33 Cuando La Idiotez Vence

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F-suspiro- solo un poco más Fate...un poco más-me decía mientras empuñaba lo más firme que me fue posible-Recuerda Fate...Lo haces por ella- me dije por última vez dando una furtiva mirada hacia mía amada cobriza.

Jail-no, no, no, mi querida Fate, descuidarse en medio de una lucha es un error de principiante-dijo mientras atacaba velozmente.

Me defendía como podía, ya que mis habilidades no estaban en su mejor auge, las heridas escocían y la pérdida de sangre me debilitaba, cada vez más y más.

Estaba haciéndolo bien hasta que el muy desgraciado uso a mi inconsciente cobriza en mi contra, lanzó una daga con la clara intención de dañarla.

Así que en un desesperado movimiento por protegerla interpuse mi espada, descuidando mi postura, dándole así un claro hueco para un ataque en mi contra, ante el cual lo único que pude hacer fue tratar de disminuir el daño en la mayor medida de lo posible.

F-Agg!!!-gruñí, Scalietti había herido de un zarpazo mi hombro, pero esto, no me doblegaría.

Jail-vamos Fate hija, ríndete así le evitaras tanto trabajo a papá, se buena chica y deja que te degollé de una vez!-gritó lazándose hacia mi nuevamente.

El dolor despertó un poco mi sentido de supervivencia, así que esta vez conseguí resistir con mayor potencia su ataque.

F-No te lo dejare tan fácil....-gruñí

Jail-Jaj, nunca podrás ganarme, te contagiaste de esa desagradable peste, que lo humanos llamar "Amor"-dijo con burla alejándose a un lugar lejos de mi espada-Adquiriste la mayor debilidad de todas" Los sentimientos", pues estos te hacen humano, y no han nada más débil y endeble que eso-sonrió- Así que, primero acabare contigo, luego mataré a esa chiquilla insolente-anuncio.

Mientras blandía su arma en mi contra, las estocadas iban y venían, tendría que acabar rápido con el si quería ganar, ya que el tiempo estaba en mi contra, con cada minuto que pasaba me sentía más débil.

Tomando una última bocanada de aire, puse toda mí concentración en el que sabía sería el último ataque de uno de los dos, pues aquel que fallase moriría.

El pareció leer mi pensamiento y sonrió con suficiencia, mientras se posicionaba.

Deje salir el aire que no sabía había contenido durante tanto tiempo, y tome una nueva bocanada lista para atacar.

El me miraba fijamente con aquellos ojos tan detestables, tan confiados mientras que yo no era siquiera capaz de parpadear, sin sentirme vulnerable.

Blandí mi espada en su contra con la clara intención de atacar su abdomen, y al ver como el de inmediato se movió para evitar mi "seguro" ataque, prácticamente pavoneándose burlonamente de mí fallo.

Al ver eso no pude evitar sonreír, pues él había picado completamente el anzuelo así que cambie rápidamente la trayectoria de mi espada, cosa que no se esperaba al verme tan débil, y en un solo movimiento rebane su cuello, no sin antes recibir de lleno un terrible golpe en el estómago que casi me deja inconsciente, al parecer ese había sido, su último ataque.

Jadeante me erguí para ver el momento exacto en el que se ahogaba con su propia sangre, yaciendo así, inerte en aquel frio suelo de mármol.

Una vez el último soplo de vida escapo de él, el campo invisible que me aprisionaba se dispersó, gracias a ello me sentí con más energías, pero a la vez toda la tensión que había estado tan presente en mi cuerpo, desapareció también, haciendo que mis piernas temblasen cual gelatina, así que caí de sentón en todo mi apaleado trasero.

Amar Es Ser Un Gran IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora