PV ❀ Melek Sans
23 / Agosto / 2024
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Años atrás, solía mirar por los enormes ventanales de un lugar al cual llamaba hogar, desde ahí, yo admiraba llena de ansías cada día los amaneceres de Londres; y ahora, me encontraba frente a los ventanales de otro hogar, observando sin ansias el cielo de Tokio. Sobre aquellos centenares de edificios, se hallaba un cielo despejado, azul y claro; era el amanecer de un día de agosto, dando el inicio de un nuevo día y una nueva mañana; una muy extraña.
Podía ver mi reflejo sobre el cristal, siendo incapaz de poder reconocer la propia iris de mis ojos. Irónicamente, entre mis recuerdos, se visualizaba una iris dorada, muy pronunciada. Con ello en mi mente, observé el alrededor, viendo al comedor y a lo lejos a Hotaru en la puerta de la cocina preparando el desayuno. «¿Cuánto tiempo ha pasado ya?», me pregunté. Habían pasado más de dos años desde nuestra llegada a Japón. «Ha sido muy silencioso desde entonces», los días eran increíblemente serenos a comparativa de los días de años atrás.
Hice memoria de mi relación con la música, una que se desvanecía rápidamente. Tal vez mi relación con la música habría desaparecido un par de años atrás de no ser por Stardust, aquella compañía discográfica donde arranqué mi carrera, y misma que me hizo casi finalizar con ella; era gracias a la agencia de Tokio que aún teníamos un puesto asegurado en la música. Tres años atrás, Hotaru y yo pertenecíamos a la agencia de Londres, pero todo se hizo trizas cuando la misma nos echó -o me echó- a la calle casi a patadas. La agencia de Tokio, por su lado, a pesar de ser la misma empresa, fue la que nos acogió; y su favorito evidentemente fue Hotaru, quien a comparación mía le fue de maravilla; con veinticuatros años su furor musical continuó igual de bien que cuando comenzó a los dieciseis años en la industria de manera profesional. La agencia de Japón vio todo lo que buscaba en Hotaru: talentoso, joven, cantante, multiinstrumentista; la guitarra era su preferida. Tokio lo tomó como una joya para la agencia, como un idol, imagen popular en japón y concepto que a Hotaru le encantaba. Yo conocía a ese prodigio desde nueve años atrás y sabía que adoraba ser el centro de atención.
Terminar en Japón era lo que menos nos hubiésemos imaginado, gracias a otro individuo: Kakeru Tadaomi. Este sujeto irrumpió en nuestros planes de mudarnos a los Estados Unidos (o cualquier otra región que no fuese Reino Unido) de la manera más eficaz posible; gracias a su trabajo como agente del Ministerio de Defensa en Japón, conseguir la residencia no fue precisamente un inconveniente. Parecía que el destino recompensó todo los mártires que atravesamos Hotaru y yo, cuando le dieron a Kakeru la oportunidad de tener de vuelta su sede de trabajo en Japón, al igual que a Alessandra, también amiga nuestra y pareja actual de Kakeru, la cual a su vez estaba involucrada con el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país: Alemania.
¿Cuál era mi posición entonces entre estos tres renombrados individuos?, un caso perdido. Conocida como Melek Sans, en algún punto de mi vida yo había sido considerada una artista de valor para la agencia londinense de Stardust; artista que saltó de su gloria musical hasta su -casi- desaparición al convertirse en la letrista de un proyecto debutante y pequeño en la sede de Tokio dos años atrás; fue el nepotismo [1] a través de Hotaru el que aún me permitía incluirme en esa industria, pues de lo contrario, no lo habría conseguido. A ojos de cualquiera, yo era un caso perdido que a sus veintitrés años de vida, no supo aprovechar todas las oportunidades que se le regalaron; incluso en ese ahora, aún con mi fracaso ya previsto en la industria, yo todavía guardaba un afortunado existir en ese momento o tal vez de muy poca gratitud ante las voces de todos.
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La Mirada Desconocida | » ❦ Karura Tsukinami; DL
Fanfic❦ || La resiliencia de Melek Sans comienza a pender de un hilo luego de un giro de acontecimientos que terminan con su ruidosa tranquilidad. Por otro lado, los delicados conflictos políticos del Makai provocan que Yui Komori sea resguardada en el mu...