GOOD ENDING: La Estrella Más Brillante

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Nada más abrir las puertas y cruzar hacia el interior de la habitación, la primera persona a la que vi fue a Madre. Estaba sentada de forma regia en el trono, pero mientras me aproximaba hacia ella me percaté de que en el rato en el que se había ausentado con Waltz, había palidecido más todavía. Después desvié mis ojos hacia Waltz, quien estaba arrodillado junto a ella como un leal sirviente. Las cuerdas de luz le mantenían atado en ese lugar en contra de su voluntad.


— ¡Waltz! —exclamé en cuanto le vi.


— Lucette, ¡no deberías haber venido! —exclamó él con desesperación. En cuanto Madre hizo un gesto con su mano, las cuerdas plateadas que le tenían preso se apretaron, haciéndole gruñir de dolor.


— Guarda silencio ahora —le ordenó Madre. Mientras la observaba, mi mente trabajaba a toda velocidad, desesperada por planear algo que nos sacase de ésta.


Si Waltz todavía no se ha escapado, debe ser porque esas ataduras evitan que pueda usar su magia. Si pudiera romper la concentración de Madre, quizás podría liberarlo. Pero ¿cómo puedo hacer algo así?


Un terrible dolor viajó por mi pecho e hizo que mi corazón se estremeciera. Puse una mano sobre mi pecho y mis labios dibujaron una mueca. Sentía como si una parte de mí se hubiera escindido en mi interior.


Esta sensación... ¿Podría significar que el escudo que creé alrededor del palacio ha sido destruido?


— ¿Oh? Parece que tenemos visita —dijo Hildyr, sonriendo de lado.


— ¿Visita? —repetí, jadeando un poco. En apenas unos segundos la puerta de la sala volvió a abrirse y Parfait entró de pronto con expresión austera. Delora iba justo a su lado— ¿Por qué estáis aquí? —les pregunté, entre sorprendida y alarmada— Todos los que están fuera...


— Están a salvo —me interrumpió Parfait— Garlan, Jurien y Karma están haciendo cuanto pueden para evacuarlos a sus hogares. Allí estarán a salvo.


— Y luego estás tú —dijo Delora, frunciéndome el ceño— Has cometido una estupidez muy grande viniendo aquí por tu cuenta.


Antes de que pudiera decir nada, Hildyr se adelantó— Ah, qué triste. Esperaba que viniesen más refuerzos, pero parece que solo sois vosotras dos —dijo la reina.


— No necesitamos a un ejército para detenerte, Hildyr —le espetó Parfait con sequedad. Los labios de Madre se tensaron en una fina línea al escucharla.


— Audaces palabras —replicó Madre— Pero quizás deba recordarte que soy la que tiene al rehén. Si veo que movéis un solo dedo, acabaré con la vida del chico. —la reina se giró hacia mí de nuevo y se rió disimuladamente— Y estoy muy segura de que mi hija no querría que algo así ocurriese, ¿verdad que no, cariño?


Tragué saliva con nerviosismo y desvié mi mirada de Madre a Waltz, cruzándome con la suya. El brujo movía su cabeza repetidas veces en mi dirección, sus ojos brillando con insistencia. Quizás no podía decirme a las claras lo que pasaba por su cabeza, pero le conocía lo bastante como para saberlo de sobra.

~Cinderella Phenomenon~ Ruta de WaltzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora