Entre Pétalos de Flores

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Llegué al trabajo, como siempre temprano y antes que los demás. Vi las hermosas flores que adornaban el lugar que sería testigo de aquel acto nupcial.

Comencé arreglando las sillas, poniendo los manteles y los centros de mesas. Los ramos en sus respectivos lugares y los nombres de cada invitado.

Era una mezcla de sentimientos, feliz porque estaban enamorados y otra nostálgico por la falta de un amor a mi lado. Que se le podía hacer, parecía ser el sujeto del desamor.

***

Se empezó con la ceremonia, ella venía con un hermoso vestido blanco, él... la esperaba con ansias y podía notar los nervios de ese novio. Al llegar al altar se tomaron de las manos y no volvieron a soltarse.

Yo me quedé en una esquina en donde no me podían ver, en donde podía contemplar todo desde mi perspectiva. Nadie sabía todo lo que se ocultaba en esa extravagante ceremonia.

Ella le fue  infiel durante fueron novios por cinco años con el primo que no era más que un casanova bisexual que amaba ser el alma de las fiestas y por supuesto, se encontraba presente.

Él, Park Chanyeol el novio, tuvo relaciones sexuales con un sin fin de mujeres y hombres cuando trabaja en un bar en las afueras de la ciudad.

La tia, era la madrina, odiaba a su sobrina desde el día que nació. Ella no pudo concebir ni un hijo, y esa pequeña que hoy era una mujer, le arrebataba el cariño de su madre.

El padre del novio, decía en sus adentros que por fin deseaba deshacerse de su hijo menor, que prefería mil veces que se casara con una cara de puta, a vivir toda su vida prostituyéndose, y él tapando sus cochinadas. Ahora suspiraba de felicidad, ya estaba en la puerta de la vejez y era hora de ir por alguna colegiala que quisiera dinero, de todos modos se lo merecía –decía él– por años tolerando a su esposa que ya había muerto hace un año.

Los hermanos gemelos de la familia de la novia. Estaban enamorados de Park Chanyeol, el novio. Se les notaba en la mirada que lloraban por nunca haberlo conquistado y que a lo mejor Chanyeol prefirió la vagina que otra cosa.

Y ahí estaba yo, un pobre imbécil que creyó en sus palabras y se tragó el cuento de las alfombras de flores japonesas, en los viajes de amor y el felices para siempre.  Un pobre tonto inocente que entregó hasta lo más puro de su cuerpo, su alma, su corazón, todo su ser.

Ella no sabía de donde venía esa fortuna, el estaba feliz por tener más dinero, y yo estaría feliz al saber que ambos no tendrían lo que querían. Ellos no iban a ser felices.

Saqué un revolver y primero apunté a la persona que me engañó, disparé. Seguidamente fue a ella, se lo merecía, vengué a todos que la odiaban.

ChanBaek | Una Lluvia De Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora