Gritos

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Gritos. Eso fue lo único que oyó. La cabeza le daba vueltas, y una sensación de ahogo le atenazaba. Abrió los ojos lentamente, viendo cómo todo a su alrededor daba vueltas. Notaba seca la boca; las muñecas, se dio cuenta unos segundos después, estaban atadas a unas cuerdas sobre su cabeza. Temblando por el frío y el miedo, intentó desatarse, pero no podía al estar colgando. Quiso gritar, pero un pañuelo sucio se lo impedía. En el lugar había tres hombres, aunque podía oír levemente gritos de otras mujeres.

¿Dónde estoy?

Es lo primero que pensó, recordando que ella está a en el bosque con sus amigos de acampada. Sus pensamientos fueron hacia ellos, aunque por poco tiempo, porque su cuerpo sufrió una descarga eléctrica en el vientre provocada por una picana.

Historias de mi menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora