Mr. Styles

capitulo 5 - alguna esperanza -

Llegó el viernes y toda la semana el profesor Styles me había estado observando durante la clase. Cuando me percataba, él desviaba la mirada. No entendía lo que había sucedido. No soy nadie especial ni tengo nada fuera de lo común como para que se sintiera de esa forma. Para mí era demasiado extraño el hecho de que un profesor se fijara en mí. Digo, si mis padres no me dejan estar en una relación con un chico de mi edad, menos con un maestro que es claramente más adulto, pero que por alguna razón luce tan joven. Había de ser nuevo. Sin mencionar que mis padres aún no estaban enterados de mi orientación sexual y estaba muy seguro de que no estarían de acuerdo.

Terminaron las clases y debía dirigirme a mi casa; yo solo iba pensando y no dejaba de pensar en aquella noche. ¿Cuál era la razón por la que se sentía atraído a mí? Sólo le daría problemas. Yo aún los tenía con Zayn pero no eran graves, digo, Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.
Estando en mi casa me recosté y traté de calmarme ya que me encontraba muy afligido.

*Louis te llame porque quiero conocer más de ti.*

*Los demás no vendrán. Hace 3 horas que se fueron*

Resonaban e inundaban cada pequeño espacio libre que pudiera tener mi mente. Me preguntaba ¿Qué significaría ese beso? O tal vez, ni siquiera sabía que era un beso, porque parecía idiota haciéndome estas preguntas. A lo mejor fue su truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornaron superfluas. No podía saberlo. Él era raro o yo hacía las cosas raras.

Después de cuestionar eso y mi existencia entera que obviamente estaba girando alrededor del profesor Styles, comencé a caminar por toda la habitación. Quería salir y desestresarme todo el fin de semana, pasarla bien con Niall ya que era el único amigo que había hecho, pero primero debía hacer mis tareas y de lo único que tenía para el colmo era de literatura. Me aproximé a la ventana para tomar mi mochila que se encontraba muy cerca de ésta. De pronto mientras tomaba mi mochila pude apreciar un auto negro con vidrios polarizados frente a mi casa. Era escalofriante. No lo había visto antes ahí y parecía que había una persona dentro. Cerré rapidamente la ventana y por un pequeño espacio empecé a espiar. Ví como un hombre salía del carro y comencé a sentir el pulso acelerado, una gran presión y escalofrios recorrer todo mi cuerpo al ver que se trataba de Mr. Styles. No podia creerlo. Se aproximaba a mi casa.

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-Narrador-

Manchester, Inglaterra.

-¡Zayn, vuelve a la cama, amor!- exclamó Liam tras despertar sin tener a Zayn a un lado.
-¡En un momento, estoy tomando una ducha!- Respondió Zayn al oir al castaño. Se encontraba duchandose pensativo.
Algo ocurría dentro de él, algo que era diferente, como si no pudiera estar en paz, pero el sabía perfectamente las razones. Extrañaba a Louis. Cuando él se mudó a otro continente algo había cambiado dentro de Zayn, tal vez era el remordimiento de lo que hizo, porque supo que estuvo mal y aún así no tuvo un poco de verguenza en no hablar con él sobre lo ocurrido y terminar todo de una manera inmadura e infantil.
Se sentía arrepentido, no había logrado comprender cómo se atrevió a hacerle eso y con su mejor amigo. Se consideraba un patán. Quería por lo menos pedirle perdón, aunque no podía, al menos que fuera por un mensaje de texto pero eso sería patético. Sólo deseaba decirle "Ahora que se cuales fueron mis errores, no volveré a cometerlos " y enmendar todo el daño hecho, o al menos, quedar más tranquilo.

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-Louis-

Indianápolis, E.U.A.

Estaba entrando en pánico, mis padres no se encontraban en casa, entonces, ¿Por qué se escuchaba tanto ruido abajo?. Curiosamente quise ver de qué se trataba, aunque estaba seguro que sería del profesor Styles.
Abrí la puerta y me encontré justo frente a él, estaba a punto de tocarme la puerta cuando abrí.

-¡¿Qué mierda hace usted aquí y cómo carajos entró?!- Pregunté muy alterado, me sentía nervioso por su acto tan psicópata que había hecho.
-Olvidé darte un anuncio sobre el club de literatura y pues cuando me dirige a tu casa la puerta se encontraba abierta, así que decidí entrar. Perdón por el atrevimieto.- Respondió.
Mierda, me sentía como un estúpido. Había dejado la puerta abierta como si se tratara de un lugar en el que nada es peligroso o como si conocer a a todos. Respiré fuerte y traté de tranquilizarme.
-Bien, entonces dígame.
-Bueno, pues en unas semanas se viene un evento muy importante en el que las universidades del país mandan a un club de estudiantes con la categoría asignada para representar a cada una y este año se ha asignado Literatura Universal.- Me quedé sorprendido con la noticia. Nunca había participado en algo así, y a decir verdad, no me consideraba tan bueno.
-¿Entonces?...
- Que tendremos que estar trabajando en el club.
- ¿Qué días?.
- Los miércoles y los fines de semana a partir de mañana.- Lo que me faltaba era eso. Que mis unico días de descanso los tenga ocupados por el tonto club en el que me metí. No podia salirme, no ahora que mi mamá ya estaba enterada y convencida de que así me podría integrar más rápido.
-Está bien- Respondí con un tono no muy agradable.- ¿Dónde será el punto de reunión?.
- Estaremos yendo a mi casa. Esta vez, todos al mismo tiempo a las 6:00 pm.- Dijo con un tono serio.
-De acuerdo, ahí estaré mañana.
Se tornó a nuestro alrededor un silencio incómodo. Nos mirábamos directamente a los ojos, como dos extraños, eso me ponía los pelos de punta. No sé que era lo que él estaba pensando, o a qué hora diría que tendría que irse. Me estaba alterando.
-Bien, entonces me voy.
- M-me parece bien.- Balbuceé.
-Hasta mañana...
- Sí, sí, hasta mañana.
Se retiró dejándome sólo en mi habitación. Nada es tan grave como parece cuando lo piensas; entonces, ¿Qué estábamos pensando?, ¿Por qué actuabamos como dos idiotas? No me lo podía explicar, pero me tenía intranquilo.

-Harry-

Esa visita había sido demasiado incómoda después de no poder ocultar lo que pasó aquella noche en mi casa. No sabía que me estaba pasado. Ese chico parecía tener sentimientos tan puros, o al menos eso me demostraba en sus escritos. Una vez se le cayeron unas hojas de su pupitre, se exparcieron en un área lo suficientemente grande como para que yo pudiera tomar unos y guardarlos para después fingir que nada había ocurrido y que sólo había logrado tomar uno de ellos. Lleve los papeles a mi casa y comencé a recitarlos. Hubieron unos que me llamaron mucho la atención. Decían:

"Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel o su origen, su sexualidad o su religión. Si pueden aprender a odiar, se les puede enseñar a amar, porque el amor es más natural para el corazón humano que su opuesto."

"Si dos personas pueden hacerse sonreír, alegrarse la una a la otra, y hacerse olvidar por un momento de todo el dolor y la oscuridad que hay en el mundo, ¿por qué deberíamos sentir vergüenza de ello?"

Eran escritos de alguien que se consideraba diferente al resto. De alguien qué tenía gustos diferentes. Yo sabía de qué se trataba, pues soy profesor de Literatura, y me dejaba en claro que esto me daría una oportunidad con él.