Capítulo 3: confianza

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Me dirigí a Loktar, una ciudad al este del reino. Había escuchado que allí vivía un vampiro llamado Gabriel, y que tenía una red de información bastante amplia. Me preguntaba si podría averiguar algo sobre los asesinos de Magnolia y mis padres, pero primero tenía que ganarme a Gabriel.

Para ser sincero, nunca había tratado con vampiros. No suelen salir mucho, y la mayoría pertenecen a la nobleza, así que no sabía cómo iba a resultar aquello.

De camino a Loktar, encontré un hombre tirado en el suelo. Era más o menos de mi edad, e iba bien vestido. Su ropa estaba manchada de sangre, pero estaba roncando.

-Oiga. -Le dije, intentando despertarle. -Despierte.

-Eh... ¡AH! ¿Quién eres tú? -Dijo el hombre, sobresaltado.

-¿Qué hace tirado en mitad del campo?

-Ah... anoche me fui de fiesta y... tengo que volver a casa. -Respondió, pero con dudas. Ocultaba algo.

-¿Se dirige usted a Loktar, por casualidad? -Intenté persuadirlo. A lo mejor, si me acompañaba, podría sacarle información.

-Ehhh... Sí, claro. ¿Me acompañaría usted? -Sorprendentemente, también estaba intentando persuadirme. En ese momento no intuía con qué fin.

-Claro. Por cierto, mi nombre es Patch.

-Drael, un placer.

Le pregunté acerca de su vida personal, y prácticamente todo sonaba a excusa barata. No tenía información útil, hasta que por sorpresa, me atacó. Me tiró al suelo.

-Una bonita noche, Patch. Lo siento, pero has caído en mi trampa.

-No estés tan seguro, humano de mierda. -Volví mi brazo una hoja afilada y traté de intimidarlo, pero en seguida se calmó.

-Espera, ¿no eres humano? No me hagas daño tío, necesitaba comer... -Dijo Drael.

-No, no lo soy. Y ahora podrías explicarme por qué coño me has atacado. -Yo seguía intimidándole en busca de información.

-Ya te lo he dicho, necesito comer... Me hago el borracho en el campo y asalto a viajeros que deciden acompañarme. No está mal, ¿eh?

-Pues deberías asegurarte de si tus presas son humanas o no. -Dije, un poco más calmado.

-Lo siento... Me han echado del gremio y tengo que buscar sangre por mi cuenta.

-Con que un vampiro... ¿Conoces por casualidad a un tal Gabriel? -El muchacho comenzó a prestarme mucha atención cuando mencioné a Gabriel.

-Claro, es el jefe del gremio. ¿Acaso lo conoces? ¡Por favor, ayúdame a volver al gremio!

-No, no lo conozco de nada. Solo me interesaría negociar con él. ¿Hay alguna posibilidad?

-Sí, claro, no hay ningún problema, salvo por que necesitas algún contacto en el gremio. Yo podría ayudarte, pero... me han echado. Si me ayudas a regresar, podrás negociar con Gabriel.

Ese tal Drael me estaba chantajeando, pero estaba desesperado, así que acepté. No sabía en lo que me acababa de meter.

Al llegar a Loktar, me acogió en su casa. No tenía una cama, pero a mí me importaba poco. Me enganché al techo y dormí como un rey.

Al día siguiente salí a visitar la ciudad, y al volver a casa de Drael, descubrí que acompañarle no era una buena idea.

Una pila de 20 cadáveres estaba situada en el centro de la habitación. Drael se encontraba junto a ella.

-¿Qué has hecho? ¿Tanta sangre necesita un vampiro?

-C...claro... Llevo mucho sin comer... -Dijo, con un tono inseguro. Volvía a ocultarme algo, no me fiaba de él en absoluto. De pronto, uno de los supuestos cadáveres intentó decir algo.

-No... so...mos... hu... huma...nos. Mo... mons...truo... -Dijo ese hombre agonizante. Después, murió.

-¿Cómo? ¿Qué has hecho, Drael? ¿Qué son esas personas?

-Ah, me has pillado... Creía que podrías unirte a mí, pero vas a unirte a ellos. Au revoir, Patch.

Drael se lanzó a mi cuello. Me clavó sus colmillos, pero no dio resultado.

-¿Qué coño eres? ¡MUERE! -Drael cogio un cuchillo e intentó atravesarme.

-Soy... la muerte. -Me transformé en él, y acto seguido, le atravesé el corazón. Murió en el acto.

Comprendí que no podía confiar en nadie, y procedí a marcharme de esa ciudad. Si todos los vampiros eran así, prefería no tener nada que ver con ellos. Me sentía triste por ver a toda esa gente muerta, pero ya estaba acostumbrado, por desgracia.

Al salir de casa de aquel loco, había dos hombres esperándome.

-¿Drael Andersen? -Preguntó uno de ellos. Era alto, y llevaba una capucha negra que le cubría el rostro.

-No, no se encuentra aquí. ¿Pasa algo? -Les seguí la corriente.

-No, nada, asuntos personales.

-Le avisaré si lo veo. -No me arriesgaba a decirles que había muerto, la casa estaba llena de cadáveres. Además, no sabía quiénes eran, ni si eran humanos.

-Muy bien. Por cierto, no se preocupe, no tiene que ocultarnos nada. Sabemos quién es usted.

Por favor, acompáñenos. No le haremos nada. -Aquel hombre sacó una medalla. Una "medalla de agua", símbolo de la unión sombra. Supe que podía confiar en ellos, y los acompañé.

La unión sombra es lo que nosotros podríamos llamar gobierno. Se compone del consejo, formado por un representante de cada raza; y por los agentes, que actúan bajo las órdenes del consejo. Esos dos hombres encapuchados eran "lágrimas", humanos que han decidido mezclarse con nuestro mundo y vivir bajo la protección y el mando de la unión.

-¿Adónde nos dirigimos? -Pregunté.

-Señor Patch, el consejo se encuentra ahora mismo en Loktar, y ha pedido una audiencia con usted.

-¿El consejo? ¿Una audiencia con el consejo? Debe haber un error. -Dije, asombrado. No sabía qué podía querer el consejo de alguien sin importancia como yo.

-Cuando llegue se le explicará todo. Ah, por cierto, gracias por acabar con Drael Andersen. Llevábamos un tiempo tras él. Será usted recompensado.

-No hay de qué. Fue instinto, él me atacó.

Seguimos andando hacia el hotel Niebla, donde se supone que se alojaba el consejo. Allí encontré a alguien muy familiar...

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora