Capítulo 2: Familia - Parte 02

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Había pasado una semana desde que Fritz había abandonado la taberna, y mi suerte no había cambiado ni un poco. Todavía no había sido capaz de completar ni una sola buena acción. Quise preguntarle a Parfait si sabía algo sobre Fritz y su maldición, pero se había ausentado de la taberna por más de una semana y estaba ilocalizable. Cuando le pregunté a Delora por qué Parfait se había ido, todo lo que la bruja me dijo era que estaba ocupada lidiando con la acelerada expansión de la Maldición de los Cuentos de Hadas, así que solo me quedaba esperar su regreso mientras continuaba con mis quehaceres diarios.


Hoy acompañaba a Waltz de nuevo a la juguetería, porque quería comprarse materiales para sus futuros espectáculos. La tienda de Viorica era tan completa que no solo podía encontrar marionetas, sino también todo lo necesario para modificar su cabina y hacer todo tipo de escenarios para sus historias.


Pero ahora no logro encontrarle. Antes estaba echando un vistazo por esas estanterías... ¿A dónde habrá ido?


Giré por una esquina y mi mirada quedó atrapada de nuevo en el muestrario de las muñecas. Una en particular consiguió captar mi atención, y no pude evitar maravillarme ante su belleza. Su tez era pálida y sus cabellos eran largos y dorados. Sus ojos eran del color del cielo despejado, y llevaba un hermoso vestido verde pálido con encajes de color blanco.


Si tan solo tuviese el dinero suficiente para comprarte...


Me percaté de que había un hombre situado justo a mi derecha, enfrente de un osito de peluche que había sobre un estante. Al principio no le reconocí cuando le vi de perfil, pero cuando le miré mejor supe identificarle.


¿Ese no es... el padre que vi aquí con su hija hace unas semanas?


El hombre miraba al osito gigantesco que su hija quería, ese para el que no tenía suficiente dinero. Observé cómo abría una de sus manos y descendía su mirada hacia ella. En su palma había varias monedas de oro. Había mirado antes la tarjetita del precio del osito de peluche, y estaba segura de que ese hombre no tenía todavía el dinero suficiente para comprar el que deseaba.


— Y pensar que todavía no he ahorrado lo bastante... —se lamentó el hombre, soltando un suspiro— Y ahora ¿qué le puedo regalar por su cumpleaños? —sus ojos se desviaron con desesperación hacia el siguiente estante y se llevó la mano libre a su cuello, frotándolo con nerviosismo.


En cuanto el hombre se apartó de esa zona, me acerqué hacia el osito de peluche que antes había estado observando y lo cogí entre mis brazos. Su textura era muy suave y de alguna forma, abrazarlo me reconfortaba. Podía entender a la perfección por qué a la niña le había gustado éste en concreto.


Sin pensármelo dos veces me moví al mostrador, sujetando el osito de peluche contra mi cuerpo con un brazo mientras que con la otra mano intentaba alcanzar mi dinero. El rey me había entregado esa bolsa de monedas hacía muchos meses atrás, aunque nunca había llegado a usarlas.


Pero si compro este osito, me quedaré sin nada...


~Cinderella Phenomenon~ Ruta de WaltzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora