Capitulo 3: Jazz

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Anabelle:

Tocan al timbre y voy a abrir con Jazz en los brazos, cuando veo por la mirilla quien es abro enseguida.

Es Bianca, me mira extrañada y yo me río.

—Soy la niñera.

—Vaya, no lo sabía. Me acabas de quitar un gran peso de encima, no sabía con quien me iba a encontrar cuidado a Jazz y como no me gustara pensaba echarla de la casa, hasta ahora lo he estado cuidando yo, casi siempre, siento aprecio por el pequeño.—Lo miró sonriente.

—No me extraña, es una ricura de niño.

Entramos y vamos hacia el salón, Bianca me quita a Jazz de los brazos, me da curiosidad así que le pregunto de donde conoce a Luhan y me comenta que lo conoció cuando ingreso a trabajar a la empresa donde él trabaja.

—¿Has conocido a todos sus amigos?  no dejan que cualquiera se le acerque el pequeño.

—Me di cuenta ayer—Me sonrojo al recordar lo estúpida de que debí parecerles el día de ayer cuando Luhan me dejo a solas un momento con el pequeño y sus amigos llegaron. Me hicieron muchísimas preguntas que no supe responder tan rápido.— voy a la cocina a por agua.— le digo y emprendo mi camino.

— ¿Cómo te llevas con Jazz?— Me pregunta Bianca siguiéndome.

—Muy bien, es una dulzura de niño.

—Sí, incluso ha robado el corazón de su padrino— Comenta refiriéndose a Albert, su esposo.

—Parece hijo de Luhan.— Comento sirviendo el vaso de agua.

—Él lo quiere como un padre.— Dice Bianca mientras se acerca a mi.

—Es lo que es, padre no es quien te tiene, si no quien te cría.— Una pequeña sonrisa se me escapa.

—Sí y tú lo sabes mejor que nadie.— Bianca sonríe dulcemente.

—Sí  pero supongo que Ainara puede hablar mejor— Se que una sonrisa nostálgica apareció en mi aunque intente evitarlo.

—Anabelle, llevas toda la vida tratando que Ainara no se sienta desplazada y solo has conseguido con esa actitud, desplazarte a ti misma.

—Estoy bien así, me gusta estar en mi mundo.— Empiezo a beber el agua tratando de evitar la conversación, este tema de verdad puede llegar a incomodarme muchísimo. 

—Te comprendo pero...

—Estoy mejor así—Repito con más convicción e interrumpiendo lo que iba a decir.

Voy hacia el fregadero esperando que Bianca se dé cuenta que no quiero hablar de Ainara. Siempre he querido complacerla para tener su cariño y en veinte años no lo he conseguido.

Mi hermana me envidia y cuando era pequeña decidí dejar de hacer lo que a ella le gustaba, porque parecía que todo eso también le molestaba. Si iba a una fiesta y yo estaba "más bonita" que ella se pasaba días enfadada conmigo, si hacia un regalo a mis padres y les gustaba más que el suyo al final aparecía roto. Me cansé de esa actitud y decidí no hacer nada mejor que ella, porque en el fondo sé, que ella lo que realmente envidia de mí es a mi padre, Ainara no es la hija biológica de mi padre y la pobre piensa que no la quiere igual que a mí.  Siempre ha tratado de mejorar en todo para ser la mejor de las dos. 

Hace años que me cansé de jugar su juego,  yo no soy ni mejor, ni peor que ella,  yo solo soy su hermana.

****

Después de que se fuera Bianca he estado con el peque, jugando con él y estudiando. Estudio a distancia cuando estoy de viaje, a mi padre no le importa mientras apruebe, aunque a veces esto me sea imposible; miro la cocina para ver que tiene que comer, puesto que hace un rato Jazz andaba con hambre. Encuentro pollo y un poco de arroz, así que voy a mi cartera, tomo el móvil y busco la receta de una buena comida casera de pollo. 

Enamorada del novio de mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora