VI

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Dejaré esta foto del lindo trasero de Jimmy y me iré. Disfruten del capítulo.

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Esa noche Keith pidió salir de improvisto a sus amigos; Jeff no pudo asistir, pues acostumbraba cuidar a los hijos de sus vecinos cuando ellos tenían un compromiso importante. Eso no fue del todo malo, Jonesy comenzaba a cansarse de la presencia de Beck en su círculo social.

—¿Cuál es tu motivo?— le preguntó Jones justo antes de entrar en uno de los bares más populares de la zona.

—Mis padres pelearon de nuevo— sonrió.

—¿Eso es bueno?— cuestionó Jimmy.

—Para mi billetera sí— dijo Moon. Su cerebro utilizaba la "diversión" como un escape a la realidad en casa, encargándose de hacerle sentir que no le importa lo que sucedía mientras su beneficio inmediato estuviera presente, en este caso el dinero para comprar alcohol.

—Entonces tú invitas— le aseguró Jones.

Justo en cuanto abrieron las puertas el ambiente los absorbió. Todo eran risas y júbilo. Los tres amigos bebieron entre bromas tontas y carcajadas.

El oxígeno puro que era inyectado en la sala cada cierto tiempo por el personal del bar y el exceso de alcohol en la sangre generaban un ambiente de diversión artificial, que mirado a detalle, por un observador sobrio, lucía todo menos bello y divertido: algunos vomitando en los rincones, baños o cubetas; otros llorando como nunca en su vida; unos cuantos pesados buscando pareja, siendo rechazados más de una ocasión, bailes ridículos; y un sin fin más que no podrían clasificarse fácilmente.

En el fondo del bar estaba el equipo de futbol bastante animado. Casi todos ya se habían ido para ese momento, entre los que quedaban Dave y Robert bebían con menor entusiasmos, en el caso del primero por haber bebido ya suficiente.

—Qué suave— sonrió Dave frotando un rizo dorado de Robert, luego se rió— Tú... eres un buen amigo, uno muy bueno— comentó tratando de sonar sobrio mientras abrazaba al rubio.

Robert alejó sus manos un poco incómodo. Era común que cuando Dave tomaba de más se volvía muy cariñoso con quien tuviera enfrente, siempre y cuando fuera hombre. Al parecer nadie había unido las piezas correctamente y su "masculinidad" continuaba intacta ante la sociedad.

—¿No me quieres?— le preguntó a Robert después de ser apartado.

—No, Dave. No te soporto— respondió menos ebrio que el otro. Robert bebió por despecho esa noche, extrañaba a Jimmy y le dolía no tenerlo.

—Yo sé que te agrado— rió Mustaine volviendo a pasar sus manos por el cuerpo de Robert para un abrazo incómodo. Robert ya no se resistió, hasta que la mano de su portero se deslizó por su muslo.

—¿Qué haces?— lo empujó.

—Nada— Dave levantó las manos, mostrando las palmas abiertas. Robert se frotó el rostro con ambas manos, pero se detuvo al ver a Jimmy dirigirse al sanitario.

Una extraña sensación lo invadía, algo que no podría poner en palabras. Se puso de pie y caminó esquivando a la gente hasta el baño. No sabía era su mente jugándole un truco, pero tenía que averiguarlo.

—¿A dónde vas?— cuestionó Dave, pero fue ignorado.

Al entrar buscó a Jimmy con la mirada y rápidamente lo encontró. El más delgado cerró su bragueta y caminó hasta el fregadero.

—Sabía que eras tú— le dijo el rubio, a pesar de que otro chico se revisaba los dientes en el espejo del baño.

—Si hubiera sabido que estarías aquí no habría venido— le aseguró. El joven que cuidaba su imagen salió del sanitario y entonces Robert sintió que podía hablar sin censura.

Jimbert - How many more timesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora