Yoongi se encontraba en su despacho, últimamente tenía mucho trabajo.
Yoongi es el dueño de una gran y exitosa empresa, por eso, los días que no era importante su presencia en la oficina, se quedaba en casa a trabajar para poder pasar más tiempo con su pequeño bebé.
Se encontraba revisando unos papeles, hasta que un pequeño Hobi asomó su cabecita por la puerta, y notó que el mayor traía puestos sus lentes.
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El pequeño salió disparado a su habitación, buscó algo entre sus accesorios, y por fin lo encontró.
Decidido, entró a su despacho y se sentó en el regazo de Yoongi.
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JH: Daddy, ¿necesita ayuda?. -Hobi entendía perfectamente todo lo que estaba haciendo él mayor, en ocasiones pasadas le había ayudado-
MY: Oh bebé, me encantaría, tengo demasiado trabajo. -Dijo apoyando su mentón en el hombro de su bebé.-
Hobi asintió, le dio un pequeño besito en sus labios y se sentó a su lado, comenzando a leer todos los documentos que se encontraban regados por todo el escritorio.
A la vista de Yoongi, era demasiado tierno como Hoseok leía detenidamente cada documento, algunas veces frunciendo el ceño y otras muy concentrado buscando información de la empresa en la computadora.
Después de algunas horas de hacer trámites, poner algunas firmas, y revisar la actividad de la empresa, terminaron, demasiado hambrientos, es por eso que ahora se encontraban cocina un poco de ramen instantáneo.
MY: Muchas gracias bebé, sin tú ayuda nunca hubiera terminado. -Dijo abrazandolo por la espalda, y apoyando su mentón en el hombro del más pequeño-
JH: Oh cariño, no debes de agradecer, quiero que descanses por que últimamente te notó muy cansado. -Dijo con un tono de preocupación en su voz y voltenado para mirarlo directamente a los ojos-
MY: No se que haría sin ti amor, te amo demasiado. -Le dijo sinceramente, dándole un pequeño beso en sus labios-
Hoseok es lo único en su vida, sin él todo sería una mierda y es por eso que está muy agradecido con él
JH: Yo te amo mucho más. -Dijo regalandole una sonrisa seguida de otro beso pero más duradero-
Cuando el ramen estuvo listo, se dirigieron al comedor, y entre risas y besos robados, degustaron del delicioso ramen.
La pareja se sentía tan feliz, con una paz indescriptible, se tenían uno al otro y eso bastaba para ambos, su amor era puro e incondicional, el más fiel de todos.
