos para no toparse con ella, pues quizás qué tipo de chica era, que tenía ya dos hijos los cuales eran mellizos y para desgracia de todos híbridos, no era bien vista, la insultaban y además cada vez que tenían la oportunidad, la ignoraban o le quitaban sus alimentos.

Los hombres de la aldea solo la veían como basura a ella y a esos niños, haciéndole la vida imposible, empujándola a medida que lograban hacerla tropezar o no dejándola pescar ni comprar alimentos, era realmente repudiada.

Pero a diferencia de los cercanos, en unas tierras vecinas, el hijo un terrateniente muy rico escucho sobre la chica y comenzó a obsesionarse, después de todo un demonio había puesto los ojos en ella, por lo tanto algo debía tener de especial, si hasta la embarazo. Aquel chico acudió a su encuentro llegando a la cabaña.

— ¿Mujer? Rin parece que es tu nombre, me apiadare de tu existencia y te ayudare a salir de acá pero necesitas deshacerte de aquella criaturas que tienes por hijos —sintió hervir su sangre, si había hecho tanto por ellos los últimos 6 años quien era este tipo que se creía con derechos sobre el futuro de sus mellizos.

— No quiero ser descortés pero retírese por favor, su propuesta no me interesa en lo más mínimo y los mellizos ya están en hora de comida —el tipo la acorralo contra una pared.

— Te llevare a la fuerza si es necesario, no me tientes.

— ¡aléjate! – lo empujo para alejarlo y cerró la puerta tras haberlo echarlo del lugar.

El tipo se fue sin más creando un nuevo plan entre sus manos, el cual él lo ejecutaría durante la noche y con ayuda de algunos aldeanos. Pues si era necesario la raptaría, logrando de esa forma esperar a que ella aceptara su propuesta sí o sí. De antemano aviso a una de las mujeres que los híbridos estarían solos en la cabaña ya que para ser sincero no tenían ningún valor para alguien como él.

Al escuchar gritos supieron que el plan estaba en marcha y al cabo de unos días mandaron a llamar exterminadores para que esas aberraciones de niños no volvieran a ser vistos ni vengaran a su madre.

Rin estuvo mucho tiempo atrapada en una carreta, solo tratando de escapar dañando la piel de sus muñecas intentando huir. Por otro lado durante el amanecer, los exterminadores llegaron y lo primero que vieron los aldeanos fue a un hombre demonio, un hibrido estaba frente a ellos preguntando por los demonios, junto a una chica pelinegra muy parecida a Rin y una mujer hablo.

  —Vaya así que tú debes ser el padre de los chicos y volviste por esas criaturas — dijo aquella mujer.

 —Señora creo que no entiendo lo que me quiere decir, mis hijos están en casa, pero dijeron que habían unos demonios y quiero acabar luego para volver con ellos.

 —Inuyasha basta – kagome trato de calmarlo —dígame señora que es exactamente lo que paso.

 —Había una chica con hijos así como ese —apuntando a las orejas de perro que se veían tras kagome, pues su hijo estaba con ellos escondidos - tal vez, hasta son suyos y de la chica que raptaron, que era su madre.

 — ¿Raptaron a la madre? Y ¡enserio nadie hizo nada! —Exclamo Inuyasha, los aldeanos gritaban que esa chica no era su problema como tampoco esas aberraciones – Inuyasha volteo a ver a su hijo y sintió ganas de golpear a todos los hombres presentes por hablar de esa forma de su especie.

Los herederos del oesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora