Por Impulso

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No pude dormir, estoy nervioso, ¿y si no viene?

"si no viene sería muy injusto de su parte después de todo lo que has hecho por él"

Si no vienes pues quedará en él descubrir todo, es inteligente pero dudo que en una noche descubra el verdadero significado de esas claves pero aún así no creo que le sea imposible.

Camino de un lado a otro en mi habitación, ¿que hago para matar el tiempo? Es muy temprano y yo le calculo que vendrá hasta entrada la tarde, si no viene volando, que espero que así sea, tardará en llegar.

"y si es que llega"

Suspiro y antes de saltar por la ventana hecho un último vistazo a mi habitación, mi cama aparentemente ordenada, las puertas del armario entre abiertas, varios pares de zapatos regados por el polveado suelo, en una esquina un puñado de ropa sucia y en mi escritorio la caja de fotografías, lo primero que vi cuando regrese a este odioso lugar, simplemente extrañaba ver su rostro y a falta del Goten de carne y hueso me tuve que conformar con el de tinta y papel.

Salto por la ventana, necesito despejar mi mente además de que necesito un café bien cargado y algo para desayunar.

Camino por las calles de la capital, con la cabeza gacha y con las manos en los bolsillos además de que oculto mi rostro en la capucha de mi sudadera, el color inusual de mis cabellos no ayuda mucho para pasar desapercibido, no quiero llamar más la atención de lo que ya lo hago.

Llego a una tienda de autoservicio, de las que están abiertas siempre las 24 horas del día y me dirijo a las cafeteras, tomo el vaso tamaño jumbo  y lo lleno del café que se supone es el más fuerte que venden, le pongo la tapa sin agregarle azúcar y un popote, es irónico que los vendan con popotes cuando es imposible beberlos sin quemarnos la lengua.

Lo dejo un momento en la barra y destapó una sopa instantánea y tomo agua precalentada, la vierto en el vaso térmico y mientras espero a que se cosa bien, me dirijo a las cajas, donde sólo una esta abierta.

Un hombre de mediana edad me ignora cuando me acerco a la caja a pagar, solo muerde un hot dog como si no quisiera que se terminará.

-buen día, dos sopas instantáneas y un café jumbo - digo cortante

El extiende su mano y me mira de arriba a abajo

-¿soy o me parezco? - preguntó fríamente viendo como la manzana que tiene en el cuello se mueve y su mano comienza a temblar casi involuntariamente, saco un par de billetes y se los entrego tratando de que mi mano no rose la suya, lo que menos quiero es que active alguna alarma para llamar a la policía solo por que le doy miedo.

Me siento en la barra y como mi miserable desayuno, sintiendo como el líquido caliente quema mi garganta, de algún modo es reconfortante sentir ese ardor.

Trato de comer lo más lento que puedo mientras miro por la ventana.

"¿tienes algo mejor que hacer?"

La verdad no.

No puedo pensar en otra cosa que no sea su rostro surcado en lágrimas, ¿¡por que carajos lloraba!?

No recuerdo haberlo visto llorar antes, el siempre mantenía esa sonrisa encantadora, ¿por que lo hacía? ¿Me lo dirá cuando lo vea? Le tengo que preguntar, es un hecho. Y que se joda quien lo haya hecho derramar una lágrima, yo me encargaré de eso, es un hecho.

"¿y como le preguntarás si no viene?"

Y de nuevo esa maldita duda, si no fuera por que tengo que ocultar mi rostro, ya me hubiera quitado el gorro y me estaría jalando los cabellos de pura frustración y desesperación de no saber la respuesta.

La otra cara de la moneda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora