Capítulo 7

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Su cabeza dolía a horrores, ¿Cuánto había tomado? ¿Por qué hizo esa estupidez? Al levantarse se dio cuenta que el rubio no estaba a su lado, fue algo anormal no verlo pero no le tomó importancia. El peli negro tomó una ducha antes de bajar a desayunar.

–¿Dónde está mi esposo?

Tetsurou preguntó media hora después de no ver al doncel por ningún lado.

–El joven ha salido muy temprano esta mañana –contestó la empleada mientras le servía café.

El hombre decidió dejar el tema a un lado y después de tomar el desayuno se adentró en su despacho, por hoy no iría a la empresa. Su dolor de cabeza no soportaría escuchar tantas idioteces que hacían sus empleados.

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–Mamá lo amo, Tetsurou me dio un hermoso hijo y una casa preciosa y te juro que no me ha faltada nada económico pero...

–No eres feliz–finalizó su mamá.

–El me engaña, sabía que tarde o temprano esto pasaría pero duele saber que no eres nada para tu esposo.

–Perdóname mi amor, te casaste por el bienestar de nuestra familia y el único sufriendo las consecuencias eres tú– La señora Tsukishima lo abrazó .

–Esta bien, tengo que solucionarlo.

Tsukishima no resistió quedarse en la mañana y ver temprano la cara del pelinegro, sentía vergüenza por que el mismo le había enviado esa foto mientras tenía otra amante con la que se besaba a sus espaldas.

Todo el día Kei se la pasó en la que una vez fue su casa, después de hablar con su madre el rubio se distrajo cocinando para su familia, ayudo en la limpieza de los jardines y no faltó a su clase de yoga.

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–Yo lo cuidare tú no te preocupes y habla bien con él –dijo la rubia mientras cargaba a su nieto.

–Gracias mamá.

–Papi... onde va –el doncel lleno de besos a su hijo.

–Prometo que volveré mañana mi cielo, por hoy te quedaras en una pijamada con tu abuela ¿serás un buen niño verdad?

–A chan se pota bien.

–Eso me gusta mi amor –Besó una última vez a su hijo y se despidió de su madre.

No quería que su hijo estuviera cuando enfrentara la infidelidad de su marido.

El viaje hacia su casa fue tan corto que no pudo pensar bien sin embargo no él sabia que no había nada que pensar,  las cartas habían sido puestas en la mesa y él debía escoger como jugar.

Una de las empleadas lo recibió.

–El señor Kuroo preguntó por usted –debe ser, pensó Kei.

El doncel no solía salir de casa, si lo hacía era por alguna salida importante en la Kuroo requería de la fachada de matrimonio que eran.

–Esta bien ¿sabes dónde está?

–En su despacho señor –contestó y haciendo una reverencia se retiró.

Tsukishima tocó una vez y esperó, Un "adelante" le permitió pasar y temeroso pero decidido abrió la puerta y se encontró con esos ojos gatunos que tanto le hacían temblar. Cerró la puerta sin hacer el menor ruido y tomo asiento.

–¿Dónde estabas?

–Con mi madre.

Para esta altura Kei estaba seguro que su esposo ya sabía que había leído el mensaje. Se sentía en un campo minado donde cualquier cosa podía detonar la bomba pero el doncel estaba tranquilo. Mantenía esa asombrosa tranquilidad.

Un gato infiel +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora