_________ seguía en la casa de Justin, intentando distraerse con algo. Pero no podía.
Las horas le parecían años enteros, sin él no era lo mismo. Sin su mal genio de vez en cuando, o sus momentos picantes, sin sus sonrisas, ni sus miradas que tanto la excitaban. Sin sus abrazos... sin nada. La casa parecía vacía. Ni el televisor podía sacarla del aburrimiento y la preocupación. Hasta que pasaron las noticias... dentro de los tres días que Justin había prometido y más. Ya había pasado una semana, y nada.- Se organizó una guerra en Rusia... - decía la joven reportera. ________ solo podía ver cadáveres y incendios –...había agentes y soldados de por en medio, prominentes sobre todo de Estados Unidos... – a ________ se le puso la piel de gallina, deseando que Justin estuviera bien. Siguió escuchando atenta - ... treinta y dos muertos y siete heridos graves, otros tantos desaparecidos.
Los ojos de ________ se humedecieron. ¿Ninguno que no hubiera sufrido daños?
¿Alguno siquiera que solo fuera herido leve? Dios mío, rezaba que al menos, Justin fuera uno de esos siete. Llamaron a la puerta. ________ fue a abrir a toda prisa.- ¡Kellen! – lo abrazó con todas sus fuerzas. Él sonrió amargamente.
- Cuidado, nena... - ella se apartó. Observó que estaba algo mal herido y sobre todo, lleno de polvo.
- Perdóname... - sonrió, buscando algo de esperanza en los ojos del compañero de Justin. Pero no vio nada. Solo un destello. ¿Es que acaso ese rudo hombre estaba a punto de llorar? La chispa de esperanza que le quedaba a __________ se esfumó. Los ojos se le inundaron de lágrimas, sintió una gran opresión en el pecho, el aire le faltó.
La garganta le ardía, tenía un nudo en el estómago. Negó con la cabeza, apretando los labios. Y murmuró su nombre – Justin...- Lo siento... - Kellen la miró, la abrazó, y él también... dejó que salieran las lágrimas – Lo siento, nena.... – hasta a él se le ahogó la voz. – me dijo que te diera esto... - se sacó un sobre de su pantalón y se lo entregó a ________. – Al menos, a muerto dignamente.
Si estás leyendo esto... es porque... algo salió mal, cariño...
Siento no estar aquí a tu lado ahora mismo, pero... no quiero que llores ¿eh? Que sepas que te estoy viendo desde arriba y por la noche tendré que hacerte alguna travesura, castigándote por llorar por un estúpido como yo.
¿Sabes? Las horas me parecen años aquí, me cuesta tanto seguir adelante sin ti. La comida está asquerosa, nada se compara a los platos que tu... mi amor, sabes hacer.
Además estoy rodeado de estupidos pajeros... y pensar que yo podría tenerte entre mis brazos ahora mismo... si les enseñase una foto tuya, se les caería la polla al suelo. Pero paso... no quiero que tengan sueños eróticos con mi nena.
¿Sabes otra cosa? Quiero que seas feliz, que rehagas tu vida... y que te acuerdes de este testarudo hombre de vez en cuando. Quiero que tengas hijos... entre ellos una hija, que salga a su madre, que tenga esa mirada limpia, y ese gran corazón que tú tienes. Quiero que disfrutes, en otro hombre, de lo que a mí no me ha dado tiempo de darte.
Y quiero que sepas, que yo... estando ahí arriba... o en todo caso, ahí abajo, donde pertenezco más, estaré pensando en ti, en cada hora, cada minuto, cada segundo.
Te amé... te amo... y te amaré. Siempre.
Justin Bieber.Era la séptima vez que leía la carta. El pañuelo estaba empapado, y ella, sentada en el peldaño de la casa de Justin, no sabía qué hacer. Se sentía acabada, se sentía sin vida.
Un brazo, algo tembloroso la rodeó por detrás.
- Te dije que no lloraras por un imbécil como yo. Te tendré que castigar.
_______ abrió la boca, de par en par se giró, y se lanzó encima de Justin.
- Eres tonto... dios mío... no sabes lo mal que lo he pasado... - ________ empezó a llorar, de nuevo, como nunca lo había hecho.
Justin estaba herido, pero lo más importante es que estaba vivo. Justin la besó, tiernamente. Los besos que ella había echado tanto en falta.
- Te dije que... te dije que volvería. Y esta vez, para quedarme, para estar contigo. Para siempre.