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Louis llevaba sentado en una de las bancas del centro comercial hace exactamente cinco minutos. Cinco minutos que se le habían hecho eternos. Empezaba a pensar que quizás Harry nunca llegaría, quizás solo le había hecho una broma al decirle que iba a ir. Entonces se empezó a poner nervioso, empezó a jugar con el borde de su camiseta pensando en por qué había venido si era obvio que Harry no tenía la intención de ni siquiera ser su amigo.

Entonces cuando Louis pensó en pararse e irse a su casa a llorar, una figura se paró delante de él. En cuando subió la cabeza para ver de quien se trataba, vio a la persona más hermosa que podría ver a lo largo de su vida.

Cabello corto con algunos rizos, ojos color esmeralda, una mandíbula afilada que ya le daban ganas de besar, labios rellenos que quizás podría morder algún día. Y millones de cosas más que Louis pudo guardar en su cabeza en tan solo un par de segundos. Ese que estaba en frente, era el mismísimo Harry Styles.

Louis se levantó de golpe haciendo a Harry retroceder un paso, entonces las mejillas del ojiazul enrojecieron y la risa del rizado llegaron a sus oídos.

—Hola. —dijo Harry con una sonrisa en su rostro. No podía creer que Louis era aún más hermoso en persona que en fotos.

—Hola. — contesto Louis esquivando la mirada.

Primero fueron al cine y vieron una película de amor cliché que a ninguno de los dos les gustó, pero no fue aburrido gracias a que rieron gracias a las estupideces que decía Harry, o simplemente sus presencias.

Luego fueron a Starbucks, pasearon por el centro comercial y se conocieron el uno al otro. Louis había aprendido que Harry tenía un muy mal sentido del humor, pero aun así se reía de sus chistes por los malos que eran. También que tenía cierto don en la cocina, especialmente en la pastelería. Y Harry aprendió que Louis era una persona muy tímida, dulce e inocente. Adoro a Louis en tan solo una tarde, entonces no se quería imaginar lo que iba a pasar al correr el tiempo.

—¿Sabes? —hablo Louis mientras comía un poco de helado de frutilla. — En nuestra segunda cita tienes que prepararme un pastel.

—¿Entonces para ti, esto es una cita? —pregunto Harry en tono de burla, haciendo que Louis se avergonzara.

—N-no, lo siento, yo...

—Para mí también es una cita. —trato de calmarlo Harry, pero aun así divirtiéndose con los ojos asustados de Louis.

—Idiota. —rio Louis.

Y siguieron hablando y conociéndose hasta que cayó la noche, y Louis tuvo que irse. Entonces Harry quedo mirando como Louis desaparecía por las calles de New York, creyendo que quizás había logrado encontrar el amor en tan solo una tarde.

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