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Una delgada sabana blanca cubría mi cuerpo mientras miraba como él se vestía para marcharse del departamento.

Me mordí el labio inferior. Realmente no podía creer al hombre que tenía enfrente, quien se ponía su pantalón porque acababa de tener sexo conmigo. Sinceramente sonaba increíble.

— ¿En serio tienes que marcharte tan pronto? — pregunto insatisfecha. 

Sé que tiene a su esposa e hijos y no puede estar conmigo tanto tiempo como ambos quisiéramos, o bueno, al menos yo quisiera.

—Sabes que sí — respondió agachándose a recoger su camisa — , hoy tengo que acompañar a Anto a hacer su ultrasonido.

Rodé los ojos fastidiada al escuchar su nombre. Su estúpida esposa y su tercer embarazo.

Él volteo a verme, después de ponerse la camisa, y volvió a hablar:

—Jenifer, no te puedes quejar, ya sabes cómo son las cosas.

Obviamente que lo sé, Lionel. Yo solamente estoy para pasar el rato. Pensé ya un poco cansada de la situación.

— Sí, claro que lo sé — respondí levantándome de la cama, dejando mi cuerpo al desnudo—. Buena suerte, papi.

Me acerqué a él y besé sus labios, mordiendo el inferior antes de dejarlos. Cuando quise retroceder, Lionel me tomó fuertemente de la cintura, llevándome hacia él otra vez y volviéndome a besar.

Sonreí entre el beso.

—¿Seguro que quieres ir con tu esposa o prefieres otro round?— pregunto pícara cuando le he dejado de besar.

Pude notar como el argentino dudó.

—Realmente me lo pones difícil. Pero creo que la primera opción, pues hoy veremos si es niño o niña. Que en serio espero ahora sea niña. —respondió emocionado por su paternidad.

Volví a rodar los ojos. Pues por un momento pude creer que se quedaría un rato más.

—Bueno, ve que se te hace tarde, súper papi. — dije sin poder evitar el tono molesto de mi voz y yendo a abrir la puerta de la habitación, mostrándole  la salida.

Él dio un suspiro.

Se acercó hasta la puerta y se puso frente a mí, mirándome a los ojos. De no sé donde saqué fuerzas para no derretirme frente a él  y mostrarme indiferente.

—Te prometo que inventaré un pretexto y hoy en la noche estaré aquí.— me informó sonriendo. Pero yo seguí con mi compostura.

Antes de irse quiso darme otro beso, pero, nuevamente sin saber de dónde, saqué fuerza de voluntad y lo esquivé.

Pude verlo rodar los ojos ahora a él  y salir de la habitación, para segundos después escuchar cómo cerraba la puerta principal.

Me tiré a la cama, que era un completo desastre, y me puse a maldecir a Lionel y a su esposa.

Lo odiaba tanto. Lo odiaba a él y a Antonella.

Solté un grito de frustración y me llevé las manos a la cabeza. 

Realmente no podía odiar más esta situación, aún así yo ya lo sabía, pues él desde un principo se encargo de dejarlo en claro.

"—No creas que yo dejaré a mi familia por ti. "

Esas fueron las palabras que el futbolista se encargó de dejarme en claro antes de que todo empezará. A las que yo, como estúpida, acepté.

Pero en ese momento nunca llegue a creer que la situación se saldría tanto de control. Más sin embargo, sí lo hizo.

...

Como Lionel lo había dicho, se inventó un pretexto y volvió por la noche. Con la noticia de que su bebé sería niño, algo que lo tenía un poco decepcionado.

Esta vez sólo nos encontrábamos en la sala de mi departamento mirando la primera película que apareció en Netflix. Ambos juntos, yo recargada en Leo mientras él rodeaba mi cintura con su brazo y con su mano acariciaba mi muslo.

Subí un poco mi mirada y miré como él mantenía su vista directa a la televisión. No sabría cómo lo haría, pero después de tanto darle vueltas por la tarde tendría que terminar pronto con esto.

—Lionel... — me atreví a decir.

Él se giró para verme a los ojos y sentí morir. No tenía ni la mínima idea de cómo terminar algo que realmente nunca inició.

—¿Qué pasa, Jen? — preguntó con su acento argentino.

Me separé de él, safándome de sus brazos y él me miró confundido.

Di una bocanada de aire e intente mantenerme firme.

—Necesito que me digas cuál es el rumbo de esto. — pedí, sonando un poco más tranquila de lo que imaginé podría hacerlo, pero destruyéndome por dentro.

—No entiendo ¿a qué te refieres? 

— ¡A esto, Lionel! — exclamé —. A esto que ni siquiera tiene nombre. 

Ups, ahora sí me falló la voz.  

Dio un suspiro y supe que ahora sí sabía a lo que me refería.

—Yo en un principio te dije que no esperarás nada de mí...

—Que no cambiarías a tu familia por mí. — lo interrumpí, diciendo las palabras que él tiempos atrás me había dicho.

Asintió.

— Nunca imaginé que esto fuera a prolongarse tanto. — respondió mirándome a los ojos.

Y ahí lo supe, tenía que terminar con esto ahora o ahora.

—Entonces, marcharte. — pedí con la voz quebrada.

Sus ojos mostraron sorpresa, obviamente no lo esperaba.

— Jen...

—¡Lárgate de una buena vez, Lionel!— grité totalmente destruida.

Estaba haciendo demasiada fuerza para que las lágrimas no comenzarán a salir y mostarme ante él como una débil,

Me levanté del sofá y caminé hasta la puerta principal, la cual abrí inmediatamente.

Lionel caminó detrás mío. Moví mi cabeza en dirección a la puerta, diciéndole que se marchara.

Se posó frente a mí y yo bajé la mirada, sabía que no podría mantenerme 5 segundos así y no llorar. Pero sin embargó él tomó mi mentón dulcemente y me hizo voltearlo a ver. Como lo dije, no pude soportarlo y lagrimas en abundancia comenzaron a rodar por mis mejillas. Haciendo lo que no quería desde un principio.

—Te quiero, Jen. — lo oí susurrar sobre mi oído derecho.

Sentí su cálido aliento viajar hasta mis labios y por un momento se detuvo en ellos, sin embargo no me besó, sino subió hasta mi frente y depositó un corto pro tierno bello allí.

Me dio una mirada rápida y salió del departamento, cerrando la puerta detrás de él.

Se marchó. Lionel se fue llevándose con él mis ganas de todo.

Escuché cómo mi corazón se destrozaba en cientos de pedazos por haber sido tan estúpida, él me dijo que no esperará nada, sin embargo yo deseaba el universo en sus manos sólo para mí.  Y aunque él sí fuese el dueño del universo que yo tanto deseaba, él ya tenía a quien dárselo, y ese alguien sin duda yo no era.

Me recargué en la puerta y me dejé caer hasta el piso, donde cubrí mi rostro con mis manos.

Rompí en llanto. Sin duda había quedado destruida. Por querer jugar con fuego al final me quemé.

___________

Pinche quemadura de tercer grado, alv xdxd.

Bueno, este el capítulo que da inicio a todo jé. Espero les haya gustado un poco. Ahora ya siguen los de instagram 7w7.

Y realmente espero les haya gustado y lo hayan disfrutado. 🙌

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